Siete años de debates
Repase lo acontecido en la cita parlamentaria más importante del año de 2007 a 2014
En el último debate sobre el estado de la nación de la legislatura, Mariano Rajoy tiene previsto hacer balance de su gestión, sacar pecho de los datos de la recuperación económica y anunciar medidas sociales en clave electoral. Será su tercer debate como presidente del Gobierno, ya que en 2012, recién llegado al poder, lo canceló. Por su parte, el PSOE estrena líder. Pedro Sánchez pondrá el contrapunto a la euforia del Gobierno subrayando la desigualdad, al tiempo que aprovechará para exponer detalles de la alternativa que representa su partido ante las próximas citas electorales.
También será el primer debate de Alberto Garzón como líder de Izquierda Unida. Con todo, la principal novedad del panorama político español, la pujanza de Podemos y de Ciudadanos, estará fuera del Hemiciclo en una jornada que se vive con un claro sentimiento de fin de ciclo. Todas las encuestas y estudios demoscópicos apuntan al final del bipartidismo y a un Parlamento más fragmentado.
2014: el año en el que Rajoy proclamó el final de la crisis
"Hemos cruzado el Cabo de Hornos", proclamó Mariano Rajoy, que dedicó prácticamente todo su discurso a tratar de convencer a los españoles de que se estaba produciendo una incipiente recuperación. Para ello, se apoyó en cifras macroeconómicas y en titulares de la prensa internacional (“España emerge de la recesión”, “España es la nueva Alemania”, “España anima a Europa”).
Atónito, Alfredo Pérez-Rubalcaba, uno de sus mejores debates como líder de la oposición y el que a la postre sería el último, le espetó “señor Rajoy, ¿en qué país vive usted?” y le leyó los efectos de sus políticas en otros titulares: “La reforma laboral baja los sueldos un 10% y abarata el despido”, “España es el país europeo con más desigualdades”, “Uno de cada tres niños españoles vive en riesgo de pobreza”…
Más allá de los discursos, el presidente anunció sus primeras medidas positivas desde que llegó a la Moncloa: una inconcreta reforma fiscal y de medidas de estímulo a la contratación. Según el CIS, un 36,2% de los españoles opinó que no ganó ningún partido, mientras que el 28,9% dio como vencedor a Rajoy y un 14,2%, a Rubalcaba. Rosa Díez fue quien más gustó. El 42,6% se aburrió.
2013: un debate marcado por el 'caso Bárcenas'
El debate, que se celebró los días 20 y 21 de junio, fue el primero de Mariano Rajoy como presidente y estuvo marcado por el escándalo del caso Bárcenas. Rajoy y su equipo se prepararon a conciencia para sobrevivir y lo lograron. El presidente no ofreció ninguna explicación de la corrupción que acosaba a su partido, pero propuso medidas contra la corrupción.
Su mensaje fue claro: no pensaba dimitir, iba a aguantar, estaba dispuesto a resistir lo que hiciera falta. “El PP va a estar cuatro años gobernando porque para eso nos votaron”, afirmó rotundamente. Alfredo Pérez-Rubalcaba no se mostró tan duro como con el caso Bárcenas como temían, pero fue la sanidad, los desahucios por impago de hipotecas, la educación, y las políticas sociales lo que martilleó hasta el final.
Para la mayoría de los ciudadanos, el 39,1%, ningún político logró imponerse, según el CIS. Rajoy se situó en cualquier caso, con un 34,6% de las preferencias, muy por delante de Rubalcaba, elegido por el 7,7% de los encuestados. La ventaja del presidente fue de 26,9 puntos.
2012: Rajoy cancela el debate
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, decidió no celebrar el debate sobre el estado de la nación en el primer año de su investidura pese a la catarata de decisiones clave y polémicas de sus primeros seis meses en el Gobierno, como las reformas en sanidad, educación, mercado laboral, subidas de impuestos, nacionalización de bancos o el rescate bancario europeo.
