Guindos y el `rescate´ que no fue
El libro del ministro de Economía, Luis de Guindos, nos dice -España amenazada, Editorial Península- que en julio de 2012 el gobierno de Mariano Rajoy evitó el "rescate completo" de España tras el rescate bancario de primeros de junio de dicho año. Sin embargo, el ministro no aporta información, habida cuenta de su presunta participación en la tarea de evitar el rescate, sobre los hechos. No solo no se advierten en el relato datos que abonen sus afirmaciones sino que oscurece y altera la secuencia de los hechos para encajarlos en su conclusión predeterminada.
Guindos dedica 14 páginas bajo el título Al borde del colapso a contar lo que según él ocurrió en aquellos días. Pero ya en páginas anteriores, al hablar del rescate bancario - las ayudas prácticamente impuestas por el Eurogrupo a primeros de junio de 2012-, nos habla de la amenaza de "rescate completo", al estilo de Grecia, Portugal e Irlanda.
Estamos a primeros de junio de 2012.
"En plena batalla campal, el presidente Rajoy me preguntó por mensaje cómo íbamos. Le expliqué de manera telegráfica el lío que tenía montado y me contestó pidiéndome que aguantase el tirón porque «España es un gran país». Estoy convencido de que la mayoría al otro lado del hilo telefónico pensaba lo mismo, pero quizá su lectura era un poco distinta. Si España —un gran país, en efecto— entraba en un rescate completo, el proyecto del euro saltaba por los aires. La amenaza quedó bastante clara. Too big to fail (Página 110).
Bien. Guindos nos está diciendo que era difícil pensar en un "rescate completo" de España al ser la cuarta economía de la Eurozona.
Sin plantear una reflexión sobre el origen de la crisis, la burbuja de crédito e inmobiliaria que él como secretario de Estado de Economía con Rodrigo Rato como ministro y vicepresidente, había negado en 2003 y 2004, Guindos apunta: "Los problemas estaban centrados en el ladrillo y en el colapso financiero que había generado el estallido de la burbuja inmobiliaria y de crédito" (Página 125).
Prosigue: "Las presiones para que solicitáramos el rescate completo no solo venían de fuera. Entre los empresarios, banqueros y medios de comunicación de España fue un clamor durante todo 2012. En septiembre, el presidente del BBVA, Francisco González, dijo en el Foro ABC que, «cuanto antes, mejor», España debía solicitar ayuda exterior. Un editorial de El País en diciembre de ese año titulado «Rescate urgente» decía que «aplazar la petición de rescate equivale a condenar a la economía española a una recesión prolongada y dolorosa» (Página 126).
Sin especificar fecha, Guindos recuerda: "Tuve muchas llamadas entonces con la misma petición, consejo o súplica. Pero hubo una que recuerdo de manera especial porque fue muy reconfortante. Emilio Botín, presidente del Santander, me llamó para decirme que había que pedir 160.000 millones de euros al FMI. Le contesté que con eso no teníamos ni para empezar, que si queríamos cubrir los vencimientos de deuda pública de dos años tenía mos que irnos al medio billón de euros. Le dije que estábamos haciendo todo lo posible por evitarlo y le expliqué las negativas consecuencias de un rescate. Me contestó: «Ministro, tú sabes más y, en lo que hagas, yo te apoyaré" (Página 126).
¿Cómo evitaron el rescate?
"El presidente Rajoy marcó la estrategia y, en cada momento de dificultad extrema, la instrucción era clara y constante: evitar el rescate" (Página 127).
Guindos solemniza hechos que están en la hemeroteca:
"Los días 24 y 25 de julio viví los momentos más críticos. Fue cuando más cerca estuvimos de pedir el rescate. En poco más de 24 horas estuve en Roma, Berlín y París, dando saltos por Europa por ese orden con el avioncito. En Berlín cené con Schäuble en un precioso restaurante la noche del 24 de julio. Le expliqué que España estaba en una situación límite, que el Tesoro español solo podía aguantar un mes, es decir, se quedaba sin fondos para pagar las pensiones, las prestaciones por desempleo o los sueldos de los funcionarios, por poner solo unos ejemplos. El debate sobre si Grecia podía continuar en el euro nos estaba matando, añadí, porque era iniciar un camino hacia lo desconocido que podía arrastrar a la débil España. Le pedí que Alemania actuara para reforzar la moneda única" (Página 27).
Bien.
