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“Perdimos 30 años de tranquilidad”

Jordi Sevilla cree que si el Estatuto catalán hubiera quedado como salido de las Cortes se habría evitado la situación actual

Luis R. Aizpeolea
El exministro Jordi Sevilla
El exministro Jordi Sevilla

Jordi Sevilla, ministro de Administraciones Públicas (2004-07) durante la elaboración del Estatuto de Cataluña, cree que en España hubiera habido “30 años de tranquilidad si el Estatuto hubiera quedado como salió de las Cortes españolas y fue refrendado por los catalanes”. “El origen de la deriva soberanista de CiU no está en el proceso de reforma que, pese a su complejidad, tuvo un resultado aceptable. Está en la interpretación política de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto, de 2010, que provocó gran malestar en Cataluña, sin olvidar que todo empezó con el recurso del PP”.

Según Sevilla, “CiU y PSC, los partidos avalistas del Estatuto, no se apoyaron en los aspectos positivos de la sentencia. Se dejaron llevar por el clima de visceralidad. Artur Mas confiaba en una sentencia más favorable. Se sintió traicionado e inició su huida al monte”. Sevilla defiende la reapertura del diálogo entre Gobierno, Generalitat y PSOE para superar la crisis con una reforma constitucional y cree que “se ha responsabilizado injustamente de la crisis en Cataluña a la gestión del Gobierno de Zapatero del Estatuto”.

El exministro aclara que no fue su Gobierno el que inició la reforma del Estatuto. “Cuando llegamos ya funcionaba en el Parlamento de Cataluña una ponencia, alentada por PSC-ERC-ICV”. Rechaza que el origen de la crisis catalana sea el “incumplimiento” de Zapatero en la campaña de 2004 de que respaldaría en Madrid el Estatuto que saliera de Cataluña. “Se ha sacado de quicio. Zapatero presuponía que el PSC no respaldaría un texto en Cataluña que no contara con la aceptación del PSOE porque su acuerdo era la clave del edificio, cuya referencia era el Estado federalizante, recogido en el Documento de Santillana”.

Sevilla niega que el PSOE marginara al PP. Durante 2004 y parte de 2005, se reunió con el líder del PP de Cataluña, Josep Piqué, para que apoyara la reforma del Estatuto. “Pique quería representar al catalanismo moderado con una CiU radicalizada. Fracasó porque en el PP se impusieron las tesis antiestatutarias de su secretario general, Ángel Acebes”. Sevilla cree que el PP, en una oposición sin cuartel a Zapatero, metió Cataluña en el paquete con el lema “España se rompe”, llegando los ultras a promover el boicot a los productos catalanes. “El PP no tenía expectativas en Cataluña y quiso reforzarse en el resto de España con el anticatalanismo, en la tradición de Alianza Popular que se opuso a los estatutos catalán y vasco. El PP recurrió artículos que aceptó en Valencia y Andalucía”.

Recuerda cómo el Gobierno fijó unas “líneas rojas” al Estatuto y fueron la base del ajuste de las Cortes al texto salido de Cataluña. “En 2004, el debate se había radicalizado con informes que establecían privilegios inaceptables a Cataluña. Constituí un núcleo Gobierno- PSOE-PSC que, a fines de año, fijó unas líneas rojas que mandé a Maragall”. Concluían: “Intención constituyente del nuevo Estatuto, desaparición del Estado en Cataluña, tratamiento fiscal especial y relaciones bilaterales dibujan un panorama más soberanista que autonomista”.

Sevilla desvela: “Pese a las líneas rojas, el debate mantuvo una radicalidad insoportable para el Gobierno con el anticatalanismo del PP, CiU rivalizando con ERC en soberanismo. El PSC vota en contra o se abstiene. Visité a Maragall. Coincidimos que se iba a una peligrosa confrontación Cataluña-España y estudiamos la parálisis de la reforma si no ponía en riesgo al tripartito. Se lo conté a Zapatero”.

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Sevilla vio así a Maragall: “No era independentista. Le preocupaba España. Quería un período reconstituyente en el que Cataluña, Euskadi y Galicia ocuparan un lugar preferente. No le gustaba el café para todos de la Transición y contaba con que Zapatero le apoyaría”.

Sevilla supo que “ERC y PSC se negaron” a la parálisis. “Zapatero decidió hacer el ajuste del Estatuto en el Congreso. Cogió las riendas. Quedé fuera. Como ERC no aceptaba ninguna rebaja del texto aprobado en Cataluña mientras el PSOE mantenía las líneas rojas, a Zapatero no le quedó otra que entenderse con Mas para lograr la mayoría que necesitaba. Mas tuvo el aliciente de que al escenificar el pacto sobre el Estatuto en la Moncloa se constituía en referencia en Cataluña”.

De ese modo, el Estatuto salió con el apoyo de CiU y PSC y la oposición de las minorías de ERC y PP. Fue refrendado por los catalanes en junio de 2006. “El problema se reabrió cuatro años después, con la sentencia del Tribunal Constitucional, que lo recortó e hizo una interpretación política que provocó una reacción airada en Cataluña. Ese es el origen de la crisis”, remata Sevilla.

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