“En la tele he aprendido a mantener la calma ante las barbaridades”
Entrevista al Secretario Político de Podemos
La estrategia de comunicación de Podemos, forjada años antes de que el partido existiese, por un grupo de profesores e investigadores de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense, ha conseguido convertirse en unos pocos meses en un revulsivo del panorama político español. Íñigo Errejón, jefe de campaña y actual secretario político, es uno de sus artífices.
Pregunta. En Podemos hablan explícitamente sobre cómo buscan palabras que calen o cómo cuidan la puesta en escena. ¿No les da miedo parecer artificiosos?
Respuesta. Quien le pone los nombres a las cosas suele ser la antesala de quien construye el poder político. Nosotros defendemos que una pequeña minoría fabrica los discursos y hasta que no se les dispute eso no es posible desalojarles del poder político.
P. La mayoría de los partidos no están cómodos desvelando este tipo de estrategias. Parece que les quita naturalidad.
R. Nosotros no tenemos miedo a no parecer ciudadanos normales, porque es evidente que lo somos. Siempre hemos contado el trabajo que hay detrás de nuestro discurso, casi de forma pedagógica. Esto no es alquimia, no hay fórmulas secretas. Se trata de saber leer el contexto político del momento y fabricar un discurso alternativo al oficial.
P. ¿La política es el discurso?
R. Sí. No hay una realidad política y luego un discurso que se erige sobre ella, sino que el discurso construye realidad. Cuando le dices a la gente que hay que resignarse porque así se sale de la crisis, que no hay alternativa, empiezas a hacer real que no la haya. Como una profecía autocumplida.
P. ¿Y fabricar no es manipular?
R. No hay trucos, hay trabajo. El que diga que no hay trabajo es un farsante. Pero eso no significa que se envuelva una cosa como si fuese otra. No es mentir. Ninguna idea llega nunca tal cual, pura, a la discusión política, necesita ser simplificada, traducida y enmarcada. Los que mandan tienen grandes equipos traduciendo sus intereses en ideas de sentido común. Por ejemplo: “Un país es como una familia, no puede gastar más de lo que ingresa” . Pues mire, no, una familia no tiene un Banco Central... Si les quieres desafiar tienes que hacer lo mismo, en sentido contrario. Fabricar explicaciones más justas, más adecuadas a la realidad pero también más atractivas.
P. ¿Cómo se fabrican conceptos como casta, tablero o gente?
R. Depende. Algunas, como tablero, las venimos usando desde hace años en el ámbito académico. Otras surgen de tormentas de ideas. Antes de llegar a “gente” barajamos “ciudadanía”, pero sonaba muy blanda, manoseada institucionalmente, luego pensamos en “pueblo”, pero era muy anticuada y del Sur del mundo… "Casta" es un término que ya usaban unos politólogos italianos, y sin duda es el que más ha calado. Las palabras son importantes, la batalla política se libra sobre ellas.
P. ¿Cuáles serían entonces las palabras de sus adversarios?
R. Una de las mejores es “flexibilidad”. ¿Quién puede estar en contra de la flexibilidad? Qué vas a estar, ¿a favor de la rigidez?
P. ¿Qué ha aprendido como politólogo de salir tanto en la tele?
R. A lidiar en un terreno que no era el que más me gustaba. A sintetizar mucho, a discutir sabiendo que el contenido no es lo único importante, que la forma no puede ser aburrida pero tampoco superficial. Y, sobre todo, a mantener mucho la calma cuando te dicen barbaridades.
P. ¿Cuánto ha ayudado en su estrategia de comunicación la de sus oponentes?
R. Tanto insulto ha tenido cierto efecto bumerán… Primero no existíamos para ellos, luego se rieron de nosotros y ahora están con la campaña del miedo… Por algo será, el miedo es la última trinchera de quien ya no puede convencer.
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