Candidatos de incógnito
El PP se debate entre hacer autocrítica o empezar a decir que el PP son los otros
Uno de los mejores momentos del periodismo ocurrió cuando el matemático Grigori Perelman rechazó un premio de un millón de dólares por resolver la conjetura de Poincaré y un reportero, muy seguro de sí mismo, le ofreció 1.000 dólares si le daba una entrevista. Hay estrategias tan estúpidas que extraña que no funcionen. En cuanto Albert Rivera empezó a ser una amenaza, desde el PP se dio la orden de recordar que era “catalán”. Como no terminó de funcionar, la estrategia se radicalizó: Rivera no sólo era catalán, sino que había pertenecido al PP. Alguien concluyó en Génova que para cualquier votante decente eso tenía que ser el colmo, y la conclusión no es una torpeza sino algo aún peor: es verdad.
Cuando un partido no está orgulloso de sus medidas lo mejor es poner a Hernando de portavoz
En el PP no se sabe si hacer una autocrítica por lo mal que se explica lo bueno que es el Gobierno o decir, directamente, que el PP son los otros. La primera opción resume un siglo de comunicación política. A la segunda hay que darle tiempo, pero no sería el primer caso. En 2012 Núñez Feijóo se presentó con un cartel sin siglas que decía: “Galicia primeiro. Feijóo 2012”, y tuvo a Rajoy paseando solo por una aldea, reuniéndose en balnearios y dando un mitin en una casa de cultura. Se le veía de vez en cuando por las montañas, espectral, y pronto empezó a ser una leyenda. De haberse acercado a las ciudades como los jabalís, rondando un mitin, es probable que Feijóo le echase encima al público al grito de “¡un pepero!”.
El debate que el PP mantiene sobre su comunicación viene de lejos y tiene que ver con lo que se quiere comunicar más que con los comunicadores. Cuando un partido no está orgulloso de las medidas que toma lo mejor que puede hacer es poner a Rafael Hernando de portavoz. Es el hombre al que hubiera elegido Napoleón al volver de Waterloo para que explicase la batalla: al día siguiente nadie en Francia sabría lo que es una batalla. Si en España hubiese una oposición espabilada lo primero que haría al conocer que el PP tiene a Hernando como portavoz sería pensar en lo que no se quiere decir. Por cada ocurrencia de Hernando se queda un recorte sin aclarar. Cada vez que Floriano quiere hablar en catalán y no le sale porque es “extremeño” el Gobierno consigue no contar a qué se debe la ley mordaza. Cuando no queda más remedio, Fernández Díaz dice que es para hacernos más libres.
El PP está haciendo bien al no comunicarse
El PP está haciendo bien al no comunicarse. Una cosa es que te multen y otra que te digan por qué. El fracaso electoral de Andalucía se explica por varias razones, ninguna compleja, que parten de la sospecha de que Moreno Bonilla se incluiría como administrador de grupo de WhatsApp (2014-actualidad) en el perfil de Linkedin. La comunicación es otra cosa. En enero, los líderes se grabaron en un desayuno mientras Floriano preguntaba: “¿No crees, María Dolores, que nos ha faltado un poco de piel?”. Era tal el rostro compungido de los demás que fue imposible saber a quién se dirigía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.