Guindos prosigue: "Durante el verano de 2012 se sucedieron varios acontecimientos trascendentales en Europa para entender el período de relativa calma que empezamos a notar un año después: el Consejo Europeo de finales de junio que adoptó el compro miso de la Unión Bancaria, proyecto que los cuatro grandes países del euro concretamos en noviembre; las palabras de Draghi en julio («whatever it takes») y la puesta en marcha de las OMT (outright monetary transactions), y el cambio de actitud de Alemania respecto de la permanencia de Grecia en el euro. Todo contribuyó, pero creo que esto último fue lo más decisivo de manera inmediata, junto con la puesta en marcha de la Unión Bancaria más a medio plazo" (Página 128).
El ministro alude a lo que ha sido un viraje histórico del Banco Central Europeo (BCE) casi como quien no quiere la cosa: "Las palabras de Mario Draghi el 26 de julio de 2012 tuvieron también un efecto balsámico sobre los mercados. «El BCE hará todo lo necesario para sostener el euro. Y, créanme, eso será suficiente"- Y señala: "Era el preludio de la puesta en marcha el 6 de septiembre de la OMT (Outright Monetary Transactions) el programa de compra de deuda pública en el mercado secundario. España no llegó a utilizarlo nunca, pero es verdad que la medida trasladó el mensaje de que el BCE iba a defender el euro con toda la artillería. Aquello, en los momentos de dudas que vivíamos, tuvo su eficacia" (Página 130). Vaya. "Tuvo su eficacia..."
Y esto es todo.
¿Se puede probar un negativo?
Es decir: ¿se puede probar por qué no hubo rescate?
Carl Sagan explica: "Su incapacidad de invalidar mi hipótesis no equivale en absoluto a demostrar que es cierta. Las afirmaciones que no pueden probarse, las aseveraciones inmunes a la refutación son verdaderamente inútiles, por mucho valor que puedan tener para inspiramos o excitar nuestro sentido de maravilla"
Pero en este caso las afirmaciones no son inmunes a la refutación.
Vayamos al comienzo de lo que podríamos llamar la mitología del rescate que ahora intenta alimentar el libro de Guindos.
El día 5 de junio de 2012, en plena vorágine del rescate bancario, Cristóbal Montoro, de paso por Sevilla, concedió una entrevista al periodista Carlos Herrera, en Onda Cero. La prima de riesgo del bono público español (diferencia con el Bund o bono público alemán a diez años) se había disparado desde hacía varias jornadas. El 5 de junio se situaba en 508 puntos básicos.
El ministro, a la pregunta de Herrera sobre si vendrían los hombres de negro a España (por la troika del FMI, el BCE y la Comisión Europea), contestó que no.
¿Por qué?
"España no es rescatable técnicamente", dice Montoro.
Es decir, España no era Irlanda, Portugal o Grecia.
La cuarta economía de la Eurozona no era "técnicamente rescatable".
¿No es acaso lo que Guindos dice en una de las citas que acabamos de incluir?
"Si España —un gran país, en efecto— entraba en un rescate completo, el proyecto del euro saltaba por los aires. La amenaza quedó bastante clara. Too big to fail"
Demasiado grande para caer.
Pero es que España no estaba sola. Los mercados también acosaban a la tercera economía de la Eurozona, Italia. Aunque la prima de riesgo del bono público italiano estaba por debajo del español, seguía siendo muy elevada a pesar de que Jean-Claude Trichet, el presidente del BCE, enviara, el 5 de agosto de 2011, a Silvio Berlusconi y a José Luis Rodríguez Zapatero sendas cartas con las condiciones para comprar bonos en los mercados secundarios.
Reanudemos. Cuatro días más tarde, el fin de semana del 9 y 10 de junio de 2012, mientras el ministro Guindos mantenía el día 9 una "multiconferencia" con el Eurogrupo (página 109), Mariano Rajoy le escribía un SMS: "Aguanta. Somos la cuarta potencia europea. España no es Uganda". Pero según Guindos, el mensaje de Rajoy solo apuntaba que "España es un gran país". Ni siquiera publica el en su libro el mensaje completo, probablemente para no refrescar que aquel día fue quien filtró la información a un periódico de Madrid.
Pero España se vio obligada a obedecer a la troika y pedir un tipo de rescate a medida ya que, como bien había explicado días antes Montoro a Herrera, "España no era rescatable técnicamente".
