Bauzá no debatirá con el PSOE en la sesión de investidura
El presidente del Gobierno balear y líder del PP quiere ser senador
El presidente del Gobierno y del PP balear, José Ramón Bauzá, intenta desactivar una revuelta pública de cargos y exautoridades del PP, hasta ahora fieles subordinados al líder o silentes compañeros de partido. Bauzá, que anunció su dimisión tras el fracaso electoral del 24-M, abrió un proceso de búsqueda de un presidente provisional de consenso hasta el congreso extraordinario. Confirmó también que quiere ser senador autonómico.
El futuro presidente provisional de transición "no tendrá mácula de corrupción", observó Bauzá. Este hombre de consenso no deberá tener ambiciones de liderazgo futuro. Los opositores de Bauzá han diseñado la estrategia de un "golpe", un "chantaje", según distintos participantes de la revuelta. Bauzá reconoció que "alguna decepción ha tenido". El colectivo crítico ha suspendido el acto de firma de un manifiesto en la masiva reunión tras pactar al medio día la salida inmediata de Bauzá.
Un núcleo importante del PP ha actuado al margen de las estructuras de la organización. Desde el 24-M no existe una voz de peso reconocida en el PP. Bauzá no ha debatido en los órganos colectivos ni ha convocado, durante semanas, reuniones de la dirección. El PP ha perdido el Gobierno balear, tres consejos insulares y los grandes Ayuntamientos (Palma, Ibiza, Calvià, Mahón, Ciutadella, Inca, Manacor, entre otros).
Tras el fiasco del 24-M, Bauzá dimitió como presidente del partido, pero aplazó su renuncia a la celebración de un congreso extraordinario en septiembre, que la dirección nacional ha aplazado hasta después de las elecciones generales. El presidente en funciones dejará su escaño en el Parlamento —para no ser opositor al Gobierno de Francina Armengol, del PSOE y MÉS con apoyo de Podemos— e intenta ser nombrado senador autonómico y obtener, además, un foro de protección judicial en el Tribunal Supremo.
El aún consejero de Agricultura, Biel Company, líder de la derecha rural, política y patronal, y el exalcalde de Palma, Mateo Isern, son dos de las personas más activas en esta maniobra contra el dirigente derrotado. En la sombra, y en segunda fila, opera el expresidente del PP y de Baleares Gabriel Cañellas, destituido por corrupción (el cobro de 300.000 euros para el PP) en 1995.
Diputados insulares y nacionales, al menos dos consejeros del Gobierno de Bauzá y alcaldes atacan abiertamente al presidente autonómico en los medios locales. El portavoz del PP y parlamentario en las Cortes, Miguel Ramis, lamentó —en la radio pública RNE1 y en la SER— la ausencia del liderazgo en su partido y exigió la renuncia inmediata de Bauzá.
Alcaldes del PP de Ibiza y de Mallorca pidieron a Bauzá que se fuera ya. El recién nombrado portavoz adjunto del Parlamento de Baleares, Antoni Camps (el diputado imputado por comentarios homofóbicos en su blog), atacó a los "rebeldes" que "hasta ahora aplaudían" a Bauzá y que hoy le zahieren en un "espectáculo impresentable".
El PP perdió las elecciones en todos los frentes en Baleares, donde ejercía con hegemonía desde 2011. Sin expectativas de poder, desalojados de sus puestos y desanimados, los disidentes han emergido y "pasan las cuentas" al derrotado. La portavoz del PP en el Parlament, Margalida Prohens, lanzó un mensaje al aún presidente: "Yo nunca pediré dimisiones de nadie del PP en los medios de comunicación".
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