Rajoy deja que Ciudadanos y el PSOE elijan cómo negociar
El presidente en funciones ha asegurado que abrirá una nueva negociación con los partidos constitucionalistas
Mariano Rajoy ha oficializado este jueves que las vacaciones de verano han quedado suspendidas en La Moncloa, el Gobierno y el PP. Al menos teóricamente. El presidente en funciones ha asegurado que pretende abrir desde este mismo viernes una negociación “redoblada” con los partidos constitucionalistas, especialmente PSOE y Ciudadanos, para un “gobierno moderado y estable” que se fije el objetivo sobre todo de cumplir con Europa. “El método procesal” de los nuevos contactos será a demanda: es decir como pida cada interlocutor.
El Gobierno se plantea incluso celebrar Consejos de Ministros durante todos los viernes posibles de agosto, excepto el del día 12, porque coincide con el fin de semana previo al festivo del 15 y en plenas vacaciones y se podría encontrar con problemas logísticos importantes para que todos los asuntos a debate pasasen por los preceptivos trámites burocráticos y de intervención. Pero la orden está dada: este año no hay vacaciones. La familia de Rajoy estará en Sanxenxo (Pontevedra), pero el presidente en funciones solo se permitirá algunas escapadas. Este jueves ha apuntado que espera el mismo grado de compromiso del resto de los interlocutores.
Rajoy pretende copiar para esta etapa de conversaciones el mismo procedimiento de trabajo con el que ha actuado desde el 26-J y que ha pormenorizado al detalle con el monarca. Este jueves solo ha avanzado que en los próximos días volverá a citar a los líderes de los partidos constitucionalistas (descarta así a las formaciones nacionalistas e independentistas catalanas) para discutir al detalle qué puntos son partidarios de quitar y de mantener sobre el documento base de su programa electoral, que ya les remitió en la primera ronda de contactos. El líder popular ha aceptado que ese texto solo pretendía glosar una parte de sus planteamientos, pero también que ahora podría servir de “guion para negociar” un Ejecutivo de amplia base parlamentaria “moderado y estable”. Esa será la primera oferta, pero el líder popular también concluyó que esa opción hoy en día parece bastante inviable por el rechazo de PSOE y Ciudadanos a discutir nada con él aún de candidato.
En minoría
Rajoy, entonces, ha lanzado la idea de que si esa vía se demuestra imposible intentará también gobernar en minoría solo con los 137 escaños actuales del PP. Esa parte de su discurso ha sido la más premeditadamente confusa. No ha dicho ni cómo cree que podría llegar a formar ese Ejecutivo en minoría si Ciudadanos y PSOE no cambian su bloqueo actual, ni si se sometería a esa votación de investidura, ni cuándo. Solo ha apostillado que en ese escenario demandaría a las demás formaciones una “lealtad mínima”, sobre todo para poder aprobar en tiempo y forma el techo de gasto de las Administraciones Públicas, la senda de crecimiento pactada con la Comisión Europea y los presupuestos generales para 2017. Y ha añadido otros dos pactos de Estado ya existentes como son el antiterrorista y en general la política exterior.
El máximo dirigente popular no ha querido encasillarse mucho más para tener de nuevo las manos libres para negociar a su gusto y su estilo, es decir, con discreción. Cuando se le ha exigido precisión solo ha añadido que al final de la ronda de contactos —para la que se dará un tiempo razonable— informará al Rey y se supone que explicará en público “las gestiones realizadas, los resultados, los apoyos”. “En consecuencia, si estoy en condiciones o no de formar Gobierno”, añadió. Dijo también que en el camino no le faltará “ni empeño ni esfuerzo” y lanzó algunos dardos de advertencia a sus interlocutores cuando les recordó que el tiempo de las elecciones y las campañas ya había quedado atrás, como el de las arengas o el de rivalizar: “Es el momento de construir, de superar las diferencias y de dar la solución que esperan todos los españoles. Es el tiempo de hablar, de sumar esfuerzos y colaborar”.
Rajoy solo acepta intentarlo
“El Rey me ha encargado que intente la investidura y yo le he explicado que hasta el momento no cuento con los apoyos pero que acepto el encargo”. Así ha resuelto Mariano Rajoy ayer, tras verse durante apenas una hora con el rey Felipe VI, el enigma de cuál sería su comportamiento si volvía a recibir esa encomienda del monarca. Es decir, esta vez no ha declinado de entrada el ofrecimiento, pero tampoco ha despejado el panorama de qué es lo que hará si al final no suma los votos necesarios para superar esa votación. “No conviene en ninguna faceta de la vida adelantar acontecimientos”, ha respondido primero. Y ha apostillado: “Yo también querría anticipar el futuro pero ahora no es posible y adelantar los acontecimientos no conduce a nada”. Más tarde ha admitido que como candidato del partido más votado el 26-J es el que ostenta la mayor responsabilidad para desencallar este atasco político, pero apeló a que los demás líderes actúen ahora “con altura de miras”.
“España necesita un Gobierno cuanto antes y ese Gobierno debe encabezarlo el PP si queremos respetar la voluntad de los ciudadanos”, enfatizó Rajoy. El líder del PP ha precisado finalmente que estar dispuesto a gobernar incluso en minoría y con sus 137 escaños no es lo mismo que ir a la investidura solo con ese respaldo: “La diferencia ahora con respecto al 20-D es que yo he aceptado el encargo del Rey y quiero gobernar y entonces tenía la seguridad total de que tenía a la mayoría de la cámara en contra”.
Los periodistas han preguntado a responsables del equipo de Mariano Rajoy por el artículo 99 de la Constitución, que parece relacionar el encargo del Rey con la presentación de un programa de Gobierno en las Cortes. “Ese punto es otro elemento procesal que afecta a las dinámicas parlamentarias”, han apuntado. Rajoy ha insistido en que el resumen del programa que hace unas semanas ha enviado a los partidos está abierto a cambios. “No es un contrato de adhesión sino un guion para negociar”.
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