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Murciélagos para combatir las plagas del arroz y la chufa

El proyecto ‘Aliadas de la noche’ tiene como objetivo el control biológico de las polillas

Un agricultor coloca en un campo una de las cajas que ofrecen refugio a los murciélagos.
Un agricultor coloca en un campo una de las cajas que ofrecen refugio a los murciélagos.mónica torres

Los labradores de la huerta de Valencia miran con preocupación los cultivos de chufa. Cuando llega noviembre, el tallo verde intenso que se ha desarrollado desde abril, se agosta y se seca sobre la tierra, momento en que se ha de recoger el preciado tubérculo. Pero desde hace unas temporadas este proceso se adelanta unas semanas. El curso vital de la planta se ha modificado por una plaga que ha sido identificada hace tan solo unos meses. Se trata de un insecto, una polilla nocturna, la Bactra bactrana, que, en su fase de oruga, se alimenta de la hoja de la chufera hasta matarla.

Enric Navarro, agricultor y secretario de la Denominación de Origen Chufa de Valencia, explica que la chufa es un cultivo marginal —“solo se hace aquí”— por lo que las casas de productos químicos no se molestan en investigar contra las plagas que les afectan. Es difícil encontrar fitosanitarios autorizados para combatir la polilla y se ha buscado una alternativa de control de plaga biológico, el de los murciélagos, que ha dado buenos resultados en otros cultivos. Hay precedentes de su eficacia contra el ‘cucat’ del arroz, en el delta del Ebro, y la que afecta a la viña, añade Navarro.

El proyecto “Aliadas de la noche”, financiado por el Ayuntamiento de Valencia con la colaboración de Acció Ecologista Agró, la asociación Roncadell , la DO Chufa de Valencia, junto con los investigadores de la empresa Elytra Agroscience Services y de la Universidad Politécnica de Valencia, apuesta por la sostenibilidad en la producción de alimentos. La iniciativa pretenden el retorno de los murciélagos a los campos, con este objetivo, se están instalando refugios para estos pequeños y voraces mamíferos en puntos de la albufera y de la huerta que rodea la ciudad.

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Vicente Sancho, miembro de Roncadell, se encarga de revisar la ocupación de las cajas. De momento se han colocado unas 50, “estamos intentando atraer a un murciélago, el Pipistrellus pygmaeus, conocido como el murciélago de Cabrera”. Es una de las variedades más comunes de quirópteros y está acostumbrado a vivir cerca de la gente. En época de cría, las madres que han de dar de mamar a sus retoños, pueden comer más de 2000 insectos por noche, “son más eficaces que los insecticidas químicos”, puntualiza.

En el laboratorio, la entomóloga Cristina Navarro va desentrañando los misterios de la plaga que afecta la chufa. Después de meses de trabajo le han puesto nombre y apellido al insecto, Bactra bactrana. “Ahora conocemos los ciclos vitales del insecto: cuándo eclosionan los huevos y las generaciones que nacen a lo largo del verano”, explica la investigadora.

Enric Navarro valora este trabajo, “lo desconocíamos todo de este insecto”, este proyecto ha permitido introducir un enemigo natural muy potente. También ayuda a racionalizar el uso de pesticidas. Los labradores tienen un conocimiento tradicional agrario, basado en la experiencia, que les dice que hay polilla en la planta. Además, ven cómo el chufar se “tumba” antes de tiempo, “en agosto, porque esta polilla barrena el tallo y lo mata”.

En los últimos años el rendimiento de los cultivos ha bajado muchísimo, explica Enric Navarro. "Si estábamos recogiendo de media unos 1.800 quilos de chufa por hanegada, en las últimas temporadas hemos bajado a los 1.100 kilos. “Imagina el descenso en el rendimiento”, reflexiona. El año pasado se pagó el kilo a 0,70 céntimos. La pérdida económica supone el beneficio que el labrador sacaba por la chufa, “ahora se queda cuenta con paga”, añade.

El siguiente paso es valorar si el rendimiento baja directamente por el efecto de la plaga o por otra patología que pueda haber en el suelo o en la chufa, como un hongo o una bacteria. En la DO Chufa de Valencia están preocupados por la fluctuación de los precios y la disminución de la producción. “Estamos en un momento dulce”, asegura Navarro. El pequeño tubérculo ha entrado en el ámbito de los superalimentos y de la cosmética, “cada vez hay más interés en la chufa” pero la tierra está agotada porque no hay otra alternativa de cultivo en verano. Preocupados por el futuro, una solución pasa por recuperar el terreno que ha ocupado el cítrico, donde no hay problemas de plagas ni enfermedades; otra, por investigar para encontrar un material vegetal sano. La última, cruza la noche, silenciosa y voraz.

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