Rajoy ha dicho durante la campaña electoral:“Nos animaban a pedir el rescate. Pero no lo hicimos. Esta fue la gran decisión de la legislatura. Esa fue la gran medida de política social: evitar el rescate”. Guindos ha declarado que "evitar el rescate" ha sido el mayor acierto de la legislatura Rajoy. Pero en su libro Guindos no explica nada.
A esta ausencia de pruebas se une un deliberado intento de mezclar los tiempos y las fases de la crisis.
A finales de julio de 2012, cuando Guindos asegura que se evitado el "rescate completo", como le llama, esta posibilidad ya no existía. El propio ministro lo dice sin sacar conclusiones al referirse a su presunta conversación con Emilio Botín, el extinto presidente del Banco Santander.
Y lo vuelve a admitir implícitamente cuando comenta la "multiconferencia" con el Eurogrupo, cuando, dice, rechaza la "condicionalidad macroeconómica" para el rescate bancario. Condicionalidad, como las meigas, haberla, hayla. Pero veamos lo que dice:
"Ahí me planté y dije que me levantaba de la mesa. Que si esto es lo que querían, solicitaba un programa completo para España por medio billón de euros y que después ya podían ir preparando otros 700.000 millones para Italia" (Página 110)
Esta afirmación contradice su propio relato según el cuál el 24 y 25 de julio fueron los días "al borde del colapso".
¿Por qué? Porque el rescate bancario ya estaba firmado con memorándum de entendimiento (condicionalidad y supervisión desde el exterior por los hombres de negro, o troika). Y por tanto, ya no había riesgo de "rescate completo".
Pero veamos la secuencia real de los acontecimientos.
Como dijo Montoro, en la cita ya apuntada, a primeros de junio, cuando la prima de riesgo del bono público español a diez años (diferencia con lo que pagaba Alemania) era de 508 puntos,“España no es técnicamente rescatable”. La clave que daba el ministro era muy relevante: no se podía rescatar “técnicamente” a la cuarta economía de la eurozona. Los fondos a inyectar eran formidables. Guindos dice en su conversación con Botín que hablaríamos de medio billón de euros.
Unos días más tarde, el fin de semana del 9 y 10 de junio, España solicitó, sin quererlo, al Eurogrupo un crédito de 100.000 millones de euros con un memorándum de condiciones.
Pero la historia no acaba con este rescate a medida. Las primas de riesgo siguieron subiendo. El 24 de julio, la del bono público español ascendía a 637 puntos, por encima de la italiana, situada en 513 puntos. El bono público español a diez años pagaba 7,64% y el italiano 6,34%.
Esto ponía de relieve que estaba amenazado el euro como tal. Draghi venía a decirlo de este modo: el mecanismo de transmisión de la política monetaria del BCE está dañado, no funciona.
Draghi, a la vista de que los mercados cuestionaban la existencia misma del euro como moneda única, anuncia el 26 de julio que haría todo lo que fuese necesario para defender su existencia. A finales de agosto, el BCE precisa que intervendría en los mercados secundarios comprando bonos públicos. Y a primeros de septiembre se aprueba el mecanismo OMT. El BCE compraría bonos públicos del país con problemas en los mercados secundarios a cambio de un programa o de ajuste.
Las citas que hace Guindos, por ejemplo, de González, presidente de BBVA (septiembre) y el editorial de El PAÍS (diciembre), ya se corresponde con esta fase, esto es, con el nuevo mecanismo para salvar al euro.
Es decir: a la puesta en marcha del programa OMT. Pero Guindos hace un batiburrillo. Y parece que se refieren al "rescate completo" tipo Grecia, Irlanda y Portugal, cuando esa opción había quedado superada por la nueva política de Draghi.
Tras el lanzamiento de la OMT en septiembre se plantea o especula durante los meses siguientes dentro del gobierno de Rajoy-nunca a cara descubierta, claro, y de manera individual o bilateral, sotto voce- qué hacer.
¿Pedir la compra de bonos y firmar un nuevo programa de ajuste, dado que el país ya estaba bajo supervisión de la troika a raíz del rescate bancario?
El ministro Montoro, que intenta cuadrar el presupuesto, estima que no se puede esperar más, porque si bien la prima ha flexionado, sigue siendo elevada. Se situaba en diciembre de 2012 en 385 puntos básicos.
Y ahora voy a aportar información relevante.
Mientras dentro del gobierno se espera la decisión de Rajoy, Montoro convoca, a mediados de diciembre de 2012, un encuentro con corresponsales extranjeros en la madrileña calle de María Molina, 50, sede de oficinas de la presidencia del Gobierno. Explica el ministro que no hay decisión sobre el rescate, vía OMT, que es una decisión de Rajoy, y que nadie está en condiciones de descifrar la mente del presidente del gobierno.
