Podemos se arriesga a perder sus aliados ante nuevas elecciones
Los socios territoriales del partido de Pablo Iglesias quieren caminar hacia un nuevo partido en Cataluña y Galicia. Esa fórmula posibilitaría que formaran un grupo parlamentario propio
La posible repetición de las elecciones generales si no hay acuerdo de Gobierno obligaría a Podemos a negociar de nuevo sus alianzas territoriales. El partido de Pablo Iglesias concurrió a los pasados comicios en "confluencia" con otras formaciones regionalistas y candidaturas ciudadanas en Cataluña, Galicia y en la Comunidad Valenciana, con las marcas de En Comú Podem, En Marea y Compromís- Podemos- Ès el Moment. La fórmula le permitió cosechar un importante éxito electoral: En Comú fue la primera fuerza en Cataluña el pasado 20 de diciembre, y En Marea y Ès el Moment quedaron en segunda posición en Galicia y la Comunidad Valenciana, superando en los tres casos al PSOE. La reedición de los pactos en caso de nueva cita con las urnas, sin embargo, no sería tan sencilla, dado que los socios catalanes y gallegos de Podemos quieren superar la coalición electoral y caminar hacia un nuevo partido político. De constituirse finalmente así, el grupo "confederal" de Podemos en el Congreso podría llegar a perder 18 diputados.
El líder de la formación nacionalista gallega Anova, Xosé Manuel Beiras, uno de los promotores de la alianza de En Marea, pidió ayer públicamente que la candidatura se convierta en un “partido instrumental”, una fórmula que en su opinión sí permitiría conformar un grupo parlamentario propio al margen del de Podemos en caso de una nueva convocatoria de elecciones.
En Marea, la coalición entre Podemos, Esquerda Unida y Anova, logró seis diputados en las elecciones generales. La Mesa del Congreso impidió que se constituyeran en grupo propio con el argumento de que se incumplía el Reglamento de la Cámara Baja, que establece que “en ningún caso pueden constituir grupo parlamentario separado diputados que pertenezcan a un mismo partido”. “Tampoco podrán formar grupo parlamentario separado”, prosigue la norma, “los diputados que, al tiempo de las elecciones, pertenecieran a formaciones políticas que no se hayan enfrentado ante el electorado”. Es decir, como Podemos no se enfrentó en los comicios del 20-D a esas candidaturas (de hecho, eran socios electorales), no pudieron constituir grupos diferenciados. De presentarse ahora como un partido instrumental, en cambio, se trataría de una formación distinta de Podemos y tendría más allanado el camino al grupo propio.
La dirección de Podemos no se ha manifestado oficialmente acerca de que En Marea evolucione a un partido instrumental, pero sus líderes autonómicos sí han dejado ver que habrá debate. El portavoz de la gestora de Podemos en Galicia, José García Buitrón, lo considera precipitado. "A mí me parece que en dos meses no da tiempo a hacer un nuevo partido en Galicia", ha señalado. La diputada de En Marea y aspirante a liderar Podemos en esa comunidad, Ángela Rodríguez, ha defendido, por otro lado, que la fórmula jurídica no es en estos momentos una prioridad y aún "hay mucho que hablar y debatir".
El pacto con Izquierda Unida, otra incógnita
La repetición de las elecciones abriría otro melón para Podemos: el posible acuerdo con Izquierda Unida- Unidad Popular, buscado y frustrado en las pasadas elecciones.
El portavoz parlamentario de IU- UP, Alberto Garzón, ha manifestado recientemente su intención de volver a intentar una alianza con Podemos. Garzón y los suyos pretenden, no obstante, preservar su autonomía e identidad como formación, y no disolverse en el partido de Pablo Iglesias.
Pero el líder de Podemos ha vuelto a rechazar estos días un acuerdo global con IU, aunque ha emplazado a Garzón a unirse a sus filas. El partido emergente ve como escollos para el pacto la abultada deuda de la coalición de izquierdas (de hasta 9 millones de euros) y que quedarían identificados con claridad en la izquierda frente a su buscada transversalidad.
Sí hay intención en la cúpula de Podemos en reeditar la alianza, tanto para las elecciones autonómicas gallegas del próximo otoño como para las generales si se repiten. El número dos del partido, Íñigo Errejón, viaja este sábado a Galicia para participar en un acto sobre la vigencia del 15-M organizado por la Marea de Pontevedra. La formación emergente se halla inmersa en un proceso de renovación en esa comunidad precisamente a raíz de una disensión interna sobre la estrategia electoral. En la dirección del partido se comprende que Xosé Manuel Beiras haya reclamado más independencia de esa candidatura respecto a Podemos, y fuentes de Podemos lo atribuyen a las sensibilidades de las distintas fuerzas.
