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Armas trucadas, la otra amenaza

Recientes incautaciones dejan ver el armamento ilegal que ‘viaja’ por España: de fusiles de asalto a pistolas modificadas

La Guardia Civil ha intervenido en la operación casi un centenar de armas.
Patricia Ortega Dolz

Todos los cabos sueltos conducían a un garaje de Alicante. Más concretamente a una cochera anexa a un chalé. Hasta allí llegaron muchas de las casi cien —99 para ser exactos— armas que adquirieron por Internet —cada uno por su cuenta y riesgo— los siete detenidos por la Guardia Civil esta semana en la llamada Operación Taronja. El propietario de la casa y del taller es un hombre de mediana edad, armero de profesión —aunque trabaja como dependiente en una armería— y padre de dos hijos. Un auténtico “manitas”, en opinión de los agentes, capaz de devolver a la vida a “un hierro”, un arma inutilizada, y dejarla lista para disparar. ¿El temor? ¿La gran amenaza? “Que lleguen a manos de uno de esos lobos solitarios, que caigan en manos de terroristas”.

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En el taller del armero encontraron un torno, una fresadora industrial, un taladro de aluminio, un equipo de soldadura, 13 máquinas de recargar munición, infinidad de piezas y repuestos, 12 kilogramos de pólvora… Y entre las decenas de armas incautadas había 11 fusiles de asalto y 14 metralletas, aparte de 15 pistolas, 22 revólveres, casi 22.000 cartuchos... No es la primera vez en los últimos meses que aparecen armas de guerra en España al hilo de un operación policial. Sin embargo, a juicio de los especialistas, no son estas el mayor problema en nuestro país, sino las pistolas de fogueo modificadas, conocidas como detonadoras. Son las que más usan los miembros de organizaciones criminales.

Datos y cifras

P.O.D.

- En España se calcula que hay 3,5 millones de armas legales en circulación, la mayor parte de ellas de caza (rifles y escopetas). De ellas, 200.000 son armas cortas, la mayoría en posesión de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

- Aproximadamente el 55% de las armas (largas y cortas) que se peritan en los laboratorios de Balística del Cuerpo Nacional de Policía son armas detonadoras (de fogueo). De esas, el 20% están manipuladas y son capaces de hacer fuego real. Son las más utilizadas por los delincuentes y el crimen organizado.

- Una pistola de fogueo se puede adquirir en el mercado legalmente con un DNI, pasaporte o NIE que demuestre la mayoría de edad por unos cien euros. Manipulada, cambiándole el cargador, puede venderse en el mercado negro por 600 ó 700 euros. Un fusil de asalto rehabilitado, en cambio, puede llegar a los 3.000 euros.

- La Guardia Civil se ha incautado de unas 500 pistolas detonadoras trucadas en los últimos dos años. Pero en una operación en Algeciras (Cádiz) a finales de 2012 intervinieron 22.272 de esas armas susceptibles de ser manipuladas.

“No somos un país fabricante desde hace muchos años, ni estamos al lado de una zona de conflicto que produzca un excedente de armas y pueda contribuir a su trasiego; sí somos una vía de tránsito, sin embargo, las armas trucadas, que matan como cualquier otra, son el verdadero problema de seguridad”, coinciden agentes de la Guardia Civil —responsable del control de las armas en España— y de la Policía Nacional.

Aproximadamente el 55% de las armas (largas y cortas) que se peritan en los laboratorios de Balística del Cuerpo Nacional de Policía son armas detonadoras (de fogueo). De esas, aproximadamente el 20% están manipuladas y son capaces de hacer fuego real. La Guardia Civil ha incautado 500 en los últimos dos años. “Esas son el verdadero peligro, son las que se manejan en la calle, basta ser mayor de edad para comprar una por unos cien euros”, explica un policía experto en la materia. “Un DNI, el carné de conducir, o cualquier documentación extranjera son suficientes para adquirir una”, añade un agente del Instituto Armado.