Pero agrega este dato: Alemania le ha transmitido al gobierno que no debe pedirlo porque el sistema OMT es simbólico, que se trata de desactivar la especulación en los mercados, y que es necesario aguantar tres o cuatro meses para ver la evolución.
¿Que evidencias puedo aportar para sostener esta información?
El testimonio de uno de los periodistas que acudió al encuentro con el ministro a mediados de diciembre de 2012.
David Román, uno de los corresponsales presentes, escribe su crónica para la edición digital de The Wall Street Journal. Sin citar por su nombre a Montoro –habla de un alto cargo del gobierno-, apunta que el gobierno ha consultado con Alemania la posibilidad de solicitar la aplicación de las compras OMT y que el gobierno de Merkel ha dicho que no lo haga. Explica que Rajoy es quien tomará la decisión y que Montoro no oculta su posición favorable al rescate, ya que no se puede aguantar las todavía elevadas primas de riesgo. Román había interpretado que se podía publicar lo que decía el ministro sin citarle por su nombre.
David Román, que desde hace varios meses trabaja para la agencia Bloomberg, en Singapur, me recuerda en una conversación telefónica que Rajoy intenta rentabilizar el no haber hecho nada en aquellos días, el haber quedado a la espera de lo que dijera Alemania.
"Montoro no nos ocultó que él como ministro de Hacienda creía necesario el rescate pero que no se podía pedir porque Alemania les había dicho que no lo solicitasen”, me vuelve a asegurar desde Singapur ya que inmediatamente después de dicho encuentro, en diciembre de 2012, había compartido conmigo, impresionado, la información.
Desde que Draghi lanzara el nuevo programa OMT, primero en agosto y formalmente en septiembre de 2012, el rescate por así decir clásico aplicado a Grecia, Irlanda y Portugal ya era historia. Un rescate clásico de España por otra parte suponía también rescatar a la tercera economía de la Eurozona, a Italia. Porque lo que estaba en riesgo ya no era ni España ni Italia, sino el euro, Draghi contó con el apoyo de Angela Merkel, pese a las objeciones del presidente del Bundesbank, el halcón Jens Weidmann.
El sistema del euro no tenía capacidad para inyectar varios centenares de miles de millones de euros en España. Por tanto, ahora el "rescate" era pedir la aplicación del OMT. A día de hoy este programa, que yo sepa, nunca se ha usado. Era un cañon Bertha para exhibir y desactivar la especulación en los mercados.
“Montoro nos dio tres mensajes: que Rajoy se lo estaba pensando, que Alemania era contraria a pedir el rescate vía OMT condicionada a un programa, y que no se podría aguantar mucho más tiempo”, recuerda Román. Finalmente, las primas de riesgo flexionaron.
El ministro de Hacienda lo explicó así en una entrevista mucho más tarde: "Fue Mariano, personalmente, sí, sí, él solito, con su particular estilo, su forma de ser, al que debe que España no esté intervenida... Jejejejeje... ¡Porque no lo estamos! Todo dios le decía que no había más remedio. Y él, oye, buscando resquicios para no llegar a ese trance. Ahora estamos saliendo. Sí, sí sí. Estamos saliendo".
Jose Luis Rodríguez Zapatero explica en su libro El Dilema que evitó el rescate; ahora, Luis de Guindos, se pone la medalla a sí mismo y a Rajoy.
Zapatero cita como ejemplo que el entonces director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn le sugirió que pidiera ayuda al FMI. Y mira por dónde, Guindos también se refiere a la posibilidad de un rescate light del FMI.
"Nos planteamos entonces una fórmula nueva con el FMI, que no se llegó a aplicar y que en los niveles técnicos fue bautizada como Programa de Asistencia para el Acceso al Mercado...El acuerdo con el FMI se interpretaría quizá como un rescate light, aunque lo podíamos plantear como un apoyo o asistencia técnica que completaría la labor reformadora del Gobierno" (Página 133).
Pero omiten lo que realmente pasó. Que después de los "rescates completos" de Grecia, Irlanda y Portugal, los mercados financieros fueron a por sus nuevas víctimas: España e Italia, amenazando también, en cierto momento, a Francia. El euro parecía estallar por los aires.
Y fue por ello, para salvar al euro, que el BCE, con el apoyo de Merkel, cambió su política.
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