La lista de posibles secretarios generales del Partido Popular

Mariano Rajoy tiene en teoría una autonomía y un poder casi total en estos momentos en el PP para tomar cualquier decisión, hasta niveles equiparables a las épocas más duras de José María Aznar, pero en el caso de los cambios y relevos en el partido debe regirse, al menos formalmente, por lo que marcan los estatutos. Un secretario general del PP no puede ser cualquier militante o dirigente del partido. El artículo 44, apartado 1, especifica que “el secretario general será nombrado por el comité ejecutivo, a propuesta del presidente, de entre los miembros elegidos para este órgano por el congreso del partido”. Debe ser un miembro electo de la lista que presenta el candidato a presidente, en este caso Rajoy, para el denominado Comité Ejecutivo Nacional (CEN). En la ejecutiva hay 35 miembros electos, que van en esa lista, y otros natos, por ser portavoces en los parlamentos, presidentes autonómicos o responsables de distintos comités.

El repaso de los 35 nombres de la lista de electos que acompañó a Rajoy en el XVII congreso macional del PP en Sevilla el 20 de febrero de 2012 revela, en primer lugar, que están dentro todos los ministros: desde la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría hasta Alfonso Alonso (Sanidad) o Ana Pastor (Fomento), por poner tres ejemplos de cargos aún con buena imagen política, respeto y conocimiento del partido. Pero en esa candidatura también están Ana Botella, exalcaldesa de Madrid y esposa de José María Aznar, Rita Barberá, Ana Mato, Ignacio González, Teófila Martínez, Celia Villalobos, Juan Ignacio Zoido y hasta Alberto Ruiz-Gallardón, retirados o en franca retirada de la política.

Entre ese selecto grupo figuran, además, otros dirigentes del PP de perfil más joven y menos contaminado por la gestión de estos años a nivel nacional, como la exconsejera madrileña Lucía Figar o la gallega Pilar Rojo (amiga del presidente), el catalán Jorge Moragas (jefe de Gabinete de Rajoy) o Ángeles Muñoz, alcaldesa de Marbella (Málaga), con buenos resultados electorales y conocimiento de la estructura nacional del partido.

Mientras las quinielas sobre el futuro nombre del secretario o secretaria general del PP se desbocan, el vacío de poder al frente del partido se acrecienta. La autoridad del presidente es cuestionada por varios barones regionales. Las críticas del lunes de Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y León, fueron refrendadas ayer tras su Consejo de Gobierno por su portavoz, José Antonio de Santiago-Juárez, que pidió a Rajoy que destituya al ministro de Industria, José Manuel Soria, y no en este caso por la crisis del carbón y su repercusión en León, sino también por “haber destrozado al partido en Canarias”.

En Baleares, el presidente José Ramón Bauzá ignoró el mandato de la dirección nacional del PP y ratificó que quiere hacer su congreso regional en septiembre para dejar el cargo, y no tras las elecciones generales.