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Rajoy se aferra al inmovilismo a pesar del fracaso del PP en Cataluña

Tras el flojo resultado del 27-S, el PP insiste en presentarse como el único partido que garantiza la unidad de España

El candidato del PPC en Cataluña, García Albiol, durante su comparecenciaFoto: atlas
Javier Casqueiro

El PP ha caído en 128.700 votos y ha perdido ocho escaños en Cataluña en un escenario que el partido en el Gobierno central ya se temía como previsible. Mariano Rajoy se contenta con que la derrota de su formación, superada por el PSC y más que doblada por el tifón de Ciutadans, no llega, además, con una victoria de los independentistas en votos (47,8%). El presidente del PP no retocará su discurso de la firmeza constitucional al menos hasta después de las generales de diciembre.

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Nadie esperaba en el PP ni en el Gobierno central que el candidato popular, Xavier García Albiol, se acercase siquiera al techo histórico de 19 escaños que logró en 2012 su antecesora, Alicia Sánchez Camacho, en 2012. Rajoy tampoco. Se trataba, en las peores elecciones a las que se podía enfrentar desde hace años ese partido, de aguantar el tipo. De no bajar de dos dígitos: al final se quedaron en 11. Se daba por descontado que Ciutadans superaría al PP con creces, pero su auge al final hasta 25 escaños les desbordó. Esa cota jamás la ha alcanzado el PP catalán en toda su historia.

La pérdida del 4,5% de las papeletas logradas hace tres años (2012) retrotrae la influencia del PP en Cataluña casi a épocas pretéritas, como cuando en 1992 cosechó su peor dato con siete actas y el 5,97% de los escrutinios.

El fracaso del PP no es atribuible, en este caso, al candidato. Hace apenas dos meses, cuando se designó con urgencia a Albiol para relevar a la hastiada Alicia Sánchez Camacho, las encuestas les despeñaban a seis parlamentarios, casi los últimos del nuevo Parlament. Ahora serán los cuartos empatados con los quintos, CatSíqueesPot, la marca local de Podemos, otra de las grandes derrotadas de la noche. Albiol, en privado, se contentaba con superar los dos dígitos: entre 10 y 12. Anoche ensalzó que el partido ha emprendido el camino de la recuperación y se prepara para una larga y dura disputa en el nuevo Parlament.

Sin puentes de diálogo

Las miradas del varapalo al PP catalán sin embargo se situaron hacia el papel que ha jugado el presidente del Gobierno y del partido en estos últimos años, desde que se desató el desafío independentista. Rajoy rechazó entonces, en aquella primera entrevista veraniega en 2012, la reclamación de Artur Mas de un nuevo pacto fiscal para Cataluña y luego ambos apenas han mantenido ningún puente de diálogo. El presidente del Gobierno central sostiene que Mas solo plantea monólogos. Los populares esperaban que un mal resultado ayer de Junts pel Sí forzara la salida de la política de Mas y la llegada de otro interlocutor, ahora que han perdido por el camino ese papel en la figura de Josep Antoni Duran Lleida, que no ha logrado para Unió ninguna representación.

El resultado retrotrae la influencia del PP en Cataluña casi a épocas pretéritas

La meta realista de Rajoy en estas catalanas estaba puesta no en los escaños que obtuviera el PP sino en que los soberanistas de Junts pel Sí y la CUP no tuvieran una mayoría absoluta muy holgada (72 escaños son cuatro más de lo necesario) y, sobre todo, que no la tuvieran en votos (47,8% frente a 48,04%). Esa fue la primera suma que se hizo anoche en Génova 13, la sede central del PP. Y ese fue el mensaje que emitió el portavoz autorizado que compareció, Pablo Casado, delante de otros vicesecretarios: el plebiscito del soberanismo ha fracasado.

Pablo Casado reseñó así que el PP no moverá sus posiciones: “Desde el partido que respalda al Gobierno de España vamos a seguir garantizando la legalidad, vamos a seguir defendiendo la unidad de España y diciendo a los españoles que tengan la tranquilidad de que el Gobierno sigue garantizando el Estado de Derecho y la democracia en España. Evidentemente, en Cataluña todo sigue igual”. El vicesecretario de Comunicación del PP reclamó a Mas que haga caso a las urnas, empiece a gobernar para los ciudadanos y se olvide de los debates independentistas e identitarios.

Rajoy convocará este lunes en Madrid a la ejecutiva de su partido y ratificará que no piensa variar un ápice su discurso y su estrategia ante las generales. Cree que no tiene tiempo ni opción alguna de cicatrizar las heridas abiertas ni tampoco de matizar que ahora, en plena precampaña nacional, lo único importante es asegurar la “firmeza constitucional” y presentarse como el único partido que garantiza la unidad de España ante los desafíos que puedan llegar desde el Parlament y el nuevo Gobierno catalán.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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