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Felipe VI insta a no olvidar las consecuencias de romper la ley

La ruptura supone "la decadencia, al empobrecimiento y al aislamiento”

El rey Felipe VI, durante el mensaje de Navidad.Vídeo: Francisco Gómez
Miquel Alberola

Como ya hiciera en su discurso de proclamación, el Rey ha vuelto a subrayar en su tradicional discurso de Nochebuena el valor plural de España, cuya garantía radicó en la Ley Fundamental. “En la España constitucional caben todos los sentimientos y sensibilidades, caben distintas formas de sentirse español”. La afirmación, que realizó en la primera parte del discurso, compartía sentido tanto en la inmediata situación política como en el problema arrastrado a lo largo de la legislatura con el pulso del independentismo en Cataluña. El Rey habló de ambas contrariedades, pero sin nombrarlas de forma explícita.

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La tensión territorial de Cataluña ha sido una inquietud constante en la mayoría de discursos pronunciados desde su coronación, la mayoría de las veces mediante metáforas. Excepto el pasado 13 de noviembre, un día después de que el Tribunal Constitucional suspendiera la declaración independentista aprobada por el Parlamento catalán y ante una situación de atasco a la que la política no ha aportado salidas, Felipe VI intervino ese día directamente en la crisis garantizando que la Constitución prevalecería en esta confrontación.

Pero este jueves, como tratando de atenuar la intensidad de un problema que se descongela tras las elecciones, regresó al territorio de los sobrentendidos. El jefe del Estado instó en su mensaje a no olvidar las consecuencias de “la ruptura de la ley, la imposición de una idea o de un proyecto de unos sobre la voluntad de los demás españoles”, una afirmación que en sus resonancias asimilaba el propósito del independentismo con la sublevación militar de 1936. “Solo nos ha conducido en nuestra historia a la decadencia, al empobrecimiento y al aislamiento”, ponderó, añadiendo: “Es un error de nuestro pasado que no debemos de volver a cometer”.

“Diversidad territorial”

Para evitar ese sombrío desenlace, don Felipe propuso “el camino del entendimiento, la convivencia y la concordia en democracia y libertad”. “Respetar nuestro orden constitucional es defender la convivencia democrática aprobada por todo el pueblo español; es defender los derechos y libertades de todos los ciudadanos y es también defender nuestra diversidad cultural y territorial”, remarcó.

Al final del capítulo aportó alguna pista más sobre el destinatario de las palabras: “Por eso, esta noche quiero reiterar un mensaje de serenidad, de tranquilidad y confianza en la unidad y continuidad de España; un mensaje de seguridad en la primacía y defensa de nuestra Constitución”.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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