Turquía purgó a cuatro de sus funcionarios destinados en España
Tres diplomáticos y un militar en paradero desconocido después de que se les ordenara regresar a Ankara
Cuatro funcionarios turcos destinados en España, tres diplomáticos y un militar, fueron destituidos de sus puestos tras la intentona golpista del pasado 15 de julio con la orden de que regresaran a su país, pero ninguno de ellos lo hizo. Se trata de tres diplomáticos adscritos a la Embajada de Turquía en España y de un militar destinado en el Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad de la OTAN en Bétera (Valencia).
Pese a la orden recibida, no se presentaron ante sus superiores, probablemente por temor a ser detenidos como decenas de miles de militares, jueces, profesores o periodistas. El portavoz de la Embajada asegura ignorar su paradero y si alguno ha pedido asilo en España.
El caso español no es una excepción. Cerca de 40 militares turcos de alto rango han pedido asilo en Alemania y otro grupo numeroso lo ha hecho en Noruega. El Supremo griego ha rechazado la extradición de ocho militares turcos que huyeron a Grecia a bordo de un helicóptero Black Hawk tras el golpe frustrado, lo que ha provocado la ira del régimen de Erdogan, que amenaza con romper el pacto que ha frenado la llegada a las costas griegas de cientos de miles de refugiados.
La situación de los funcionarios turcos purgados en España no fue abordada por el ministro de Asuntos Exteriores, con su homólogo turco, Mevlüt Çavusoglu, con quien se reunió el jueves en Madrid, según un portavoz de su departamento, que dijo ignorar también si alguno ha pedido asilo político. Fuentes diplomáticas aseguran que al menos uno de los destituidos había expresado su intención de marcharse a Alemania.
Durante su intervención pública en Madrid, Çavusoglu reconoció que el 20% de los diplomáticos turcos ha sido purgado y justificó esta medida acusándoles de traición y de haber filtrado documentos secretos a terceros.
La concesión de asilo político a funcionarios de un país socio de la OTAN, reconociendo que su Estado no les garantiza los derechos fundamentales, constituye una situación insólita y un foco de tensión entre aliados. En estos momentos, sin embargo, el objetivo prioritario de Ankara es conseguir que la Administración de Trump le entregue al clérigo Fetulá Gülen, exiliado en EE UU, a quien considera el cerebro del golpe frustrado.
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