Los no soberanistas se disputan el apoyo clave del voto desmovilizado
PP, PSC, Ciudadanos y Podemos se disputan los 10 puntos que reflejan las encuestas de mayor participación
El 27-S todo indica que habrá una participación histórica, en torno al 75% y casi 14 puntos por encima de la media en las autonómicas catalanas. Los partidos no soberanistas confían en frenar una mayoría absoluta de la lista independentista si captan la mayor parte de ese nuevo electorado, habitualmente menos movilizado en estas citas. PSC, PP, Ciudadanos y hasta la marca local de Podemos se vuelcan en la disputa de última hora de ese apoyo clave en el área metropolitana de Barcelona. El PP endurecerá su tono en esta fase final de la confrontación. El debate Margallo-Junqueras apenas varió nada.
Los expertos demoscópicos concluyen, con los datos históricos en la mano, que la participación electoral en Cataluña siempre ha sido más elevada en aquellas elecciones que se perciben como de cambio (sobre todo generales más que autonómicas) que en las que los electores descuentan como de mera continuidad. No parece que las elecciones del domingo sean unos comicios más. “Históricas”, “clave”, “muy importantes”, “determinantes para el futuro de España y Cataluña” y “las más importantes de la historia de la democracia” son epitetos y frases utilizadas por distintos dirigentes de los partidos no soberanistas para no considerarlas “plebiscitarias”, como pretenden los partidarios de la lista conjunta soberanista Junts pel Sí.
Todos los sondeos de opinión previos sitúan el nivel de participación por encima del 70%. Hace tres años, en 2012, ya se alcanzó el récord con una afluencia a las urnas del 69,6%, casi diez puntos más que en la cita anterior (2010). El último trabajo público de Metroscopia para EL PAÍS cifraba esa participación en el 73%. Varios trabajos internos, no conocidos por la prohibición de la ley electoral, incrementan esa cifra hasta el 75%, un nivel más propio de las grandes contiendas electorales generales, que suelen elevarse diez puntos sobre las autonómicas.
Los dirigentes y candidatos de todos los partidos están llamando a un voto masivo el 27-S para intentar clarificar algo el confuso escenario político catalán. Los estrategas de los partidos soberanistas mantienen, con los trabajos demoscópicos registrados desde enero, que las opciones independentistas ya reflejaban entonces una gran movilización de su electorado y que ese porcentaje apenas ha variado desde entonces. Por esa razón ahora teorizan con que la evidente movilización de la campaña, centrada por todas las formaciones en ilusionar a los habitantes del extrarradio barcelonés que habitualmente no vota en las autonómicas, podría cambiar algo la situación. No hablan de giro.
La percepción que registran en esos trabajos de última hora rebaja algo el resultado al límite de la mayoría absoluta (68) para Junts pel Sí en solitario y constata un cierto trasvase de voto hacia la CUP. En estos movimientos también se observa un mejor comportamiento electoral de lo previsto para Ciudadanos que para el PSC o el PP.
Los responsables de campaña del PSC y del PP corroboran esa movilización. En el PP, además, piensan endurecer algo más el tono en sus mítines finales para polarizar aún más e intentar atraer para su candidato, Xavier García Albiol, a todos los votantes que quieren asegurarse de que Cataluña sigue en España. En el cuartel general del PSOE son de un “optimismo moderado”.
Socialistas y populares admiten también que en este apartado de incentivar la participación poco o nada ha movido el panorama el “debate técnico” entre el ministro José Manuel García Margallo y el candidato soberanista Oriol Junqueras, que tuvo una audiencia en 8Tv del 28% y casi 900.000 espectadores.
Ciutadans y Podemos, pulso por el electorado joven y del PSC
Debate soberanista
El pulso entre Podemos y Ciutadans, las dos formaciones emergentes que aspiran a rebasar los límites del bipartidismo, vive en Cataluña un capítulo inédito. Según todas las encuestas, el 27-S el partido de Albert Rivera quedará por delante del de Pablo Iglesias por primera vez, un resultado que marcaría la campaña de ambos para las elecciones generales de fin de año. En el sprint final, las dos formaciones luchan por atraer a los jóvenes de entre 18 y 25 años que nunca han votado; a los abstencionistas saturados por el debate soberanista y a los votantes desencantados del PSC. "El PSC está a la baja", argumentaba ayer José Manuel Villegas, jefe de gabinete de Rivera, antes del mitin que dio Inés Arrimadas en Mataró, tradicionalmente un feudo socialista -como Tarragona, donde poco después celebraba su mitin Iglesias-. "Las últimas encuestas nos dan por ganada la segunda posición. Esa consolidación se puede producir por haber pescado en el caladero del PSC", añadía. Ciutadans plantea propuestas -inversión en cercanías, corredor Mediterráneo- que tendrían cabida en el programa socialista. Según Villegas, "Iglesias ha entregado sus siglas a ICV y se ha encontrado con un candidato que defiende la independencia [por Lluis Rabell, que votó sí a la independencia en la consulta del 9-N, aunque él asegura que es federalista]". "Es un error muy grave. Veremos si le pasa factura a nivel nacional. Estamos peleando con Podemos por ser el partido con más voto joven. Habrá jóvenes que opten por la ruptura y otros que opten por la reforma", concluye el dirigente.
Iglesias, por su parte, sabe que el mensaje de su candidato es complicado, porque puede parecer demasiado atrevido en Madrid y demasiado tibio en Barcelona; recela de las últimas encuestas y confía en un resultado distinto. "Aspiramos a todo. Cuando hablamos del resto de actores políticos, les decimos lo mismo al PP, Ciudadanos y al PSOE, que de alguna manera parece que les sobra la mitad de Cataluña. Y creo que por desgracia el mensaje de Ciudadanos es el mensaje del PP después de pasar por una clínica de cirugía estética; y en el caso del PSOE, Pedro Sánchez trayendo la bandera más grande demostró que asume el discurso de Artur Mas. Los socialistas no votan pensando en banderas", dijo Iglesias a EL PAÍS. Todos los dirigentes de Podemos, y el propio Rabell, han apelado a los jóvenes, con múltiples referencias a los que han tenido que buscar empleo en el extranjero, y han dejado claro que buscan el voto socialista. Podemos ha aterrizado en un escenario político que no conocía. Su dirección quiso evitar el debate soberanista, pero finalmente se vio obligado a dirigirse a los ciudadanos que puedan sentirse atraídos por Junts pel Sí o por la CUP no porque sean estrictamente independentistas sino porque quieren lanzar un mensaje de rechazo a Mariano Rajoy.
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