Adiós al rector que plagió hasta a su padre
Este miércoles se celebran elecciones y se va Suárez que ha construido su carrera a la sombra de su progenitor, presidente de la Hermandad del Valle de los Caídos
Las elecciones este miércoles en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC) suponen el adiós como rector de Fernando Suárez (1964), convertido en una figura mediática por sus 15 plagios a una veintena de autores. Es la despedida sin fastos de un hombre que ha labrado su carrera a la sombra de su padre, el afamado medievalista Luis Suárez (1924), vinculado a la Fundación Francisco Franco y presidente de la Hermandad del Valle de los Caídos.
Sin conocer la biografía de Luis Suárez, autor de la polémica entrada de Franco en el Diccionario biográfico español, no se entiende la de Fernando. Tanto, que el rector plagió sin disimulo en su obra De Jerusalén a Roma (Ariel, 2006) trozos del libro de su progenitor Los judíos (Ariel, 2003) en un centenar de páginas. “A Luis y Josefina, mis padres. Este libro es fruto de su enseñanza y ejemplo”, arranca el volumen. No es la primera vez que ha dedicado la obra al plagiado.
Fernando Suárez no llegó a dimitir, pero el escándalo de los plagios le forzó a no presentarse a los comicios. Tiene un delfín, Javier Ramos, exdecano de Telecomunicaciones, que se enfrenta a la catedrática de Comunicación Política, Rosa Berganza, más identificada con los sectores críticos, que ha guardado silencio estos meses. Berganza argumentó a EL PAÍS que su silencio se debía a la “red clientelar”, tejida durante años, en cuyo centro estaría Suárez, que se marcha por el revuelo externo y no por movimientos internos.
El rector ha intentado seguir la estela de su padre, controvertido rector en Valladolid (1965-1972) y director general de Universidades (1972-1973). Pero su faceta investigadora no es comparable. El patriarca fue Premio Nacional de Historia en 2001, mientras que la extensísima producción del hijo —ingente para alguien dedicado a la gestión 14 años— ha caído en el descrédito. Fernando fue expulsado de la comisión permanente de la conferencia de rectores y previsiblemente tendrá que declarar por haber fusilado casi entero un libro del catedrático Miguel Ángel Aparicio. Una perito ya ha hecho un informe que el Ministerio de Educación ha prometido estudiar.
Su presencia en la Academia de la Historia ha sido desigual. El padre es desde 1993 miembro numerario, mientras el hijo ha pasado de ser académico correspondiente (colaborador) a estar “suspendido”. Su carrera como medievalista, además, fue infructuosa. No sacó la plaza de profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, donde trabajó su padre, y probó suerte con una segunda tesis sobre la historia del Colegio de Abogados de Madrid en la que plagió a su mentor, Rogelio Pérez Bustamante, próximo a su vez del padre. Este cambio de rumbo hacia la historia del derecho fue acertado, pues así comenzó su meteórica carrera hasta ser rector.
Pérez Bustamante no critica al rector, ni lo hace José Antonio Escudero, editor de obras con plagios de Suárez y presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, una institución que el rector abandonó en enero antes de verse su caso en comisión. Su relación es muy estrecha. Escudero entró en la Academia de la Historia avalado por Luis Suárez y estuvo en el tribunal en el que Fernando Suárez se acreditó como catedrático con un trabajo plagiado.
Aunque quede ya en el terreno de la anécdota, tal es la cercanía entre ellos que hay textos iguales hasta cuando se escriben artículos laudatorios. Escudero calcó varios párrafos de una reseña favorable escrita por Castor Miguel Díaz Barrado, también de la URJC, a un libro de Suárez. Díaz Barrado intenta justificar este episodio asegurando que Escudero no quiso plagiar, sino que hubo una “errata” porque tenían que haber salido los dos nombres: “Prueba es que en mi recensión pone ‘a mi juicio’ y en la conjunta pone ‘a nuestro juicio”. La obra reseñada por ambos es 1096. Los orígenes del antisemitismo en Europa, un corta y pega de un texto de José M. Rodríguez, medievalista de la Uned, como adelantó la plataforma Pírate Suárez. Es el plagio número 15.
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