Los españoles quieren partidos más transparentes
Un sondeo de Metroscopia refleja una voluntad mayoritaria de primarias
Los españoles son cada vez más exigentes con los políticos y concretamente con los partidos. El 98% de los ciudadanos afirma que las formaciones políticas no son transparentes en relación con sus ingresos y gastos, el 81% pide elecciones primarias para elegir a los candidatos y el 55% considera los programas electorales un compromiso cuyo cumplimiento debería poder ser exigido.
Un sondeo mediante 1.000 entrevistas telefónicas realizado por Metroscopia para El País, durante los días 16 y 17 diciembre, muestra que los esfuerzos que están realizando los políticos por dar respuesta a las nuevas demandas y exigencias de los ciudadanos no han calado todavía en la población. Unas semanas antes, la mayoría de los partidos políticos colaboraban en la elaboración de un test de estrés (publicado ayer por este periódico) del que se concluía que participación, transparencia y regeneración son los ejes de actuación de las formaciones políticas para recuperar el prestigio perdido.
La encuesta de Metroscopia muestra un gran desconocimiento de los ciudadanos respecto a los partidos políticos, su financiación, sus actividades y sus programas. La falta de información es especialmente clara en el terreno de la financiación. Ante la pregunta sobre cómo se financian los partidos políticos en España, el 81% no podría dar una respuesta razonablemente detallada; de ellos, la mitad solo diría cosas genéricas y poco precisas y la otra mitad no sabría muy bien qué decir. Además, el 98% de los encuestados afirma que los partidos políticos no son transparentes en relación a sus ingresos y gastos y el 46% consideran que se deberían financiar solamente con aportaciones de sus militantes y subvenciones del Estado.
Se da la circunstancia de que todos los partidos políticos publican sus balances y cuentas de resultados en su página web y que muchos de ellos han dado más pasos adelante en la línea de transparencia exigida por los ciudadanos (publicación de patrimonio e ingresos de sus dirigentes). Probablemente, no lo han sabido publicitar.
Respecto a los programas electorales, el 65% de los encuestados afirma haber leído los programas electorales, con mucha frecuencia (20%) o alguna vez (45%), frente a un 35% que reconoce que nunca ha leído un programa. En lo que hay más coincidencia es en el porcentaje de ciudadanos (el 55%) que considera que los programas electorales son un compromiso de actuación en el caso de ganar las elecciones, cuyo cumplimiento debería poder ser exigido. En el test de estrés publicado ayer se podía comprobar el esfuerzo que están haciendo las formaciones políticas para que sus programas cuenten con mayor participación en su elaboración y que sean más concretos y precisos.
El prestigio social de los políticos es claramente mejorable. Ante la pregunta de “Imagine que un amigo o familiar cercano le dijera que va a afiliarse a un partido, ¿le animaría a hacerlo?”, cerca de la mitad de los encuestados (el 48%) dice que no. Aunque si se plantea la pregunta de otra forma (“Si le dijera que va a afiliarse, ¿qué es lo más probable que pensara usted?”), hay disparidad de opiniones; el 41% afirma que es un idealista que trata de servir al bien común, frente al 38% de dice que lo que busca es colocarse y prosperar social y económicamente.
Las elecciones primarias para que los partidos elijan a sus candidatos son una demanda claramente mayoritaria. El 81% está a favor de ellas y de que participen además de los militantes, los simpatizantes. Todos los partidos políticos, a excepción del PP, celebran primarias y el 74% de los que dicen haber votado al PP defienden la celebración de este tipo de sistema para elegir a sus candidatos.
Por último, y respecto a la corrupción política que según el CIS es el segundo mayor problema en España, el 94% de los encuestados dice que nunca le han pedido dinero “bajo cuerda” para acelerar o resolver algún asunto con un funcionario o una oficina pública. Los votantes de los dos partidos que más denuncian públicamente la corrupción como algo generalizado declaran mayoritariamente que nunca han recibido peticiones corruptas (el 91% en Podemos y el 96% en IU). La percepción de una corrupción casi sistémica en España choca con la realidad de que muy pocos se han tenido que enfrentar a un caso en sus propias carnes.
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