“El PSOE lleva tiempo sin el mando de sus decisiones”
Barkos analiza su primer año al frente de la Comunidad
Uxue Barkos Berruezo (Pamplona 1964) cumple un año como presidenta del Gobierno de Navarra. Su elección, que llegó gracias a la alianza de su grupo Geroa Bai con EH Bildu, Podemos e Izquierda-Ezkerra, rompió la alternancia entre Unión del Pueblo Navarro y PSOE, que gobernaban la comunidad desde el inicio de la democracia y supuso que por primera vez un candidato nacionalista vasco llegase al Palacio de Navarra.
Pregunta. Hace un año del cambio de gobierno en el que prometió recuperar empleo y estado del bienestar. ¿Lo ha logrado?
Respuesta. El discurso de investidura hablaba de un objetivo de legislatura, pero en el terreno de la atención a la emergencia social que 9.000 personas dejen de estar en riesgo de exclusión es una satisfacción enorme. Cumplimos además un año con generación neta de empleo y siendo las cifras igualmente inadmisibles que antes se ha logrado bajar de la barrera psicológica de los 40.000 parados, sí deja la satisfacción de que esta es la senda por la que tenemos que seguir.
P. Oposición y empresariado criticaron duramente su reforma fiscal, que sube renta, sociedades y patrimonio.
R. Sí, con afirmaciones ya no apocalípticas, sino que cuantificaban ese apocalipsis. El presidente de la Cámara de Comercio habló de un 60 por ciento de empresas que iban a salir de Navarra. Hoy él mismo reconoce que la situación económica tiene visos de estabilidad y marcan la senda del crecimiento. La encuesta de confianza empresarial también lo corrobora. La reforma fiscal confirma que hay una distribución del esfuerzo razonable.
Se ha logrado bajar de la barrera psicológica de los 40.000 parados
P. En su investidura apostó por amalgamar la identidad plural de Navarra. Sin embargo, en este año se ha hablado mucho de la posible colocación de la ikurriña -bandera vasca- en ayuntamientos navarros o de discriminación del castellano para el acceso a la función pública.
R. Ese es un objetivo que trasciende esta legislatura y que debería impregnar al conjunto de las fuerzas políticas. En el caso de la ikurriña si hay una parte del Parlamento que se empeña en no entender que es una bandera que una parte importante de la sociedad la siente como propia junto a la navarra se estarán perdiendo a una parte de esa pluralidad. Como sería inaceptable imponerla en otras localidades en las que ese sentimiento no existe. Si volvemos a la anterior Ley de Símbolos, que permitía autonomía a los ayuntamientos para colocar la ikurriña, veremos que en consistorios como el de Pamplona en el que unas legislaturas estará y otras no según qué mayorías existan, con normalidad y porque seguramente esta no es una de las prioridades de la ciudadanía. Me preocupa más que se siga sin sentir como propio el euskera en todo el territorio, se hable o no se hable, que haya quien crea que se quiere imponer a la fuerza. Es un asunto que debería llevar a un consenso amplio.
P. ¿Colocará la ikurriña en el Palacio de Navarra si cambian la ley?
R. No, claramente. Ni tampoco está en mi despacho. La presidencia del Gobierno debe representar a todos y la bandera que lo hace es la de Navarra.
P. ¿Atisba riesgo de fractura social?
R. No, y estamos trabajando en el sentido contrario, en el acompañamiento a las víctimas de ETA y también en el reconocimiento a la dignidad de las víctimas del franquismo, que echaban de menos el respaldo de la Administración. Hay heridas que se van cerrando de manera muy clara.
P. Hace un año la viuda de Juan Carlos Beiro, asesinado por ETA, le afeó que acudiera a su homenaje mientras es presidenta con el voto de EH Bildu. ¿Volverá este año?
R. Sí, el Gobierno seguirá estando en esos homenajes, salvo que exista una petición expresa de las familias de que no lo hagamos. Mi vocación es seguir acompañando a las víctimas de la violencia.
