El laboratorio de Ciudadanos
Marín apuntala el gobierno del PSOE en Sanlúcar, una ciudad con casi el 50% de paro
Este es el laboratorio de Ciudadanos. Este es el único lugar de Andalucía en el que se prueban sus recetas y sus fórmulas antes de que den el salto al Parlamento andaluz y a toda España. En Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), la formación presidida por Albert Rivera tiene tres concejales que obtuvieron sus actas tras presentarse por un partido local, y que ahora, tras ser absorbidos por Ciudadanos, son la punta de lanza que ejemplifica la receta del partido para todo el país. Juan Marín, su candidato a la Junta, es quien capitanea desde 2007 el pacto de gobierno con el PSOE, un acuerdo que podría reproducirse en la Comunidad. Su pacto afecta a casi 70.000 ciudadanos. Gestiona la llegada de miles de turistas en verano y casi un 50% de paro. Se enfrenta a una oposición dura, encabezada por IU. Ejecuta la política de Rivera desde antes incluso de unirse a Rivera: pacto, pacto y pacto como respuesta al desencanto ciudadano frente a la política.
“Los ciudadanos quisieron un cambio radical. Aquí gobernaba el PP con mayoría absoluta y el PSOE venía de una etapa convulsa. Había un clima de corrupción, en el que la ciudad estaba muy descontenta. Llegamos a un pacto programático con Ciudadanos”, cuenta Víctor Mora, el alcalde de una localidad con raíces antiquísimas, porque de aquí salió la primera vuelta al mundo, la de Magallanes y Elcano (1519-1522). “Hay una comisión de seguimiento del pacto. Todos los martes tenemos una reunión de tenientes de alcalde y una comisión del gasto: todo gasto de más 100 euros de los concejales tiene que ser aprobado. Ambos hemos sido muy leales, hemos entendido la situación económica”, sigue el político, que pactó con Ciudadanos reducir el número de funcionarios (de 57 a 12, un ahorro de 600.000 euros, según el partido) y puso a régimen a la administración para recuperar la capacidad económica de un Ayuntamiento endeudadísimo. “Nos dejaron 108 millones de euros de deuda. Hoy tenemos 63. Hemos pagado y creado una cierta credibilidad, en lo que ha tenido bastante que ver el pacto. Hemos estado trabajando no como dos equipos, sino prácticamente como uno”.
Ciudadanos ya paga el desgaste de formar parte del gobierno. A robar a otro sitio Juan Marín, se lee pintado en una pared del centro. En las últimas elecciones, las Europeas de 2014, solo sumó 524 votos (un 3,15%). Izquierda Unida le afea la gestión del agua, contratos firmados por el Ayuntamiento con el concuñado de Marín, la casa de la Juventud, o la compra de un cuadro que retrata a la anterior alcaldesa, del PSOE.
“Juan Marín ha cumplido el 100% de sus objetivos, que eran cobrar del Ayuntamiento”, espeta Rafael Terán, concejal de IU en la oposición. “Le ha dado exactamente igual la ideología. Lo único que quiere él es cobrar. Se ha dedicado a no hacer nada. Ha sido un socio de gobierno increíblemente cómodo para el PSOE”, añade. “Es como un vendedor de coches. Es un vendedor de coches usados, es capaz de venderle una nevera a un esquimal”, finaliza Terán. “Es una cuestión personal”, contesta el candidato a la Junta. “Tiene la obsesión de meter algún político en la cárcel”, cierra Marín, que dice tener un informe que avala la legalidad de esos contratos firmados con la empresa de su concuñado (“menos mal que lo pedí”).
Sanlúcar es una ciudad de contrastes. La zona turística brilla. La playa, la industria de los langostinos y las carreras de caballos generan jugosos ingresos. En el centro, la basura se acumula y hay paredes centenarias apuntaladas, apunto de derrumbarse. La difícil situación económica se palpa en las plazas. Abundan los comerciantes ambulantes y quienes piden ayuda. Centenares de familias han ocupado promociones de viviendas enteras que pertenecen a bancos, y allí viven con sus hijos, mientras empalman cables a farolas para tener electricidad, negocian un alquiler social y le echan un pulso al Ayuntamiento (“Aquí solo ha venido gente de IU”, dicen en las corralas).
“Por regla general, son gente joven, con carga familiar”, explica Elena Sumariva, concejala de C’s, sobre las casas ocupadas. “Nosotros no podemos empadronar a esas personas, no podemos empadronar a un niño en una casa que no es del padre. La opción es que el consejo escolar de cada colegio decida, con un recibo, escolarizarlo o no. Se comprueba que vive allí, y se le da la plaza. Hay que dar soluciones”, añade la política. “Yo no puedo estar de acuerdo con una práctica ilegal, pero hay que darle solución”.
En Sanlúcar hay problemas endémicos como el paro. La economía está sometida a la estacionalidad del turismo. Hay una cosa nueva en la calle ancha, y tiene color naranja: el cartel de la sede de Ciudadanos, que desde esta población da el salto a toda Andalucía tras probar su política de pactos.
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