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El Gobierno busca fondos para dar un giro social en el año electoral

Alonso y Báñez ultiman un plan de familia y la ayuda a parados de larga duración

Carlos E. Cué
Rajoy en Veracruz (México), en domingo.
Rajoy en Veracruz (México), en domingo.U. Ruiz Basurto (EFE)

Después de tres años de duros recortes que han hundido la imagen del Gobierno y de su presidente, según todas las encuestas, Mariano Rajoy ha dado una instrucción clara a sus ministros: la prioridad ahora, cuando se acerca el año electoral de 2015, es la política social. El nombramiento como ministro de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de Alfonso Alonso en la misma semana en que el presidente se reunía en La Moncloa con sindicatos y patronal para rematar un plan de ayudas a los parados de larga duración ha supuesto el gesto definitivo.

Alonso y su homóloga de Empleo, Fátima Báñez, serán las dos caras más visibles de esta estrategia. El problema es presupuestario, puesto que Bruselas está muy pendiente y el margen es estrecho, pero el Gobierno busca fondos de unas partidas y otras para preparar grandes planes que puedan dar un giro al desgaste por los recortes de los primeros años.

Hay dos grandes proyectos en este momento. Uno es ese “programa especial de activación de parados de larga duración”, pensado para personas que ya no tienen subsidios (entre 325.000 y 350.000), que dispondrán de 400 euros durante seis meses y ayuda personalizada para volver al mercado laboral, compatible con un sueldo si hallan trabajo. Mañana se rematará con las comunidades autónomas.

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El otro proyecto estrella es un gran plan de familia que ya prometió Ana Mato y tiene muy avanzado la secretaria de Estado de Servicios Sociales, Susana Camarero. Ahora será Alonso quien le dé un nuevo impulso. Además, su departamento tiene ultimada las leyes de infancia, del voluntariado y del tercer sector y dos planes de igualdad de oportunidades, uno de ellos para la mujer rural.

Fuentes del Gobierno señalan que Alonso, que cuenta con el apoyo de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y fuerte perfil político, tendrá sin duda más fuerza para arrancar al titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, más dinero del previsto para un asunto prioritario.

El plan de familia, con más de 200 medidas, no solo servirá como respuesta a la retirada de la ley del aborto, con planes de ayuda a la maternidad bien vistos por los católicos. También supondrá un conjunto de subvenciones para los hijos, la vivienda, planes de empleo, medidas de lucha contra la pobreza y, en general, un gran paquete para el que el nuevo ministro ha que lograr una cantidad importante de fondos. Lo más probable es que se presente a partir de enero, ya en año electoral.

Además, habrá anuncios puntuales. El pasado viernes, Montoro presentó una ayuda de 600 euros al año para familias numerosas y otros 600 acumulables para quienes tengan hijos con discapacidad. Su mensaje quedó oculto por el escándalo de Bankia, algo frecuente que desespera al Gobierno.

Los apoyos a la maternidad contrarrestan la ley del aborto fallida. Alcaldes y barones autonómicos están inquietos por la imagen del partido

El Ejecutivo y, sobre todo, el PP, en especial alcaldes y barones autonómicos, que se juegan su futuro en mayo, están muy inquietos porque la imagen del partido está por los suelos por la corrupción y los recortes. El gran plan del Ejecutivo para recobrar terreno antes de los comicios es la reforma fiscal, que los ciudadanos notarán ya en la nómina de enero, pero Alonso y Báñez buscarán otras buenas noticias. Nadie se anima en el Gobierno a dar una cifra global del dinero destinado a este giro. Se habla de varios miles de millones, aunque el Ejecutivo suele jugar con los números mezclando dinero ya presupuestado y gasto nuevo.

El gran problema es la vigilancia de Bruselas, que, por ejemplo, no permite una medida muy reclamada por colectivos sociales: el descenso del IVA de los pañales. La Comisión Europea y el Eurogrupo, que este lunes dio un aviso claro, presionan a España para que no se relaje con el déficit. Sin embargo, el Gobierno está instalado en el optimismo. Mientras Bruselas cree que España crecerá el 1,7% en 2015 y con el Presupuesto presentado rebasará el 4,6% del déficit —se ha comprometido a bajar al 4,2%—, Rajoy está convencido de que gracias a la caída del petróleo y la devaluación del euro puede superar incluso el 2%. Habrá dinero para algunas alegrías, creen en el Ejecutivo, aunque limitadas.

También las autonomías y los Ayuntamientos del PP piden a Montoro más margen para el año electoral, y el ministro ha permitido endeudarse a los municipios más solventes. La cercanía de las elecciones parece mover lo que antes era impensable.

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