Desmontando a Rajoy

El Gobierno en su balance de legislatura apunta que el gasto en pensiones ha crecido en 16.000 millones de euros. Este dato es cierto, pero en su mayor parte no se debe a decisiones del Ejecutivo, sino al llamado efecto sustitución. Los nuevos jubilados tienen mejores carreras de cotización (más años trabajados y mayores bases de cotización), por tanto, cuando se jubilan tiene derecho a pensiones más altas que los que fallecen. Esto se entiende con dos datos: la pensión media de las nuevas altas en la Seguridad Social entre enero y agosto ascendía a 1.044,5 euros, la media de las bajas (fallecidos) asciende en el mismo periodo a 803. Esto necesariamente tira al alza de la media de todo el colectivo y del gasto total agregado.

España crece a un ritmo alto cuando se compara con los países de su entorno, especialmente los de la zona euro. Pero esa comparación empeora cuando se agregan a varios de los países emergentes que forman parte del G-20. Si se cumplen las previsiones del FMI para este año, España superará en crecimiento a Estados Unidos, pero quedará muy por detrás de países como China e India, los gigantes emergentes, y también se verá superada por Indonesia y Turquía. Además, en 2016 el crecimiento será menor y a los países que ya superan a España este año habrá que añadir a Estados Unidos y México.

Rajoy ha sacado pecho sobre la partida presupuestaria destinada a becas: 1.416 millones de euros. El presidente la ha calificado como la “mayor cifra de toda la serie histórica”, obviando que durante el curso 2011-2012 se superó ese importe. El Gobierno de Zapatero fijó en sus presupuestos un montante de 1.430 millones. Porque la legislatura del PP ha supuesto realmente un recorte de la cuantía media de las becas de 647 euros, la mayor caída porcentual desde 1996. En la educación superior, el secretario de Estado de Educación, Marcial Marín, calculó hace unas semanas que los becarios universitarios habían recibido 100 euros más en el curso 2014-2015. Aun así, la cuantía ya se había reducido 466 euros entre los cursos 2010-2011 y 2013-2014. Y el número de becarios ha aumentado en ese tiempo un 20%; impulsado por el número de alumnos que pueden acogerse a la matrícula gratuita. El empobrecimiento de las familias ha provocado que más personas soliciten las ayudas. Y eso que el Gobierno endureció los requisitos para acceder a ellas.

Según Mariano Rajoy, la confianza de los consumidores en la marcha del país empezó a mejorar a partir de 2013, lo que debería traducirse en un mayor gasto y en la consecuente dinamización de la economía. Los datos del CIS para septiembre de 2015 recogen el dato más alto de la serie histórica (106,1 puntos), que arranca en 2004. Las gráficas, además, confirman la afirmación del presidente: desde mediados de 2013, el indicador de confianza del consumidor, el de situación actual y el de expectativas han mejorado con altibajos puntuales.

Uno de los ejes de campaña de Mariano Rajoy será el empleo, es decir, la reivindicación de las políticas impulsadas por el Gobierno, como la reforma laboral, y un objetivo: llegar a 20 millones de puestos de trabajo en 2019. La última encuesta de población activa, publicada la semana pasada, reflejó un buen comportamiento del mercado laboral en el tercer trimestre de este año. El paro ha bajado de los cinco millones por primera vez en cuatro años, arrojando un balance provisional de la legislatura con 104.300 ocupados menos y 436.500 parados menos. Pero la caída del desempleo durante la legislatura se debe exclusivamente a la reducción de la población activa durante estos cuatro años. Cuando Mariano Rajoy llegó a La Moncloa había 23,4 millones de personas en España en edad y disposición de trabajar o trabajando, ahora hay 22,9, según los datos que del Instituto Nacional de Estadística. Hay que tener en cuenta también otro dato, de carácter cronológico. El PP llegó al poder a finales de diciembre de 2011, por lo que el balance más ajustado de la legislatura se podrá hacer cuando se conozcan los datos de la encuesta de población activa correspondientes al cuarto trimestre del año, que se divulgarán en 2016, tras las elecciones generales del 20 de diciembre. El Gobierno y el PP, mientras tanto, podrán esgrimir en la campaña electoral la tendencia tradicionalmente positiva para el empleo, que comenzó en Semana Santa y se cierra en septiembre.

El refranero subraya que el éxito tiene muchos padres y el fracaso es huérfano. Cuando el diferencial entre el bono español a diez años y el alemán alcanzó su máximo histórico de 638 puntos, el 24 de julio de 2012, el Gobierno en bloque miraba a Fráncfort, al Banco Central Europeo (BCE), para pedir su intervención en los mercados. La razón, decían, había que buscarla en las dudas sobre la unión monetaria, una vez que España había aceptado el rescate del sistema financiero. Por entonces, los mercados barajaban una posible ruptura del euro y solo la declaración del presidente del BCE, Mario Draghi, frenó la fuga de capitales, que rondaba el 25% del PIB solo en España. La decidida política del BCE dio un giro a la escalada y situó la prima de riesgo española unos 20 puntos por debajo de la italiana. Ahora la situación se ha revertido: el diferencial español alcanzó ayer los 113 puntos frente a los 99 puntos de la deuda italiana.

España “seguirá dando la batalla” para dar solución al problema de los refugiados, que se ha convertido en el asunto “más dramático” al que hay que hacer frente a corto, a medio y a largo plazo. “Participaremos activamente en la solución que se diseñe para dar salida a la insoportable situación que afrontan los refugiados y que apela con extraordinaria dureza a la sensibilidad y la conciencia de todas las personas y todos Gobiernos del continente”, ha asegurado Rajoy.

La expresión “seguir dando la batalla” que ha utilizado Rajoy no se ajusta a la realidad con la postura de España ante la crisis de los refugiados. El Gobierno español rechazó la primera propuesta de Bruselas de distribuir a un cupo de demandantes de asilo entre Estados porque tenía carácter obligatorio. España se alineó con los países del este para reclamar que la acogida fuera voluntaria y los negociadores españoles subrayaron entonces que este tipo de soluciones consistentes en compartir la presión migratoria generaban efecto llamada. Después, comunidades y grandes ciudades españolas con la iniciativa de Barcelona y Madrid se adelantaron al Ejecutivo al movilizarse para crear una red de municipios-refugio. Finalmente, el Gobierno aceptó la cuota de 15.000 refugiados, pero tras una importante presión social.