Ciudadanos cambia su estrategia y se presenta como freno del “populismo” de Podemos
El partido de Rivera ha pasado de aspirar a ganar al PP y al PSOE en el 20-D a ofrecerse como el socio de estos dos partidos para que Iglesias no llegue al poder
La polarización de la campaña del 26-J, que ha convertido la disputa electoral en un pulso entre el PP y Unidos Podemos, ha obligado a Ciudadanos a cambiar su estrategia. La formación acudió a las elecciones del 20-D presentándose como una opción capaz de ganar al PP y al PSOE, y que sintonizaba con Podemos en su afán de acabar con el bipartidismo. Ante el 26-J, sin embargo, Ciudadanos se anuncia como un partido abierto a pactar el gobierno con cualquiera de las dos formaciones tradicionales a cambio de que adopten un programa de reformas que frene al “populismo de Podemos”.
“En diciembre, pretendían ser un superador del bipartidismo, y se encontraron con un resultado que no esperaban”, argumenta Carlos Rico, politólogo que ayer participó en las jornadas Política, pactos, estrategias y elecciones, de la universidad de Comillas. “Entonces les castigó el no posicionarse”, añade. “Está intentando no repetir eso, necesita un discurso que no sea tecnocrático, de ofrecer reformas, y por eso Albert Rivera se ha ido a Venezuela”, prosigue. “Intenta una campaña más de trazo grueso, ser el antipopulismo y una garantía de desbloqueo”.
El líder de Ciudadanos empleó su visita a Venezuela para criticar la situación de los presos políticos en este país, subrayar la carestía de alimentos y medinas, y advertir contra el peligro de que Podemos implante el modelo chavista en España. Al tiempo, el primer vídeo electoral de su partido concentra las críticas en un personaje con coleta, fácilmente identificable con Pablo Iglesias, que no paga sus consumiciones en el bar y depende de enchufes para cobrar un sueldo. Finalmente, sus portavoces defendieron el pacto poselectoral con el PSOE como la única forma de evitar que los socialistas permitieran la entrada de Podemos en el Ejecutivo. Como partido que se reclama de centro, Ciudadanos corre el riesgo de diluirse en una campaña que se ha convertido en un debate entre la derecha y la izquierda. Y busca posicionarse como antídoto de Podemos.
“Ciudadanos contribuyó a legitimar la imagen de Podemos ante la opinión pública en la anterior campaña, les hizo parecer menos demonios, porque ese buen rollo que hubo entre Rivera e Iglesias acabó suavizando su imagen”, valora Roberto Rodríguez, experto en comunicación política y profesor de relaciones internacionales de la universidad de Comillas ICAI-ICADE. “Ahora no quieren volver a legitimar a Podemos”, añade. “Se suman al carro de que son malos, pero entre la copia y el original, la gente se queda con el original”, sigue en referencia al PP. “Lo tiene muy difícil”.
Todos los sondeos apuntan a que Ciudadanos mantendrá o mejorará sus resultados del 20-D, cuando logró 40 diputados. Sin embargo, entonces la campaña se le hizo larga, y los expertos consultados por este diario coinciden en que se dan las circunstancias para que vuelva a ocurrirle. De ahí, deducen, que haya endurecido su discurso, lo que niegan en el partido.
“No hay cambios somos el partido de centro que ha conseguido entrar en el congreso con más fuerza en la historia de la democracia reciente”, afirma Fernando de Páramo, secretario de Comunicación y miembro de la Ejecutiva de Ciudadanos. “Lo que pasa es que Rajoy está muy cómodo si a Pablo Iglesias le va bien porque confunde sus intereses electorales con lo que le interesa a España”, argumenta. “Parece que para Rajoy el enemigo público sea Ciudadanos y no la corrupción, el paro, el populismo o los independentistas. Algunos confunden sus intereses personales con los intereses de los españoles”.
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