Los críticos de Podemos reclaman volver a luchar contra la ‘casta’
Teresa Rodríguez. "Mantenernos junto a las bases es la mejor vacuna”
La dimisión de Juan Carlos Monedero de la dirección de Podemos con críticas a la estrategia del partido ha hecho aflorar de nuevo públicamente las tensiones entre las corrientes internas de la formación: la que apuesta por la responsabilidad institucional y la que quiere permanecer más cerca de sus orígenes —la lucha contra “la casta”— y de los círculos. En el contexto de esa “tensión”, en palabras de Teresa Rodríguez, secretaria general en Andalucía, la salida de Monedero ha provocado que la llamada corriente crítica reclame que Podemos vuelva a sus esencias. “Mantenernos vinculados a las bases es la mejor vacuna para no convertirnos en una clase apartada de la ciudadanía”, ha asegurado Rodríguez tras la marcha del número tres.
La líder andaluza de Podemos admitió en una entrevista en la Cadena SER que el abandono de Monedero “es la expresión de desatar unas diferencias que puede haber dentro del órgano” [de dirección]. Rodríguez lo explica con claridad: “Hay una discusión desde la formación de esta fuerza política entre dos caras, una relacionada con la movilización, con las plazas, con los espacios del 15-M; y otra, la voluntad para construir una herramienta electoral para que desde los Parlamentos plantee soluciones en términos de leyes”. En la pugna entre ambas tensiones es donde se producen debates “sensatos y razonables”, según Rodríguez. “Podemos debe ser esa fuerza que conjugue ambas cosas”, defiende.
Al marcharse, Monedero se alineó con esa postura crítica, cuando expresó que la organización ha caído en algunos vicios de la competición electoral. “A veces nos parezcamos a lo que queremos sustituir. Eso es una realidad”, aseguró el responsable del programa marco del partido.
Rodríguez, portavoz de Podemos en el Parlamento andaluz, reconoce que es difícil no convertirse en “casta” cuando se cruza la puerta de una Cámara: “Las instituciones tienen una capacidad de absorción de la rebeldía y de la voluntad de cambio muy potente”.
La líder andaluza, que desempeñó un papel importante en los inicios de Podemos y se enfrentó al grupo de fundadores en la asamblea constituyente —aunque en los últimos meses el pulso de la corriente crítica con la dirección se ha suavizado— considera que la dimisión de Monedero es “una buena noticia”. En su opinión, su nueva posición le puede convertir en un “aliado”, en una especie de guardián de las esencias del partido, con una misión: “Interpelarnos y evitar convertirnos en eso contra lo que tanto hemos luchado”, reflexionó. “Hay que tener un pie en las instituciones y otro en las calles”, insistió.
El secretario general de Aragón, Pablo Echenique, otra de las figuras representativas de la corriente crítica, ve “una falsa dicotomía”. “La hipótesis fundamental de Podemos es que la gente corriente puede gobernar de modo más justo y eficaz que nuestra clase política corrupta y alejada de la realidad”, sostiene, al tiempo que defiende que el programa del partido, su compromiso ético, sus primarias, su discurso y sus candidatos demuestran que Podemos no tiene nada que ver con la casta. “No nos estamos pareciendo ni en los andares a los partidos viejos. Pienso que es un riesgo que nos pudiese pasar esto en algún momento futuro y que hay que estar muy atentos, pero también que es obvio que aún no nos ha pasado y que hemos tomado numerosas medidas innovadoras y valientes para que sea muy difícil que nos pase”, explica a EL PAÍS.
Echenique cree que, atendiendo a lo “esencial”, unos y otros comparten una sola alma en el partido: “La que sabe que el objetivo irrenunciable es un cambio real en las instituciones y en las políticas que acabe con la corrupción, con la exclusión social y con un modelo improductivo inestable de burbujas y especulación”.
El debate en Podemos es solo eso: debate, pero no es una pugna, subraya Echenique. “Hemos tomado la decisión de que sea público, con luz y taquígrafos. Esto a veces significa que se nos mire usando las gafas de la vieja política y se nos enmarque como si estuviésemos batallando; un riesgo que asumimos ya que no entendemos la democracia sin deliberación y transparencia”.
La “vorágine del aparato”, la “partitocracia” a las que se refirió Monedero al dimitir podían interpretarse como críticas a la falta de espacio para la disensión. “Yo mismo soy un ejemplo de que tal cosa no puede ser cierta”, contesta Echenique, candidato de Podemos a la presidencia de Aragón. “Los científicos sabemos que el pensamiento crítico es lo que nos permite distinguir errores de aciertos y, como consecuencia, avanzar. En Podemos tenemos la misma convicción”, concluye.
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