Anova, el brazo nacionalista de la coalición, tiene especial empeño en visibilizar su voz diferenciada de Podemos. Otras formaciones como el BNG le acusan de provocar una pérdida de peso de las reivindicaciones gallegas en las Cortes y de someterse a los dictados de Pablo Iglesias. Los tres partidos que integran En Marea coinciden, en todo caso, en la necesidad de ampliar la formación ante las autonómicas y mejorar la participación de las mareas municipales en el proceso, ya que para las generales la candidatura ni siquiera salió de listas abiertas.
El proceso catalán está más avanzado que el gallego y también ha partido del impulso de uno de los socios de Podemos: Barcelona en Comú, la formación que lidera la alcaldesa Ada Colau, que anunció por sorpresa a finales de enero su intención de crear un nuevo partido político en Cataluña que aglutine a las formaciones de izquierda. La regidora defendió la creación de un espacio político en el que se confluya individualmente a través de una asamblea constituyente. “No queremos ni coaliciones ni sopa de siglas”, avisó.
El camino hacia ese nuevo partido se quiere acelerar para el caso de anticipo electoral. Xavier Domènech, portavoz en el Congreso de En Comú Podem y miembro de la Ejecutiva de Barcelona en Comú, avanzó esta semana que la intención es que en caso de nueva cita con las urnas En Comú se presentara ya con una fórmula superadora de la coalición de partidos. Como en el caso gallego, el movimiento se produce cuando Podemos, llamado a integrarse en esa nueva formación, se encuentra sin dirección política regional. En Galicia las primarias a la secretaría general de Podemos se celebrarán en abril, mientras en Cataluña aún no hay fecha porque se decidieron atrasar para no interferir en la negociación de investidura.
En Comú Podem, una coalición que integra a Podemos, En Comú, Iniciativa y EUiA (el partido hermano de IU en Cataluña) logró 12 diputados en las generales. Tampoco pudo constituirse en grupo diferenciado, como pretendía.
El caso valenciano es distinto de los dos anteriores. Compromís es el actor fuerte —la formación de Mònica Oltra logró que Podemos cediera e impuso su nombre por delante en la papeleta electoral— y no está por la labor de diluirse en una nueva formación política. "Compromís es una fuerza muy consolidada en la Comunidad Valenciana, tenemos 700 concejales y un centenar de alcaldías importantes", explica su portavoz en el Congreso, Joan Baldoví. "Las mareas o En Comú son instrumentos creados para las elecciones, Compromís lleva mucho tiempo en la política municipal valenciana", defiende.
El partido valenciano sí es favorable a reeditar la alianza, aunque "lo tendrán que decidir los militantes", subraya Baldoví, que en caso de reapertura de la negociación sí abogaría porque en esta ocasión Izquierda Unida se integrara en el acuerdo. "Soy absolutamente favorable a ello, como lo fui la otra vez, solo que ellos no quisieron entrar aunque tenían asegurado un puesto de salida", indica el portavoz de Compromís. Unidad Popular- Izquierda Unida se quedó sin escaño valenciano aunque logró 111.617 votos (4,17%). Compromís- Podemos- Ès el Moment consiguió 9 diputados con 671.071 sufragios (el 25,09%). Los cuatro de Compromís se desgajaron del grupo de Podemos cuando vieron que no lograrían grupo propio y se integraron en el Mixto.
El grupo confederal de Podemos cuenta ahora con 65 diputados en total. Las alianzas territoriales se presentaron con la intención de constituirse en grupos separados que les permitieran una voz diferenciada en el Congreso. Si lograran llegar a una cita con las urnas como partidos independientes, el grupo de Podemos podría ver reducidos sus parlamentarios hasta 44 (los 65 menos los 12 de En Comú y los 6 de En Marea) en caso, claro está, de repetirse el mismo resultado electoral (y de que así se lo autorizara la Mesa). La negociación, además, tendrá que abordarse en tiempo récord: Podemos y sus socios tendrán 54 días desde la disolución de las Cortes para llegar a un acuerdo, si el próximo 3 de mayo los partidos no logran superar los vetos y lograr un pacto que dé un Gobierno al país.
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