La orgía de los 'púnicos'
¿Por qué no acudir a la Biblia para definir la Orgía de los Púnicos?
En el Evangelio según San Mateo (en la imagen, fotograma de la película del mismo nombre, de Pier Paolo Pasolini), leemos:
21.12. Entró Jesús en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas.
21.13. Y les dijo: Está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración. ¡Pero vosotros estáis haciendo de ella una cueva de bandidos!
El juez Eloy Velasco, un magistrado conservador que fue director de Justicia de la Generalitat Valenciana bajo los gobiernos de Eduardo Zaplana y Francisco Camps, entre 1995 y 2003, ha ordenado una vez más, el pasado 8 de febrero, levantar parcialmente el secreto de las actuaciones para una parte significativa del sumario de la Operación Púnica.
Una operación así llamada en honor a Francisco Granados, el ex vicepresidente de la Comunidad de Madrid, ex senador y ex secretario general del PP madrileño. Porque uno de los oficiales de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que lleva el peso de la investigación, decidió bautizar las pesquisas con el nombre Punica Granatum, denominación en latín del árbol granado.
Bien.
Velasco, empero, ha decidido mantener un mes más el secreto sobre la declaración de David Marjaliza, el empresario que tras salir en prisión bajo fianza, en diciembre pasado, explicó:
- Una vez que te pillan hay que colaborar con la Justicia.
Es lo que había hecho a partir de abril de 2015. Durante tres jornadas de junio de 2015, los días 18, 19 y 25, Marjaliza cantó la gallina y descifró una de las agendas de Granados. Casi doce horas de grabación. El libro de bitácora de los guardias civiles asignados al caso, la Fiscalía Anticorrupción y el juez Velasco.
Esa declaración sigue siendo secreta para todos menos para Marjaliza y el equipo de investigación. Contiene la descodificación de las claves secretas de lo que podría llamarse la Orgía de los Púnicos. De los cuadros de Tapiès, Barceló, Millares, de las 185 estilógráficas y las cuatro esculturas escondidas en una rue de Ginebra, a las 18 cuentas bancarias que Granados, su socio Marjaliza y sus santas esposas poseían en Suiza.
El presunto uso de la caja de empresas como Canal de Isabel II y la Agencia Informática (ICM) para pagar facturas por servicios de imagen política de Ignacio González, consejero de Cultura, vicepresidente y presidente de la Comunidad de Madrid, amén de presidente del Canal de Isabel II y desde 2011 secretario general del PP de Madrid, y otros políticos, supone haber considerado la caja de empresas públicas como propias.
Con todo, la investigación en el Canal de Isabel II está lejos de haber llegado, según fuentes judiciales, a los asuntos más sabrosos, como contratos de publicidad presuntamente amañados.
La red de Granados y de Marjaliza, primero desde Valdemoro, y desde la capital después, ha tejido una trama delictiva cuyos tentáculos penetran en el PP y las empresas públicas de tal manera que ya es difícil distinguir la trama respecto del partido.
Esta red es paralela y simultánea a la de Gürtel de Francisco Correa, que supera los límites de Madrid, para proyectarse a diferentes territorios, desde la Comunidad Valenciana hasta Jerez de la Frontera.
Y en paralelo a la gestión de Luis Bárcenas y Álvaro Lapuerta, como los tesoreros de las donaciones negras de empresas y los dineros negros distribuidos entre la cúpula del partido, habida cuenta de que era necesario compensar lo que esa cúpula "renunciaba" a ganar en el sector privado de la actividad económica para "servir a España".
Y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y de que "lo hacían todos", pagar en negro también la rehabilitación de su sede central en la calle Génova 13.
Obras sobre la que, dicho sea solo de paso, un juez, el juez José Castro, de Palma de Mallorca, ha dirigido en las últimas horas una providencia por la cual exige a la "Presidencia del Partido Popular" explicaciones sobre las obras de la primera planta de Génova, la planta del PP de Madrid. Tanto el pagador, Javier López Madrid, consejero de OHL, como el receptor, Beltrán Gutiérrez Moliner, ex gerente del PP de Madrid, han sido imputados en calidad de investigados el pasado lunes, tras el registro del jueves 11.
Lo que las 35 anotaciones a nombre de Rajoy en la caja de sobresueldos de Bárcenas no habían conseguido durante la instrucción y los pagos en negro de 1,5 millones de euros por las obras de rehabilitación no habían logrado -exigir al presidente del partido que posee todos los poderes de administración- lo acaba de hacer el juez Castro. Un juez que no tiene que cuidarse ante el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, para garantizar que le renueve su mandato.
Se comprende, pues, a Esperanza Aguirre.
Todos sabíamos desde el 8 de febrero que el secreto parcial de las actuaciones, y con ello la liberación de miles de páginas de informes y declaraciones judiciales, inundaría como un tsunami las páginas de periódicos, la ondas de la radio y la televisión de un momento a otro.
Se comprende, pues, que Esperanza Aguirre decidiera antes del tsunami anunciar el pasado domingo su renuncia a presidir el PP de Madrid, un puesto al que ya había anticipado su renuncia a la reelección el pasado mes de junio. Ella guardaba para sí misma, además, la carta de dimisión de Ignacio González, redactada en secreto un mes antes.
Que en medio de esta orgía de los púnicos el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, como parte de su contrainvestidura extravagante, haya ofrecido desde Bruselas, desde la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, y sus colaboradores desde Génova, vicepresidencias al PSOE y a Ciudadanos, a cambio del apoyo que necesita para ser presidente de un futuro Gobierno, parece un chiste de humor negro. Mientras, informa a su ídolo David Cameron sobre su "premonición" de lo que va probablemente va a ocurrir en España: repetición de elecciones el 26 de junio. Se lo dice a unos y a otros- Para que quede claro que no se trata de un micrófono indiscreto el que capta sus palabras.
Ya no puede, si bien se mira, ofrecer más que una cosa.
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