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La familia del yihadista Kokito de Castillejos le da por muerto en Siria

Mohamed Hamduch ha sido identificado como un "matarife", un degollador del ISIS

Kokito, en una foto de 2014, exhibe las cabezas de sus víctimas.
Kokito, en una foto de 2014, exhibe las cabezas de sus víctimas.

La familia de Mohamed Hamduch, Kokito, el matarife yihadista de Castillejos, localidad próxima a Ceuta cree que ha muerto en Siria combatiendo en las filas del Estado Islámico (EI), según han manifestado a amigos y familiares. Assia Ahmed, su mujer ceutí, telefoneó hace tres días a su familia en Ceuta y comunicó la presunta muerte de su esposo, según han confirmado a EL PAÍS fuentes próximas a varios familiares. Hamduch captó a algunos jóvenes marroquíes y ceutíes para unirse al EI y ha sido identificado por los servicios de información españoles como un "matarife", uno de los degolladores y coleccionistas de cabezas de esta organización terrorista,

No es la primera vez que se le da por muerto o que ha simulado su muerte, pero fuentes de la lucha antiterrorista dan por buena la posible muerte de Kokito porque "la familia está muy apenada" y ha recibido muestras de pésame. La llamada de Assia a su familia es la única información con la que cuentan las Fuerzas de Seguridad del Estado, según las fuentes consultadas. "Parece que esta vez es cierto, aunque desconocemos las circunstancias exactas de su muerte. No hemos podido acreditarlo", señala una fuente de la lucha antiterrorista.

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Kokito, de 29 años, se casó hace algo más de un año con una joven de Ceuta, Assia Ahmed, a la que paradójicamente contactó por Internet, una vez que estaba ya en Siria. Supuestamente, el matrimonio fue por poderes y, a modo de dote, él le regaló a su pareja un cinturón de explosivos. Ella corrió a su encuentro a Siria, en uno de los campamentos de Al Atarib, donde hace unos meses tuvieron al que sería su primer hijo, nacido ya en los territorios del ISIS. Desde el pasado domingo comenzó a hablarse de la muerte del marroquí como un hecho provocado supuestamente tras un bombardeo de la coalición.

Antes de viajar a Siria, Kokito regentaba un comercio de ropa en el zoco de Castillejos y se paseaba por las calles del barrio ceutí de El Príncipe, a cinco minutos en coche de esa localidad marroquí, donde captó a algunos jóvenes para que compartieran con él su aventura yihadista. Por la noche se reunía con un grupo de acólitos takfires, el clan más clandestino del salafismo, y planeaba su unión al sanguinario ejército del califa y autoproclamado máximo líder del califato, Abu Bakr al-Baghdadi.

Kokito fue reclutado para la yihad por Mustafá Maya Amaya, de 51 años, detenido por la policía  en marzo de 2014 en Melilla, un paralítico que desde su silla de ruedas, frente a un ordenador portátil y a espaldas de su mujer envió a Siria, Malí y Libia a decenas de yihadistas procedentes de varios países de Europa.

Fuentes de la lucha antiterrorista calculan que 133 españoles, la mayoría de origen marroquí y residentes en Ceuta, se han unido al ISIS. De ellos, según los últimos informes de la Secretaría de Estado del Ministerio del Interior, 25 habrían retornado a España, de los cuales 15 estarían en prisión y 10 en libertad, supuestamente controlados según las últimas declaraciones realizadas por el jefe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán. Al menos seis han muerto en combate o en misiones suicidas, y por lo menos dos de ellos han causado centenares de víctimas. Recientemente, fuentes del Pentágono confirmaban la muerte del rapero de origen alemán Desso Dogg, Denis Cuspert (39 años), convertido en combatiente del ISIS y fallecido en un bombardeo en Raqa, el pasado 16 de octubre.

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