“Las más vendidas en España son las de origen turco, que son además las más fáciles de manipular, simplemente modificando el cargador. Se venden en armerías y establecimientos autorizados”, comenta un agente de la policía nacional. De hecho, a finales de 2012 la Guardia Civil intervenía en Algeciras (Cádiz) un cargamento de 22.272 pistolas susceptibles de ser trucadas camufladas en un contenedor de ropa de Turquía, junto a 13.500 cargadores. “Su posesión no exige ningún requisito ni la ley prevé un control posterior, en las armas de fuego real al menos se pasa una revista cada cierto tiempo”, explica.

No solo son un peligro para la seguridad, sino un buen negocio, puesto que detrás de este mercado negro se mueven importantes cantidades de dinero, “Las pistolas de fogueo modificadas, pueden alcanzar un precio en el mercado negro de 600 ó 700 euros”, aseguran. “Los fusiles de asalto inutilizados pueden llegar a los 3.000 euros”. El lucro, propiamente dicho, parecía estar detrás de la última red desarticulada por la Guardia Civil esta semana.

Basta ser mayor de edad para comprar una por cien euros, dice un agente

Se calcula que en España, con una de las legislaciones más restrictivas del mundo junto a Portugal, hay aproximadamente 3,5 millones de armas legales en circulación, la mayoría de caza (escopetas y rifles), de las que 200.000 son armas cortas, la mayor parte perteneciente a las fuerzas y seguridad del Estado, según datos de la Guardia Civil.

La procedencia de las que no están registradas son diversas. Muchas proceden de la Guerra Civil: “Familias que las guardan como reliquias o como recuerdos”, relatan fuentes del Instituto Armado. “Y ahora, con la crisis, en lugar de entregarlas en una comisaría como se hacía antes, las están vendiendo por Internet, volviéndolas a poner en circulación; siempre hay coleccionistas, aficionados o delincuentes que las buscan”, aseguran. “Son armas de acero, más grandes que las nuevas, pero perfectamente funcionales”, señalan.

Otras de las que quedan fueran de control, son las robadas a titulares legítimos: militares, policías... “A veces, en los ámbitos de la delincuencia de menudeo, sirven como medio de pago”. Otras provienen de bandas de delincuencia organizada de extranjeros, “normalmente relacionados con el tráfico de droga”, que son los portadores habituales de armas de guerra, con capacidad de fuego automático. “La posesión de este tipo de armamento, fabricado en EE UU, China o los países del Este de Europa, tiene también que ver con estrategias de intimidación y demostraciones de poder de esos grupos criminales”, analizan las mismas fuentes.

Se han hecho frecuentes los envíos desde países con leyes más laxas

Con la globalización de Internet, se han hecho frecuentes los envíos desde países con legislaciones más laxas por paquetería, como en el caso de los detenidos en esta última operación. “La red les delató”, explica uno de los investigadores. “Observamos cómo las mismas personas acudían a los mismos puntos de venta para recibir la mercancía, que luego manipulaban y revendían con un sobrecoste”, dicen sin querer dar más detalles. “El hecho de que no declararan el contenido de esos paquetes como es obligación nos puso sobre la pista de un posible mercado ilícito”, que pasaba por aquel taller de Alicante.

Miedo al ‘lobo solitario’

P.O.D.

Aunque el hallazgo de armas de guerra en el transcurso de operaciones policiales en España sigue teniendo un carácter excepcional, las nuevas amenazas terroristas incrementan su peligrosidad. “El temor es que lleguen a manos de uno de esos ‘lobos solitarios’ cuyo fin es matar sin importarles el medio ni morir en el intento”, explican agentes de la Guardia Civil.

“La condición original de armas de guerra que tenían muchas de las intervenidas en la Operación Toronja de esta semana —tanto por su calibre como por su capacidad para hacer fuego automático (ametrallador)—, la rehabilitación de este tipo de armas y su comercio ilegal, suponen un riesgo máximo para la seguridad ciudadana, incluso por su posible desvío a organizaciones terroristas”, advertían los investigadores. Y llamaban la atención sobre la prioridad que han adquirido los asuntos vinculados al control de armas con el “auge del yihadismo”. A ojos de los responsables de seguridad: “Las posibles vinculaciones entre el tráfico de armas y las organizaciones terroristas, hacen que la lucha contra esta amenaza sea una de las prioridades tanto de la estrategia de seguridad nacional como de la Unión Europea”.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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