En su entorno argumentaron que nunca se ha convocado esta sesión después de unas elecciones y antes de que el Gobierno cumpliera un año. La decisión del presidente levantó enseguida las críticas de todos los grupos, salvo el PP. “Nunca más que ahora ha estado justificado un debate como este”, aseguró Elena Valenciano. “La actitud del PP es una falta de respeto a los usos democráticos y confirma su voluntad de no dar explicaciones y de no comparecer ante los representantes de la ciudadanía”, añadió la entonces número dos del PSOE.
2011: los indignados y el final de un ciclo
La cita estuvo protagonizada por la decisión del presidente de no presentarse a las elecciones y por la insistente petición de adelanto electoral reclamada por el líder de la oposición, Mariano Rajoy, pero lo más singular fue la presencia del movimiento 15-M, que vivía en aquellos momentos su apogeo y que organizó en la Puerta del Sol su particular debate alternativo de dos días de duración. El Congreso estuvo blindado para evitar que los indignados ocuparan sus aledaños como hicieran pocos días antes.
Durante el debate quedó fuera de duda la imposibilidad de alcanzar un acuerdo parlamentario con CiU para aprobar los presupuestos generales del Estado de 2012, lo que abocaba a Zapatero a un adelanto electoral. El presidente defendió su legado, abogó por un cambio de modelo para España y lanzó varios guiños hacia el movimiento de los indignados.
El líder de la oposición fue contundente en su crítica y reclamó la inmediata convocatoria electoral porque, aseguró, "España merece un Gobierno que traiga confianza nueva". Rajoy ganó el debate por 8,5 puntos y fue la primera vez que lo hizo, según el CIS. Sin embargo, la intervención del presidente fue mejor valorada
2010: Zapatero y los incumplimientos de su programa
Los días 14 y 15 de julio de 2010 se celebró el debate, que tuvo un claro tinte económico. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero rechazó las peticiones de adelanto electoral que hizo Rajoy y apeló a la necesidad de tomar las decisiones que España requiriera en materia económica "cueste lo que cueste", y, añadió: "Me cueste lo que me cueste". Este fue el quinto debate de Zapatero como presidente del Gobierno, que afrontó en medio de incumplimientos clamorosos de su programa.
El planteamiento del líder socialista fue señalar como inevitables unas reformas que en caso de no abordarse desengancharían a España de Europa y del progreso. Rajoy presentó a Zapatero durante el debate como el problema de España, pero no consiguió que ningún otro grupo de la oposición se sumara a su petición de disolución de la Cámara y convocatoria electoral anticipada.
Duran i Lleida, portavoz de CiU, se mostró beligerante tras la sentencia del Constitucional sobre el Estatut y durante su intervención puso en duda el encaje de Cataluña en la Constitución de 1978. A Zapatero le salió bien la jugada, ya que se proclamó vencedor del debate (por un 26,1% frente al 19,8% de Rajoy).
2009: Zapatero gana el debate y pierde aliados
El debate del estado de la nación de 2009, el primero que se celebraba tras revalidar su triunfo en las urnas Zapatero, concluyó con el triunfo parlamentario del presidente, según señaló la encuesta del CIS realizada tras finalizar la cita parlamentaria, que se celebró los días 12 y 13 de mayo. El presidente presentó un prolijo plan de reformas económicas con el objetivo, según señaló, de conseguir un cambio de modelo productivo.
Mariano Rajoy fue muy duro en su tono, acusando a Zapatero de haber ocultado la crisis por interés electoral, pero no hizo planteamientos alternativos a las medidas presentadas por su opositor durante el debate. El resto de partidos escenificaron un alejamiento del Gobierno: CiU y ERC exigieron un acuerdo de financiación para Cataluña y el PNV se mostró muy crítico con Zapatero.
2007: ETA y el cheque bebé
Se celebró los días 3 y 4 de julio y Rajoy concentró su discurso en hacer una crítica muy ácida sobre la política antiterrorista del Gobierno de Zapatero, llegando a exigir las actas de las reuniones con los representantes de ETA en las negociaciones, además de acusarle de mentir a los españoles. Rajoy expresó su desprecio por el presidente porque, dijo, "no da la talla ni para subsecretario".
Zapatero hizo un discurso hábil manejando las cifras económicas y lanzó un anuncio estrella: cada familia recibiría 2.500 euros por el nacimiento de un hijo, independientemente de sus ingresos.
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