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El PSOE y Podemos se disputan la hegemonía de la izquierda

Pedro Sánchez exige a Pablo Iglesias que se defina ideológicamente

Francesco Manetto
Clausura de la asamblea ciudadana de Podemos.
Clausura de la asamblea ciudadana de Podemos. ULY MARTÍN

El PSOE y Podemos exhibieron ayer una disputa que lleva semanas soterrada. Los socialistas y el partido de Pablo Iglesias se lanzaron unas acusaciones que los identifican como rivales en la conquista de un espacio político parecido dentro de la izquierda. Ambas formaciones quieren llegar al votante medio que tradicionalmente ha apoyado al principal partido de la oposición y se sitúa en el terreno ideológico de la socialdemocracia. Y, mientras el PSOE trata de situar a Podemos a la izquierda de IU, atribuyéndole la etiqueta de “extremista”, la nueva fuerza intenta desvincularse de la coalición de Cayo Lara para ocupar “la centralidad del tablero” de la que habla Iglesias.

Ayer comenzó esa batalla. Primero, el secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez, exigió a los portavoces de Podemos —al que calificó de “oportunista”— que se defina ideológicamente. Desmontó durante su intervención en el Foro Cinco Días el borrador económico elaborado por los economistas Juan Torres y Vicenç Navarro, rechazó con rotundidad la propuesta de reducir a 35 horas la jornada laboral y llegó a acusar a Iglesias de copiar algunos elementos del programa del PSOE. Horas más tarde, la cúpula de Podemos, que reconoce haber emprendido un viraje hacia planteamientos de inspiración socialdemócrata, intentó dejar claro que su objetivo es “dirigirse a la mayoría social”. “El problema con nuestro programa es que tienen miedo a la gente”, opinó en una breve comparecencia Rafael Mayoral, secretario de Relaciones con la Sociedad Civil.

Sánchez defendió un plan de “izquierda transformadora, no conservadora”, y aseguró que solo puede llevarlo a cabo su formación. “Ningún proyecto puede construirse sobre el cinismo, la confrontación y el miedo”, afirmó en su intervención inicial. Preguntado expresamente por Podemos, se mostró descreído sobre su estrategia. Recordó que nació como movimiento vinculado a la “izquierda anticapitalista”, después eludió “definirse ni de izquierdas ni de derechas” y ahora se sitúa en la estela de la tradición socialdemócrata de los países nórdicos, cada vez más presentes en las referencias de sus portavoces.

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“Me alegro”, dijo el líder del PSOE, “de que Podemos reconozca que la socialdemocracia es la fórmula para salir de la crisis”. No obstante, consideró que “sería interesante saber cuál es su posición ideológica”. “A mí me parece que más allá del oportunismo ideológico, Podemos lo que tiene que hacer es ser más consistente para saber exactamente cuáles son sus propuestas”, agregó.

Entre esas propuestas hay algunas que el PSOE rechaza sin matices. Por ejemplo, la reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales. En opinión de Sánchez, la aplicación de esa medida “supondría seguir devaluando salarialmente las condiciones laborales de los trabajadores o elevar los costes del trabajo”. También rechazó la jubilación a los 65 años, como defiende ahora Podemos, y se mostró partidario de mantenerla en los 67. A pesar de eso, Sánchez llegó a acusar a la formación de Iglesias de copiarle ideas, como la propuesta del derecho alimentario que, según dijo, defendió el PSOE hace unos meses, o la de la creación de un banco público —aunque en este caso el principal partido de la oposición plantea un banco de inversión mientras que Podemos opta por bancos de depósito—.

La dirección socialista, muy preocupada por el ascenso del partido de Pablo Iglesias, dio la orden de dejar de llamar populistas a sus dirigentes para situarles en la extrema izquierda. Aun así, un argumentario interno pide cautela para no ofender a sus votantes y simpatizantes, puesto que, según sus datos, al menos un tercio de ellos votaron en algún momento al PSOE.

En este contexto, la cúpula de Podemos aseguró ayer que su objetivo consiste en dirigirse “a la mayoría social”, rechazando así ser situada en la extrema izquierda como busca la estrategia que ha puesto en marcha el principal partido de la oposición. Rafael Mayoral, secretario de Relaciones con la Sociedad Civil, consideró que “tampoco tienen que ser tan extremistas” algunas propuestas de Podemos como la derogación del artículo 135 de la Constitución —reforma pactada en 2011 por PP y PSOE, que establece el principio de estabilidad presupuestaria— cuando Sánchez anunció la semana pasada que tratará de “corregirlo”. El secretario general de los socialistas también se pronunció ayer sobre esta cuestión y recordó que su formación no propone en ningún caso la derogación de ese artículo, sino una reforma, porque “no refleja los ideales de sociedad que tiene la socialdemocracia española”.

En cualquier caso, la dirección de Podemos está convencida de que este tipo de decisiones están relacionadas con su afianzamiento en el panorama político. “Estamos encantados de que la agenda política esté marcada por la mayoría social”, prosiguió Mayoral. El abogado y miembro del Consejo de Coordinación del partido eludió abundar en una reflexión sobre una posible convergencia con IU para las elecciones generales. “No nos planteamos a fecha de hoy hacer una sopa de siglas”, se limitó a reiterar.

En referencia a la victoria de Tania Sánchez en las primarias de la coalición de izquierdas en la Comunidad de Madrid, Mayoral recordó que Podemos se presentará con marca propia en todas las autonomías. La formación de Iglesias trata de desvincularse del legado, al menos simbólico, de IU. Pero es ese espacio ideológico, y no en el de la socialdemocracia, donde el PSOE intentará situarla en los próximos meses.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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