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Rajoy promete fármacos antihepatitis para todos sin precisar cómo se pagan

Más de 100.000 personas cumplen los criterios para tratarse, según los expertos

Elena G. Sevillano
Afectados de hepatitis C se manifiestan la semana pasada frente a la sede del Ministerio de Sanidad en Madrid.
Afectados de hepatitis C se manifiestan la semana pasada frente a la sede del Ministerio de Sanidad en Madrid.Carlos Rosillo

El borrador del plan nacional contra la hepatitis C prevé dar tratamiento con los nuevos y costosos antivirales de última generación a pacientes muy graves (con cirrosis) y graves, pero también, y esta es la gran novedad, a los leves. El criterio científico de la decena de expertos que, a petición del Ministerio de Sanidad, han elaborado la estrategia para la erradicación de la enfermedad ha prevalecido sobre cuestiones de índole económica. El Gobierno asegura, y con ese compromiso terminó este miércoles el presidente, Mariano Rajoy, su intervención en el debate sobre el estado de la nación, que todos los pacientes que lo necesiten serán tratados. Que ese anuncio se cumpla depende, sin embargo, de las comunidades, que aún tienen que aprobar el borrador.

Los criterios de tratamiento y el resto de medidas del plan —como el plazo máximo de tres semanas desde que se prescribe hasta que el paciente lo recibe, adelantado por EL PAÍS— se tienen que firmar en un consejo interterritorial de Sanidad que aún no está convocado. En ese marco, las comunidades plantearán sus objeciones. Son ellas las que tienen las competencias en sanidad y las que sufragan los medicamentos con cargo a su presupuesto. En el último consejo, celebrado el 14 de enero, Andalucía y Asturias exigieron la creación de un fondo específico para poder financiar los nuevos antivirales, que según datos de Sanidad cuestan, en combinación de dos, 43.500 euros por tratamiento de 12 semanas. También los pacientes y la Organización Médica Colegial han pedido que se dote una partida presupuestaria para hacerles frente.

El borrador del plan estratégico

E. G. S.

El borrador del Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C ofrece un enfoque global: se fija tanto en la prevención como en el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento de los pacientes. "Son necesarios programas de cribado para evitar la progresión silenciosa de la enfermedad", asegura el texto, al que tuvo acceso EL PAÍS. Solo entre un 24 y un 35% de los pacientes con infección activa está diagnosticado, según el borrador. "El diagnóstico es muy tardío", añade.

El plan ofrece datos sobre personas infectadas, aunque procedentes de estimaciones, porque en España no existe un registro nacional. Un total de 688.000 adultos tendrían anticuerpos (el 1,7% de la población adulta), mientras que 472.000 tendrían el virus en la sangre.  El genotipo de la enfermedad más frecuente es el 1b (43,8%), el 1a (25,5%) y el 3 (19,6%).

Por edad, hay dos picos de prevalencia, según el texto: los nacidos entre 1956 y 1971, que podría estar relacionado con el uso de drogas, y los nacidos antes de 1946, que tienen otros factores de riesgo, como el empleo de jeringuillas de vidrio o transfusiones sanguíneas antes de que se estableciera el cribado sistemático del virus en sangre en 1990. El número de fallecimientos atribuibles al virus de la hepatitis C se estima en España en algo más de 4.000 al año.

El plan establece qué pacientes tienen que acceder prioritariamente a los tratamientos con nuevos antivirales: pacientes con fibrosis hepática avanzada (F2-F4), los que están en lista de espera de trasplante hepático, trasplantados reinfectados, los que no han respondido a tratamiento previo con triple terapia, trasplantados no hepáticos que tienen hepatitis C y pacientes con el virus que tienen otras enfermedades.

La Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) ha pedido a las comunidades autónomas que eliminen los comités que autorizan la administración del tratamiento contra la hepatitis C y que suponen una "práctica dilatoria". El tiempo medio desde que se prescribe el tratamiento hasta que se administra está variando entre los dos y los cuatro meses. Algunos hospitales no lo han estado autorizando entre el 1 de noviembre, cuando sofosbuvir entró en la financiación pública, y el 20 de enero, han denunciado.

El Ministerio de Sanidad envió este miércoles el borrador del plan a las autonomías. El documento, al que tuvo acceso EL PAÍS, no hace una estimación del número de pacientes que habrá que tratar de forma inmediata, ni tampoco calcula el coste. Los hepatólogos calcularon que la cifra de 100.000 pacientes, adelantada por la Plataforma de Afectados por la hepatitis C el viernes pasado, es correcta según sus estimaciones. "En todo caso, serán más, no menos", apuntó Rafael Esteban, coordinador del documento de consenso sobre la enfermedad presentado este miércoles durante el congreso anual de la Asociación Española de Estudio del Hígado (AEEH).

Cerca de la mitad de los pacientes con hepatitis C que se visitan en los hospitales cumplen los criterios para recibir el tratamiento (estadio F2, F3 o F4 de la enfermedad), según cálculos de la AEEH, pero no es posible saber con exactitud cuántos son porque no hay un registro nacional. El plan nacional recoge la creación de uno. Tampoco se conoce el precio que pagan actualmente las autonomías por los tratamientos porque las negociaciones con los laboratorios son secretas.

"Sea cual sea la cantidad, esto va a tener un impacto económico importantísimo para las comunidades", asegura José Martínez Olmos, portavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso. "El Gobierno no lo aclara porque está renegociando los precios. Según mis cálculos, no van a ser menos de 500 millones anuales. Eso quiere decir que si no hay financiación adicional, las comunidades cumplirán hasta las elecciones pero después empezarán a poner trabas y el plan puede quedar en papel mojado", añade. Tanto el PSOE como otras formaciones como IU y CiU han pedido un presupuesto específico. "El señor Alonso no ha conseguido arrancárselo al señor Montoro, pero al final tendrá que crearse porque, si no, no se va a cumplir", insiste Martínez Olmos.

El borrador de plan nacional incluye la realización de programas de cribado, tanto el neonatal en mujeres con mayor riesgo de exposición a la infección como uno más general para "evitar la progresión silenciosa de la enfermedad". Se trataría de buscar hepatitis C en personas que pudieron estar expuestas al virus antes de 1990, por transfusiones sanguíneas, tatuajes y piercings, por ser usuarios de drogas, etc.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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