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El Banco Ciudadano nació en Bruselas

Antonio Quero, economista socialista y funcionario de la UE, es el padre de la idea

Íñigo de Barrón

El jueves pasado, casi a la misma hora que Podemos presentaba el documento económico de Torres y Navarro, en donde se hablaba de la posibilidad de crear un Banco Ciudadano de Depósitos, el economista Antonio Quero presentaba esta misma idea en una sala de la Comisión Europea, en Bruselas, donde trabaja como funcionario. Quero, del PSOE y especialista en instrumentos financieros en la Comisión Europea, estaba presentado su libro La reforma progresista del sistema financiero. Un Banco Ciudadano de Depósitos y una tasa sobre el casino financiero(Editorial Catarata) en el que desarrolla los pros y contras de implantar ese banco ciudadano. Una semana antes había presentado su obra en Madrid.

“Juan Torres escribió el prólogo de mi libro pero no sabía que lo iba a proponer dentro del programa de Podemos. Me parece una idea estupenda. He escrito el libro para sacar al debate público esta idea, es decir, reequilibrar la relación entre el poder financiero y el poder ciudadano, devolviendo a este último el control directo sobre su dinero y poniéndolo al servicio del interés general”, comenta Quero. Lo paradójico del asunto es que Quero ha presentado varias veces sus ideas a dirigentes socialistas sin lograr convencerles. “Es una lástima, pero hasta ahora el PSOE nunca se ha atrevido a proponer esta idea en los programas”, admite.

De una manera sencilla, la idea de Quero —inspirada en Caisse des Dépôts francesa— consiste en separar las actividades de crédito y depósitos y confiar estos últimos a una entidad única, el Banco Ciudadano de Depósitos. Dirigido por ejecutivos del sector escogidos por el Parlamento, su mandato sería la estabilidad financiera y el buen funcionamiento de la economía, mientras que el crédito estaría en manos de entidades financieras —públicas, privadas o cooperativistas— en régimen de libre competencia. El Banco Ciudadano de Depósitos, además de ofrecer una garantía segura para los depósitos, les daría un fin productivo al invertirlos en títulos de deuda de los bancos para que éstos tuvieran garantías para poder prestar, convirtiéndose así en una fuente de financiación estable, segura y competitiva para ellos, afirma Quero.

Este banco iría agrupando (en un plazo de tres a cinco años) los 1,4 billones de depósitos que hoy están en el sistema. Esta posición le permitiría influir de manera anticíclica para frenar o acelerar el crédito. Sus estatutos proclamarían su carácter de servicio público y ofrecerían el derecho ciudadano a una cuenta bancaria gratuita para toda persona física. La gestión de los depósitos también incluiría su inversión prudencial en activos seguros, como deuda pública, desempeñando un papel estabilizador del mercado de deuda pública en casos extremos como los que ha atravesado la zona euro en los últimos años. Como figura en el programa de Podemos, Quero también propone una tasa progresiva sobre la especulación financiera, con el objetivo de impedir o minimizar las dinámicas generadoras de inestabilidad.

Quero no coincide con todas las propuestas económicas de Podemos. Muestra sus dudas sobre que el crédito sea “un servicio público esencial”. “El crédito se debe conceder con claros criterios financieros prudenciales. La alternativa para evitar que personas queden excluidas es la banca social, cooperativa o los microcréditos”, explica. El economista recuerda que bajo el Gobierno de Zapatero, el ICO concedió directamente préstamos a empresas con el triste resultado de un 40% de morosidad en la cartera.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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