El precio de los 72 escaños
La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca mandes preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti. John Donne, 1624
Como en la película Rebelde sin causa, en el minuto final, los coches (fotograma) frenan ante el abismo.
Artur Mas hace el renunciamiento.
La decisión de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) del pasado domingo, día 3 de enero, plantó la semilla de un proceso vertiginoso que ha durado hasta la reunión del mediodía del sábado 9.
Como toda historia, el desenlace tiene algunos protagonistas.
Uno de ellos se llama Joan Tardà, flamante diputado de Esquerra Republicana de Catalunya en las Cortes. Fue él quien mostró el surco por el cual se deslizaría, parsimoniosamente, el desenlace.
Ya el domingo por la tarde, tras conocer el no de la CUP, Tardà, se supone que con la total complicidad de su jefe, Oriol Junqueras, fijó la línea general en su primer tuit:
"Por patriotismo todos tienen que hacer lo que haga falta por evitar nuevas elecciones".
Mientras Junqueras evocaba hasta al Papa Francisco, Tardà, al que le va la marcha mediática, no tenía reticencias a hacer de doberman.
Sus tuits fueron ganando en exigencia.
"Momentos de grandes decisiones y patriotismo. Si Mas da el paso al costado y cede la Presidencia a un miembro de su partido, formamos Gobierno y el proceso sale adelante".
Paso al costado repitió Tardà ante los programas de televisión.
En la reunión de Junts Pel Si, el jueves pasado,varios miembros solicitaron el paso al costado de Mas.
Luego, la noche del jueves, en el programa .CAT de TV3, dirigido por Xavi Coral, Mas reconoció que así había sido. "Lo han pedido de buena fe", explicó, tras rechazar el paso al costado.
Tardà siguió con su campaña (en la foto, en el Parlament, en primer plano, delante de Antonio Baños, diputado dimitido de la CUP). En otro de sus tuis abordó el punto central:
"Hay que preservar dos tesoros: mayoria de 72 y declaración de independencia del 9-N. No queremos elecciones. Queremos acuerdo, generosidad, patriotismo".
Como en la alocada carrera de coches del film de James Dean, solo cuando Mas, jugador profesional, vio que ya no quedaba tiempo tomó la decisión de anteponer el resultado de los 72 escaños a su continuidad.
La única manera de blindarlos.
El temor que expresaba Tardà, a saber, el peligro de no repetir esos 72 escaños (62 de Junts Pel Si y 10 de la CUP) en unas nuevas elecciones merecía la pena: Mas debía prestarse al renunciamiento. Sacrificar a la persona para salvar esos resultados. Considerados hoy por hoy irrepetibles.
La idea es que este 48% de votos alcanzados el 27 de septiembre de 2015 difícilmente se volverá a conseguir. Y que a cuenta de este 48% se puede poner en marcha lo que empezó con la declaración del 9 de noviembre de 2015. Una declaración a la que Mas accedió de mala gana. No era lo que él quería. Pero con ella intentó comprar el apoyo de la CUP, algo que finalmente no pudo ser.
La situación en Madrid ha sido una pieza en este desenlace. Es decir: la idea de que se puede ganar en Cataluña dos meses como mínimo para avanzar en la hoja de ruta mientras el futuro de Mariano Rajoy puede pasar por el mismo trance que el de Mas. El Partido Popular va a incrementar la presión sobre el PSOE para urgir el "gran acuerdo nacional" contra la ruptura de España, la presión sobre Pedro Sánchez.
Ya habíamos adelantado esta situación de desincronización política entre Barcelona y Madrid. Será, pues, Carles Puigdemont quien cabalgará el procés.
Ahora bien, el Tribunal Constitucional ya se ha pronunciado, el Govern y el Parlament está advertido y requerido y la Audiencia Nacional está encima. Aunque Rajoy está en funciones, todo el dispositivo que ha paralizado, junto con el retraso de la investidura en la Generalitat, el procés, sigue en pie.
El nuevo Govern y la formación de las comisiones en el Parlament puede impulsar en días los puntos suspendidos de la declaración soberanista del 9-N, que debían ponerse en marcha en 30 días (proceso constituyente, seguridad social y hacienda catalana).
Fin del procés con Mas...y principio de lo mismo con Puigdemont. El TC, lógicamente, tendrá que extender los requerimientos. Ahora tendrá que recaer en el nuevo president.
Y Puigdemont investido con mayoría absoluta ya que solo puede haber una sola votación de investidura. Y por tanto, tiene que ser por mayoría absoluta.
Paso al costado
¿Cuando decidió dar el paso al costado Mas?
Fuentes de CDC aseguran que en la mañana del sábado, al parecer sin previo conocimiento de nadie de la ejecutiva del partido, dio Mas el mandato a los negociadores Josep Rull y Jordi Turull para ofrecer su cabeza a cambio de un acuerdo que devuelve a la CUP la humillación a la que se ha sentido sometido. Da toda la impresión de que seguirá siendo diputado (no olvidar el fuero, y que está imputado por varios delitos por la querella de la Fiscalía General del Estado ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña). Mas se dedicará desde el partido a reconstruir CDC.
Los autodenominados anticapitalistas votarán en bloque a favor de Puigdemont, se comprometen a que dos diputados de CUP se incorporan "a la dinámica del grupo Junts Pel Si (CDC y ERC) de manera estable", a "no votar en ningún caso en el mismo sentido que los grupos parlamentarios contrarios al procés cuando ponga en riesgo la estabilidad", y a depurar su grupo para que se "visualice el cambio de etapa y asumir implícitamente la parte de autocrítica que le corresponde en la gestión del proceso negociador". Se asume que "los relevos se producirán inmediatamente después del pleno de investidura", según el punto 9 del acuerdo parlamentario.
La abjuración galileana de la CUP ha sido la venganza, por así decir, de Mas, la manera de devolverle la humillación que ha soportado hasta último minuto, la que, a su vez, ha culminado con la ofrenda de su propia cabeza.
Pero esta abjuración no es un detalle menor.
La CUP acepta cuadrarse junto a Junts Pel Si. Ha aceptado lo que el mismo Mas explicó en el programa .CAT el pasado jueves.
"El proceso de independencia y el proceso constituyente que implica es el único marco de construcción de estructuras y marcos de soberanía que puede permitir como sociedad alcanzar otras cuotas de justicia social y participación democrática", señala el punto 4 del acuerdo que la CUP se compromete a respetar.
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