Rajoy se apunta el éxito de Feijóo para reafirmarse
El PP interpreta el batacazo del PSOE como una "penalización por el bloqueo"
La tercera mayoría absoluta de Alberto Núñez Feijóo en Galicia da a Mariano Rajoy un esperado balón de oxígeno después del trago de la investidura fallida y de estos nueve meses de su suplicio en funciones. El líder del PP aprovechará el éxito de Feijóo para reivindicar su liderazgo y tratar de recuperar la iniciativa política después de dos semanas en las que el partido ha estado otra vez a merced de los escándalos —el nombramiento de José Manuel Soria; la investigación de Rita Barberá...—, aislado políticamente por las secuelas de su corrupción y sin espacio para intentar colocar su mensaje.
El presidente en funciones siguió el escrutinio en la sede de Génova, acompañado por su mujer, Elvira Fernández; la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, la secretaria general, Dolores de Cospedal; su jefe de gabinete, Jorge Moragas, los ministros Íñigo Méndez de Vigo e Isabel García Tejerina; los vicesecretarios Fernando Martínez-Maillo, Pablo Casado, Javier Arenas y Andrea Levy; el presidente del Senado, Pío García-Escudero, y el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón. Antes de las diez de la noche, Rajoy telefoneó a Feijóo y a Iñigo Urkullu par felicitarles por su victoria electoral, así como a su candidato en Euskadi, Alfonso Alonso, que perdió un escaño respecto a los resultados de 2012.
El líder del PP se apuntará el tanto de Feijóo como otra demostración de fortaleza del partido en Galicia, con casi 100.000 militantes, tres escaños por encima de la mayoría absoluta (41) y más votos que en 2012 pese a la irrupción de nuevas fuerzas políticas como En Marea-Podemos, o Ciudadanos.
En Euskadi, al PP no le preocupaba tanto el escaso número de votos y escaños obtenidos -finalmente se quedan en 9 escaños- como la posibilidad de servir o no al PNV para gobernar y tener así una contrapartida para negociar la investidura de Rajoy. Pero los populares han ido perdiendo también la confianza en esa vía en los últimos días pese a la fuerte apuesta realizada con su candidato, Alfonso Alonso, uno de los políticos que sonaba para todo en el partido y que figuraba también en las recurrentes quinielas sobre la sucesión de Rajoy. "El PP está dispuesto a hablar con el PNV y con cualquier otro partido", declaró este domingo Dolores de Cospedal tras alabar el "talante negociador" de su partido.
En cualquier caso, el PP continuará con la presión al PSOE. La número dos del partido interpretó este domingo en los resultados una “penalización a quienes mantienen el bloqueo”. Rajoy y la dirección nacional de los populares mantienen que desde que Pedro Sánchez se negó a pactar nada tras las elecciones generales del pasado 20 de diciembre, el PP no ha hecho nada más que ganar y aumentar su diferencia en votos y escaños sobre el PSOE.
En la cúpula del PP y en La Moncloa, sin embargo, tienen más que dudas sobre que los pésimos datos obtenidos por los socialistas en Galicia (pierden cuatro escaños) y Euskadi (caen siete) vayan a forzar una rectificación de Sánchez en favor de la abstención para favorecer la continuidad de Rajoy en el Gobierno. Dan por hecho que no será así y que ese panorama tampoco cambiará tras el Comité Federal del PSOE del próximo sábado.
Nuevas elecciones
El aparato central del PP y Rajoy ya se han resignado de hecho a la convocatoria de otras elecciones generales en diciembre, las terceras en un año. El presidente en funcione ya expresó durante la campaña electoral vascas y gallega que está preparado para acudir a esos comicios de nuevo como candidato con “ánimo y ganas”. Cree que el PP y su lista obtendrán más votos, pero en su entorno también admiten con temor que el cansancio, el hartazgo y una mayor abstención puedan perjudicar a todos los partidos y que la suma final de su pacto con Ciudadanos vuelva a quedarse en las puertas de la mayoría absoluta.
En cualquier caso, Rajoy reunirá este lunes a su comité ejecutivo para analizar los resultados y escenificar, una vez más, el cierre de filas por si en octubre, en la última oportunidad para evitar la repetición de elecciones, alguien tuviera la tentación de resucitar el debate sobre si con otro líder en el PP sería factible un pacto con el PSOE para sortear el bloqueo actual.
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