La exesposa de Correa se escuda en la ignorancia ante el tribunal
Carmen Rodríguez Quijano afirmá que fue administradora de empresas por “confianza” en su expareja
Por no conocer, Carmen Rodríguez Quijano, exesposa de Francisco Correa, no acertó ni a la hora de recordar el año de nacimiento de la hija que comparte con el cerebro confeso de la trama Gürtel. En la vigésima primera jornada del juicio del caso Gürtel, la fiscal Concepción Sabadell se estrelló contra un muro de ignorancia y negación. Cada una de las preguntas sobre su papel en las empresas de la red obtuvo la respuesta, ya clásica, del cónyuge que vive en la inopia y que opta por no preguntar quién y cómo paga el teléfono, el coche o a la empleada del hogar: “Fui administradora [de Special Events, Pasadena Viajes y TCM] por confianza con mi exmarido, iba solo a firmar cuando me llamaba él”, repitió como un frontón ante las preguntas de la acusación pública.
La desvinculación de Rodríguez Quijano, cuya primera imagen pública corresponde al 5 de septiembre de 2002, cuando acompañó, enfundada en un vestido de Lorenzo Caprile, a su marido, testigo de la boda de Alejandro Agag y Ana Aznar, fue tozuda, pese a la presencia en el sumario de numerosos documentos, entre ellos facturas, firmados por ella. Esta negativa absoluta le llevó a incurrir en contradicciones sonoras. “No he sido trabajadora de Pasadena” [la agencia de viajes de Correa], sostuvo. A renglón seguido de esta respuesta, la fiscal le recordó que estuvo dada de alta en la Seguridad Social como empleada de esta sociedad entre abril de 1996 y noviembre de 1997.
Sobre otra mercantil de Correa, TCM, de la que fue administradora, Rodríguez Quijano no supo concretar a qué se dedicaba. "No sabía qué era y qué no era; era un poco lío para mí. No recuerdo", dijo. Una de las pocas concesiones que realizó la exesposa de Correa fue reconocer que las tres sociedades que administró trabajaron con el Ayuntamiento de Majadahonda antes de su incorporación en el consistorio en 2001.
La acusada, para quien la fiscalía pide 35 años y siete meses de prisión, aseguró que no recibió “jamás” ningún dinero de la caja b de la trama a través del contable José Luis Izquierdo. También negó que abonara 50.000 euros, como sospecha la fiscalía, al exalcalde de Majadahonda (Madrid) Guillermo Ortega, el mismo que la contrató en el Ayuntamiento en 2001 como asesora de comunicación y luego jefa de gabinete pese a no tener “nada de nada de nada” de idea del funcionamiento de un municipio y haber terminado solo “la EGB y el COU”.
La ignorancia de Rodríguez Quijano abarca a bienes de gran valor económico como la casa a su nombre que adquirió a una sociedad de Guillermo Ortega. La exesposa del jefe afirmó que no sabe exactamente cómo abonó esta vivienda, valorada en 385.000 euros. La Fiscalía considera que Quijano, con el conocimiento de Correa, adquirió la vivienda sabiendo que Ortega era su verdadero propietario y lo hizo como pago a sus servicios a favor de empresas de la Gürtel (la empresa del exalcalde ganó 32.000 euros con la operación).
Correa y Rodríguez Quijano están divorciados desde hace “uno o dos años”. Según ella, la convivencia comenzó a deteriorarse en 2002, lo que no fue óbice para que la pareja tuviera una hija en abril de 2004 –dio con la fecha al segundo intento-. La esposa del cerebro de la trama puso un velo a todas las relaciones sociales que hizo con su marido. Aseguró que con el extesorero del PP Luis Bárcenas y su esposa Rosalía Iglesias han coincidido “en alguna cena de grupo con más personas”, y que con la exministra de Sanidad Ana Mato, antigua esposa del acusado Jesús Sepúlveda no ha tenido “ningún trato”.
"No eran personas de mi entorno, ni de mi trato. No me parecía raro ni no raro, no le daba importancia, la verdad", ha contestado Rodríguez Quijano a las preguntas de la fiscal. El capítulo de negaciones se ha extendido a los viajes que realizó a través de la agencia que administraba. Ha insistido en que todos fueron organizados por Correa y que no sabe cómo se pagaban, ya que ella no ha abonado ninguna cantidad al respecto. "Normalmente, no era yo quien los pedía, era mi exmarido el que decía vamos a tal o cual sitio".
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