Un año del contagio de ébola en España
El caso de Teresa Romero se cerró sin que quedara clara la vía de contagio ni las responsabilidades
Hace un año, a media mañana, las redacciones de los medios de comunicación españoles recibieron una misteriosa convocatoria: rueda de prensa esa tarde en el Ministerio de Sanidad. El anuncio no decía más. Pero pronto se supo el motivo: una mujer (primero se creyó que era enfermera; luego se supo que era auxiliar de enfermería) se había contagiado de ébola en el Hospital Carlos III. 365 días después, este es un sucinto balance de aquel caso, en el que perviven muchas incógnitas.
Antecedentes. El ébola llegó a España en avión del Ejército del Aire y perfectamente controlado: lo traían dos religiosos, Miguel Pajares y Manuel García Viejo, que se habían infectado cuidando enfermos en África (en Liberia y Sierra Leona, respectivamente). Ambos fallecieron. Fue durante la atención a este último, o al ayudar a limpiar su habitación después de su muerte el 25 de septiembre, cuando Romero se contagió.
El anuncio. La rueda de prensa del 6 de octubre de 2014 para anunciar el caso por parte de la ministra de Sanidad de entonces, Ana Mato, ya es tema de estudio en algunas universidades sobre qué no debe hacerse en una crisis sanitaria. Se intentó ocultar dónde iba a ser tratada Romero, cuando ya los medios habían publicado que iba a ser en el complejo hospitalario La Paz-Carlos III, y no se dieron datos acerca del contagio. Fue el primer caso de contagio de ébola fuera de África. Posteriormente, hubo otro en Estados Unidos.
La gestión. A finales de esa semana, el viernes 10 de octubre, se decidió la creación de un comité interministerial para dirigir la crisis del ébola. Lo dirigió la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, lo que se interpretó como una desautorización de la gestión de Mato.
El contagio. Un año después, no se ha podido determinar cuándo se produjo el contagio. Durante su enfermedad, Romero llegó a decir que se había tocado la cara con un guante. Luego se desdijo. En teoría, el momento más peligroso era el de quitarse el traje de seguridad, pero se supone que esto debe hacerse con la supervisión de un compañero, y nadie vio nada. Otra opción sería que hubiera un pinchazo o un poro en el equipamiento, pero tampoco se ha demostrado. Las cámaras de la habitación del enfermo estaban preparadas para transmitir, pero no para grabar, así que de ellas no pudo obtenerse información.
El ingreso. Romero fue ingresada en el Carlos III, pero varios días después de manifestar síntomas. Este tercer caso que tuvo que ser tratado en el hospital ha supuesto que se ha dejado en el centro una zona para tratar enfermedades altamente infecciosas. Para ello se están realizando unas obras que aún no han concluido.
El periplo. Romero empezó a manifestar fiebre el 30 de septiembre. Afirma que llamó al servicio especial para personal que había estado en contacto con el ébola, pero no fue ingresada hasta el 6 de octubre por la mañana. En ese tiempo acudió a su médico de cabecera, a la peluquería e hizo vida por el barrio. Acudió cuando empeoró primero al Hospital de Alcorcón. Esto resultó en que muchas de las personas que tuvieron contacto con ella, empezando por su marido, fueron ingresadas en observación, bien por recomendación médica, bien por voluntad propia. Ninguno manifestó síntomas de ébola.
La enfermedad. El ébola tuvo en Romero el curso habitual. Hubo un momento de máxima gravedad a los 10-15 días del contagio (los 5-10 días del ingreso). Luego tuvo que permanecer ingresada 42 días hasta confirmar que el virus estaba erradicado. Romero sigue de baja.
Las víctimas políticas. Tanto la ministra de Sanidad, Ana Mato, como el consejero de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez, perdieron el puesto poco después de la crisis del ébola. Mato, tocada por la crisis sanitaria, dimitió al ser imputada por la trama Gürtel. Rodríguez fue cesado directamente por sus desafortunadas acusaciones a Romero, a la que acusó de mentir y de poco profesional.
Juicios. El caso terminó con numerosas demandas: la médica de familia que la atendió contra Romero, esta y su familia contra el consejero de Madrid, o reclamaciones de los sindicatos médicos contra las autoridades. Ninguna ha concluido en condena.
El problema de los trajes. Gran parte de las dudas del caso se centró en si el personal sanitario estaba suficiente formado para atender el caso, en primer lugar para ponerse y quitarse el traje de seguridad. Los trabajadores afirman que no es así. La dirección del centro afirma que había protocolos en marcha. La inspección de Trabajo encontró múltiples irregularidades. También el Centro Europeo de Control de Enfermedades.
El hospital. El Carlos III estaba en pleno proceso de convertirse en un hospital de media y larga estancia cuando llegaron los enfermos de ébola. El Gómez Ulla, que iba a ser el elegido, no estaba preparado. Tras estos episodios, se ha decidido mantener una planta para estos casos. Las obras para adaptarse a ese nuevo cometido están casi terminadas.
Incógnitas. No se sabe cómo se produjo el contagio ni el coste de los ingresos. Tampoco se han establecido responsabilidades. El Ministerio de Sanidad tenía un protocolo para crisis preparado para la gripe A, pero no lo usó en este caso. No consta que lo haya modificado o revisado.
La enfermedad en el mundo. El ébola sigue propagándose en Sierra Leona y Guinea. En Liberia los últimos casos son de mayo de este año. En total, hasta la fecha se han registrado más de 28.000 casos y 11.000 defunciones. En este tiempo se ha conseguido una vacuna que se ha demostrado efectiva.
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