P: Hay quien ve el rechazo de la violencia de EH Bildu como un posicionamiento táctico.
R. No puedo admitir ese tipo de análisis. Cuando llevamos tanto tiempo pidiendo a la izquierda abertzale que se sumara al apoyo de las víctimas y al rechazo a la violencia no se puede decir que es táctico cuando por fin lo hacen. No tengo motivos ni creo que los tenga nadie para creer que sea así.
Geroa Bai se llevó un castañazo en las últimas elecciones. Quizás haya castigo
P. En las últimas elecciones generales los socios nacionalistas de su gobierno se quedaron fuera del Congreso y su grupo cayó al 4,28% del voto. ¿Lo interpreta como un castigo a su labor?
R. En efecto, Geroa Bai se llevó un castañazo. Puede ser que hubiera voto de castigo al gobierno. Entiendo que en un año una disgusta profundamente a los adversarios y no termina de contentar a los propios. Los cambios sí se producen, pero es cierto que no acaban de calar. Quizá haya castigo, pero no era el eje central de esas elecciones, creo que la ciudadanía vio otros instrumentos más claros para en cambio en el Congreso.
P. ¿Cómo ve la reciente elección de la Mesa del Congreso?
R. Más allá del aprecio personal que tengo por Ana Pastor, una mayoría conservadora en la Mesa por la vía del acuerdo para los asientos y con 10 votos que nadie sabe de dónde han salido no tiene muy buena pinta. Es preocupante que Mariano Rajoy no sea capaz de llevar acuerdos sólidos y que ni siquiera sus integrantes sean capaces de expresarlo públicamente.
P. En la frustrada legislatura anterior el PSOE no quiso acordar con fuerzas nacionalistas y el PP criticó que lo pudiera hacer. Ahora el PP cambia de postura. ¿Cómo lo ve desde la perspectiva de una nacionalista?
¿Romper el 30% de la caja de las pensiones no es romper España?
R. La falta de valentía del PSOE le ha colocado en una situación ridícula. Hemos llegado a una repetición de elecciones por el miedo a acordar con nacionalistas catalanes para el conjunto de España y ahora parece que una de las teorías más plausibles del porqué el PP ha logrado la presidencia del Congreso es un acuerdo con ellos. Yo si fuera dirigente del PSOE me estaría dando cabezazos contra la pared. En política hace falta valentía y creo que el PSOE lleva demasiado tiempo si tomar el mando de sus propias decisiones. Toman el peor de los ejemplos de Rajoy, el tancredismo. Es un error para quienes creemos que la socialdemocracia debe tomar las decisiones correctas en toda Europa para salir de esta situación. De lo contrario tendremos más de lo mismo.
P. ¿No es contradictorio que quienes quieren irse de España decidan en el futuro gobierno de España?
R. Nadie quiere los votos nacionalistas pero todos los necesitan. Es la paradoja de la política en España. Roto el bipartidismo, no se puede seguir de espaldas a los territorios que componen el Estado y sus realidades políticas. ¿Qué es romper España? ¿Comerse el 30% de la caja de las pensiones no es romper España? En política hay que sentarse a hablar con el adversario y hasta con el enemigo. Se gestiona para el conjunto de la ciudadanía, sean independentistas o no.
P. ¿Le preocupa que un acuerdo del PP con Ciudadanos pueda poner en cuestión el concierto económico? Albert Rivera lo considera un privilegio.
R. Me preocuparía enormemente por la dimensión de ruptura del pacto de Navarra con el Estado, no por una visión solamente económica. Sería una negación del carácter pactado que supone el convenio y un ataque frontal al autogobierno navarro. Acabar con el convenio sería romper el acuerdo que el Estado mantiene con Navarra. No sé si Ciudadanos es consciente de ello. Prefiero no pensarlo. Por parte del PP he escuchado declaraciones de defensa del convenio y no tengo motivos para desconfiar claramente de ellos.
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