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La candidatura de Barcelona para la Agencia Europea del Medicamento esquiva el ‘procés’

La ciudad condal es firme candidata a la EMA, pero el jaleo político lastra sus posibilidades.

Claudi Pérez
La ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, con el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona y el conseller de Salud.
La ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, con el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona y el conseller de Salud.Delmi Álvarez

Al filo de las 17.30 hora arrancó con toda la pompa la presentación de la candidatura en Bruselas. Realismo mágico en su máxima expresión: el Gobierno, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona se esforzaron por cerrar filas en favor de la capital catalana y por obviar el efecto negativo de la crisis política por el desafío independentista, que merma ostensiblemente las opciones de Barcelona, en un acto en el que evitaron las menciones al procés.

La ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, el consejero de Salud de la Generalitat, Antoni Comín, y el teniente de alcalde de la ciudad, Jaume Collboni, se vieron arropados por el sector del medicamento, eurodiputados, embajadores, representantes de las instituciones europeas y medios de comunicación. La pregunta era inevitable: ¿De veras tiene opciones Barcelona cuando la EMA se va de Londres por el Brexit y la crisis ha llevado a casi un millar de firmas a abandonar Cataluña?

Respuesta corta: muy pocas. La larga es que Barcelona "cumple con brillantez los criterios técnicos", como se encargó de subrayar la ministra, tiene gran atractivo para los altos funcionarios europeos y es una brillante marca internacional. "La opción de Barcelona como sede de la EMA es un excelente ejemplo de cómo se puede funcionar con diálogo y cooperación", dijo Comín. "Se trata de un proyecto de unidad entre las tres Administraciones que puede servir como ejemplo para superar la situación actual en Cataluña", secundó la ministra.

El procés reduce tanto las opciones que el Gobierno reclama a la UE que base su decisión en criterios puramente técnicos. Si esa decisión termina siendo política, como suele suceder con las sedes de las grandes agencias, España tiene las de perder.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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