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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El convergente moderado

Cree que los catalanes son los más trabajadores de España y a los ricos no les gusta el lujo

Francesc de Carreras

El convergente moderado hace un tiempo que anda perplejo. No acaba de entender lo que hace el partido al que ha estado votando toda su vida. En tiempos de Pujol no tenía dudas, aquel hombre sí que sabía, hasta hablaba alemán. Pero Artur Mas también le gustó. Se explicaba muy bien y parecía saber lo que se hacía, nunca perdía la calma, respondía con serenidad, daba argumentos, era moderado, nunca estridente. Convencía. ¡Soberanía, derecho a decidir, Estado propio! Nada, ni Mas se lo creía, todo era para presionar a Madrid, para obligarles a negociar, para que por fin nos dieran lo que nos merecemos.

Así pensaba hasta hace poco el convergente moderado, una persona que cree que los catalanes son muy trabajadores, los más trabajadores de España, por eso crean riqueza, pero incluso los catalanes ricos son modestos, no les gusta el lujo ni la ostentación, en eso son distintos de los españoles, en eso y en que hablan catalán, claro. No son mejores que los españoles pero son distintos, esto es lo que no se comprende más allá del Ebro. Además, el convergente moderado es sensato, aborrece el extremismo, le gusta el seny y detesta la rauxa, las pasiones desatadas. Para presidente del Barça ha votado a Bartomeu, no a Laporta.

Ese convergente moderado tenía una fe ciega en Pujol, ahora echa la culpa a los hijos y a la mujer; también le gustaba Mas, pero ahora está indeciso, vacilante, ha armado un lío tremendo que no entiende. No vio con buenos ojos la ruptura con Unió pero aún menos, mucho menos, que se haya pactado con los de Esquerra, unos ximples, unos majaderos, gente nada seria y poco de fiar. Esto ya lo pensaban su padre y su abuelo, que siempre le hablaban del 6 de octubre y de Companys, un poca-solta que, pobre, al final fue una buena persona porque murió fusilado por Franco.

Pero eso no es todo. El convergente moderado acaba de enterarse de que esta lista con Esquerra está encabezada por uno que hasta hace tres meses era de Iniciativa, era comunista. Y encima, Mas va en cuarto lugar, precedido por Forcadell y por Muriel, una de Esquerra y la otra también comunista, y cerrando el quinteto, Oriol Junqueras. Es decir, tiene que votar a una lista con un Mas empaquetado, rodeado de extremistas. El convergente moderado antes andaba perplejo pero ahora está atónito. ¿A estos tiene que votar él, que nunca ha sido ni independentista, ni comunista, con el presidente en medio, como un títere?

“¿A quién he de votar?”. Desde hace treinta años no se formulaba esta pregunta. 

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