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El presunto pederasta de Madrid amenazó con violar a una niña en 2011

Fichas policiales vinculan al detenido con robos, violencia de género y un secuestro. Antonio Ortiz figuraba con distintos alias, como Darek o Piolín en un largo historial delictivo

Era el "enemigo público número 1" de Madrid. La policía buscaba a un hombre de entre treinta y cuarenta años, con lunares en la cara, muy musculado, de piel blanca y pelo claro, porque así lo habían retratado varias de sus víctimas a los investigadores. El conocido como pederasta de Ciudad Lineal alternaba en sus crímenes un utilitario marca Toyota y un Citroen Xsara Picasso. Y disponía de una vivienda donde consumar sus abusos. El sumario que investigaba cinco violaciones a menores y otros dos intentos de secuestro acumuló hasta este verano miles de folios desde la primera agresión, en junio de 2013, en Coslada. 

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Los mandos policiales habían entrado en pánico, temerosos de que la próxima vez pudiese acabar con la vida de una de las pequeñas, dada la brutalidad de los ataques. Cargos policiales reconocieron a EL PAÍS que mandaron investigadores a la calle sin ton ni son. Que algunos agentes se ofrecieron a colaborar en las pesquisas durante sus horas libres. Las investigaciones analizaron decenas de miles de vehículos y más de un centenar de perfiles.

Hasta que el pasado 15 de septiembre, Antonio Ortiz pasó de las fichas de los "no descartables policialmente" a "sospechoso cualificado". Confluyeron en él diferentes líneas de investigación: la descripción física de las víctimas coincidía con su aspecto y los registros de las compañías telefónicas lo situaban junto a su móvil en los lugares donde se cometieron los delitos. Escarbando en las fichas policiales, los agentes hallaron una lista interminable de antecedentes por delitos muy graves. Así consta en el sumario de la Operación Candy, cuyo secreto ha levantado la juez María Antonia de Torres Díez-Madroñero:

El dato definitivo: su estancia en prisión por abusar de una menor a la que raptó a las puertas de su colegio

Pero el dato definitivo fue la condena que le mandó a prisión por abusos a una menor el 27 de marzo de 1998, a la que raptó a las puertas de su colegio en el distrito madrileño de Fuencarral. 

A partir de ahí la policía empezó a seguir los movimientos de Antonio Ortiz y comprobó que asistía con regularidad a un gimnasio próximo a la zona donde se había consumado la última de las violaciones. Esa pista concordaba con el testimonio de la víctima, quien aseguró a la policía que el hombre que la raptó estaba sudando y llevaba encima una toalla, una mochila y un botellín de agua. En uno de los seguimientos, el sospechoso llegó a pasar la noche en su vehículo para tratar de despistar a los agentes. Esa actitud esquiva contribuyó a estrechar el cerco. Días más tarde, Antonio Ortiz decidió huir a Santander a casa de unos familiares. Allí fue detenido por un centenar de Geos el 24 de septiembre. 

Una ‘farmacia’ ambulante

F. Javier Barroso

Antonio Ángel Ortiz es un auténtico obsesionado por su forma física y, en especial, por lucir grandes músculos. Así se desprende de las actuaciones policiales y de los productos que le fueron decomisados tras ser detenido en la casa de sus tíos, en Santander. Hasta 11 productos complementarios hallaron los agentes listos para su uso, y algunos incluso a medio consumir.

La inspección ocular del piso de Santander permitió recoger algunas ropas del supuesto pederasta, pero sobre todo destacan los anabolizantes y esteroides que empleaba para sus entrenamientos. Predominan las sustancias para ganar músculo en calidad y en cantidad. Muchos de ellos son precursores de la testosterona. Otros son complementos que permiten reducir el dolor durante los entrenamientos e incrementar la fuerza, mientras se sintetizan con mayor rapidez las proteínas para generar mayor masa muscular.

Entre la ristra de medicamentos, destacan Winstrol Depot, que permite perder grasa y es de uso frecuente por los culturistas; Proviron, un anabolizante esteroide con propiedades androgénicas; Boldebal, otro anabólico esteroide, y Testocypionate, otro esteroide. La larga lista incluye Oxaver, que mejora el tono muscular. También había jeringuillas para poder inyectarse estas sustancias.

Las conversaciones de los pinchazos telefónicos también han dejado al descubierto su obsesión por el gimnasio. En una mantenida con un amigo relata: “Y encima estoy reventado porque me he dado un palizón hoy de cojones en el gimnasio. He hecho los ejercicios de hoy y de ayer y los de mañana. ¡Ahhh! El lunes no, que estaba cerrado. El martes hice los ejercicios de pecho, nueve ejercicios de pecho, e hice ejercicios de tríceps y después unos ejercicios de palo y natación. Hoy he hecho espalda, nueve ejercicios de espalda y seis de bíceps”.

En otra conversación por el móvil con otro amigo reconoce que se pasa mucho tiempo en el gimnasio: ”Voy a ver si termino de entrenarme, que es que me tiro cinco horas en el gimnasio. Hago entreno, hago pesas, después voy y hago abdominales y después hago piscina, me baño, doy largos en la piscina. Después me voy a hacer un recorrido de spa de esos de agua fría y agua caliente. ¡Su puta madre!”

Este exceso de actividad física se lo reprochan incluso sus amigos. Es el caso de una amiga a la que han detectado unos bultos por consumir algunos anabolizantes. El supuesto pederasta le dice que tome algún producto para disolverlos, a lo que ella le contesta: “Mira quién fue a hablar. Pero si tú llevas con un ciclo eterno, que no se te acaba. ¿Cuándo lo vas a acabar?”. Él sigue insistiendo para que deje todo lo que tome y encontrarse así bien.

Las imágenes del atestado muestran a Antonio Ángel Ortiz muy musculoso, con fuertes brazos y anchas espaldas, además de ausencia de grasas. Esa fue también, en parte, la descripción de la última niña que capturó a finales de agosto en el distrito madrileño de Hortaleza y que permitió su detención a mediados de septiembre.

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