Medio Ambiente ve errores en un plan de prospecciones en el Mediterráneo
Los técnicos aconsejan no llevar a cabo los sondeos por afectar a cetáceos y tortugas
“Deficiencias”, “errores de cálculo”, “irregularidades”... La lista de inconcreciones y datos erróneos que han encontrado los técnicos del Ministerio de Medio Ambiente en uno de los mayores proyectos para buscar gas y petróleo en el Mediterráneo es larga. La Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y el Mar desmonta en un informe de 22 páginas la documentación técnica presentada por la empresa Seabird para realizar sondeos sísmicos en un área de 37.000 kilómetros cuadrados en el Golfo de León, frente a las costas de Cataluña y Baleares. El texto, al que tuvo acceso EL PAÍS, critica entre otras cosas que el proyecto no valora el impacto de las prospecciones en los cetáceos y las tortugas.
La empresa pretende hacer una prospección sísmica marina, como una especie de ecografía del subsuelo marino. Un barco recorre la zona siguiendo líneas paralelas y lanza disparos con cañones de aire comprimido. El ruido que generan rebota en las capas superiores del lecho marino y permite saber si hay bolsas de petróleo o gas. Los técnicos del ministerio aseguran en su informe que muchos cálculos están mal hechos. El modelo acústico y la zona de exclusión (el área en la que si el avistador de fauna ve un animal hay que demorar los disparos) propuesta en base a ese modelo “no se puede considerar válido”, señalan. Tampoco son correctos los datos de temperatura, ni la composición del fondo marino, ni el nivel de exposición sonora.
El informe desgrana varios errores, como cuando el proyecto lista las especies que podrían verse afectadas y habla de las “producidas en Andalucía”. “Es evidente que se trata de un error, ya que la zona en la que se pretende hacer la campaña sísmica no se aproxima a Andalucía”, escriben los técnicos. La empresa asegura que la tortuga boba está catalogada en España como de “interés especial”, y no es así. Se considera especie amenazada, en la categoría de “vulnerable”. Tampoco acierta al hablar de que no tiene zonas de puesta en el Mediterráneo occidental, cuando sí existen. “La información presentada por el promotor no es correcta”, concluye el informe ministerial, adelantado ayer por La Vanguardia.
La documentación llega a mencionar un proyecto distinto cuando habla de la migración del rorcual. “Es evidente que el promotor ha confundido el proyecto que nos ocupa con el proyecto de sísmica Casablanca”, advierten los técnicos, que más adelante vuelven a señalar errores: “La afirmación del promotor 'No nos encontramos en un área de especial presencia de otros cetáceos' no puede ser aceptada”. En contra de lo que alega la empresa, hay delfín listado, delfín mular, calderón común, cachalote... La conclusión es clara: “No deberían realizarse operaciones de prospección sísmica marina, en ningún periodo, en las áreas de presencia de especies de cetáceos sensibles”.
Estas consideraciones de Medio Ambiente se suman a las de otro informe oficial de finales del año pasado en las que los técnicos desaconsejan llevar a cabo el mayor proyecto previsto en la zona, con cerca de 100.000 kilómetros cuadrados, por poner en peligro a especies protegidas como cachalotes, delfines y tortugas marinas. "La potencial afección sobre la fauna marina presente en el área de actuación es de una magnitud suficiente como para desaconsejar que se desarrolle el proyecto", sentencia el informe.
Para Carlos Bravo, portavoz de la organización que intenta acabar con las prospecciones petrolíferas en el Mediterráneo, Aliança Mar Blava, "el burdo corta y pega" realizado por el promotor en varios puntos "le quita toda validez al documento".
La empresa Seabird cedió a Schlumberger, la mayor empresa de servicios petroleros del mundo, los derechos sobre el proyecto a finales de julio pasado, según publicó el Boletín Oficial del Estado (BOE).
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