“Puede que quienes mataron a mi hermano ya no estén en España, pero quien dio la orden sí”
El hermano del padre de la familia asesinada en Guadalajara colabora ya con la Guardia Civil para resolver el brutal crimen
Walfran Campos lleva cinco días en Madrid, de plató de televisión en plató de televisión. Ha tenido que regresar a España antes de lo previsto. Su idea era volver (para quedarse) dentro de un mes. Ya vivió en este país por dos temporadas. Primero él solo, como jugador de fútbol, entre 1996 y 1998. Y después, como camarero y acompañado de su hermano menor Marcos de 2007 a 2013.
Pensaba volver a vivir con él, y con su mujer Janaina y los dos hijos pequeños de ambos, como siempre: “Vivimos ya juntos en A Coruña y en Murcia”, recuerda. Esta vez se irían a “un chalé de cuatro habitaciones, con piscina y seguridad en una urbanización”, en Pioz, Guadalajara. Su hermano le había mandado fotos de la casa, cuyo alquiler pagarían juntos. La misma casa que vio en la edición digital de EL PAÍS desde Joao Pessoa (Paraiba, noreste de Brasil) el pasado lunes 19 de septiembre, después de enterarse por la prensa local de que una familia brasileña con dos niños de cuatro y un año habían sido descuartizados en España. La imagen de “ese chalé, la piscina...”, en la pantalla de su ordenador confirmó sus peores presagios: “Mi hermano, mi cuñada, mis sobrinos”. Degollados, descuartizados y metidos en bolsas plásticas desde hace más de un mes, el mismo tiempo que llevaba sin tener noticias de ellos.
“La última vez que hablé con él fue por WhatsApp, me contó cómo era la casa nueva, estaba contento de que yo me viniera y de que mi madre y mi hermana pasasen con nosotros aquí la Navidad. Había decidido que su objetivo era trabajar en un tanatorio, un trabajo tranquilo en el que pagaban bien, y dejar de ganar mil míseros euros al mes con los que no les llegaba para nada”, cuenta. Fue el 16 de agosto. Días antes de ser asesinado, según determinaron después las pruebas forenses.
Marcos no aguantaba mucho tiempo en ninguna parte. Era un tipo con ínfulas de grandeza, habituado a vivir por encima de sus posibilidades: “No sabía administrar bien el dinero”, reconoce su hermano. Había ido encadenando deudas. “Pidió un préstamo a un banco para montar un café en A Coruña y fracasó, luego se metió en la construcción y también le fue mal, al final siempre acababa de churrasquero en algún restaurante brasileño, ganando mil euros al mes y con un horario partido que le obligaba a matar las horas muertas con gente que…, nunca sabes…”, cuenta Walfran, de 45 años, desde la habitación de su hotel en Madrid.
“Mi hermano tenía muchos sueños, quería ganar dinero, pero las cosas no le salían y mil euros no eran suficientes para sus sueños”. Walfran, entero pero falto de horas de sueño y cansado, cree que pudo meterse en un lío feo por dinero y sospecha que “los monstruos que le mataron de ese modo salvaje seguramente ya no estén en España, pero quien les ordeno que lo hicieran, sí”.
Insiste en que la Guardia Civil “debe buscar pistas en sus lugares de trabajo”. La última cadena de restaurantes en la que trabajó, según sus familiares, es Che, de origen argentino.
Desde que llegó a España, ha estado colaborando con la Guardia Civil: “Les he contado mis sospechas, lo que yo hablé con mi hermano que le preocupaba...”.
Definitivamente, Marcos tenía problemas económicos y, aunque su hermano no da detalles para no entorpecer la investigación ni reconoce que huía de alguien, piensa que la casa de Pioz era más un escondite que otra cosa: “Es muy lejos”. “En junio le tuve que mandar 800 euros y le dije que aguantase en la habitación de Torrejón donde estaba hasta que yo llegara, pero marchó”.
Según Walfran, el mayor de los dos hermanos varones en una familia de seis huérfanos de padre, Marcos “se iba de los trabajos porque no aguantaba al encargado, o porque no le daban un aumento, o eso contaba”. Lo de que regresara a Brasil, allá por 2012 “fue por la crisis de España y porque había conocido a Janaina por Internet”. Al poco tiempo regresaban todos “con la idea de tener más calidad de vida”.
Walfran estará en España “hasta que se resuelva el crimen o hasta que logre el dinero suficiente para repatriar los cadáveres”. Ha abandonado la idea de quedarse: “Sé que quien encargó la muerte de mi hermano está aquí”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.