Aguirre y Cifuentes, juntas en Madrid y en tono de campaña

“Candidata a la alcaldía de España”. Con estas palabras presentaron, el 15 de marzo,  a Esperanza Aguirre en el primer acto de la precampaña de las elecciones autonómicas del próximo 24 de mayo. Fue un error de locución, pero el título que le otorgaron no molestó a la presidenta del PP de Madrid. Acompañada de Cristina Cifuentes, candidata de los populares al sillón regional y que se estrenaba como oradora, Aguirre dio los nombres de los candidatos a alcalde de 16 pueblos de la zona norte de la Comunidad. Entre odas y aplausos de los más de 700 simpatizantes que se reunieron en el Teatro Adolfo Marsillach de San Sebastian de los Reyes, la aspirante a alcaldesa de Madrid mostró que, aunque faltan más de dos meses para las elecciones y la campaña aún no ha comenzado, ya está metida en faena: “Nos enfrentamos al año electoral más decisivo de toda la historia de la democracia”.

“Voy a esperar a Cristina por vosotros, para la foto”, dijo Aguirre a la puerta del teatro,antes de entrar. Minutos después, Cifuentes apareció por su espalda. Dos besos, diez pasos juntas hacia la entrada del auditorio y ambas candidatas se volvieron a separar. Aguirre avanzaba despacio rodeada de fieles, periodistas y cámaras; Cifuentes caminaba, acompañada de dos o tres personas, hacia el interior del recinto. Juntas, pero no revueltas.

Tras la presentación del acto, realizada por el alcalde de San Sebastián, Manuel Ángel Fernández, la “presidenta”, hablando en clave nacional, recurrió a las esencias del ideario popular para animar a los suyos. Primero con críticas a Podemos, “no hay soluciones mágicas; quien propone el cielo suele traer el infierno a los demás; después, con odas a la libertad individual, al derecho a la vida, a la bajada de impuestos y al orgullo patrio. “No nos vamos a presentar disfrazados de nada”, insistió la presidenta de los populares antes de presentar, uno por uno, a los 16 alcaldables que el partido presenta en la zona norte de la Comunidad de Madrid. “Es muy complicado hablar después de Aguirre, la brava, y antes de Cifuentes, la implacable”, dijo Eva Tormo, colaboradora de la “presidenta” desde sus tiempos de ministra en el equipo de Aznar y candidata a la alcaldía de San Sebastián de los Reyes.

“No es cierto que nos llevemos mal. Esperanza ha confiado siempre en mí; espero seguir contando con su apoyo”, dijo Cifuentes sobre su relación con Aguirre; “es mi jefa”. La actual delegada del Gobierno en Madrid no ha dudado en mencionar palabras tabú entre los conservadores como corrupción: “Ha habido demasiados casos. Casos dolorosos y muy cercanos. Somos un partido de gente honrada donde ni corrupción ni corruptos tienen cabida”. Tras agradecer a Rajoy la confianza depositada en ella y pedir un aplauso por Ignacio González, a los que Aguirre ni mencionó, Cifuentes presentó un decálogo de sus compromisos como candidata comprometiéndose a cumplir su programa, a realizar una gestión transparente y a apostar por una educación y una sanidad “públicas y de calidad”. “No habrá nuevas privatizaciones ni externalizaciones”, dijo Cifuentes desde el escenario rodeada de jóvenes de Nuevas Generaciones.

Después de declararse una “militante de base”, reclamó la ayuda de todos, afiliados, compañeros y simpatizantes, para llevar el mensaje popular a la calle y llegar a la presidencia de la región. Casi dos horas después de su beso en la puerta del teatro de Sanse y arropadas por la pegadiza tonadilla del PP, las candidatas se hicieron la típica foto de familia. Segundos después, sin hacer ningún tipo de declaración, la alcaldesa de España se escabullía por una puerta lateral. Cifuentes se quedó atrás saludando, haciéndose fotos y sin dejar de sonreír.