Aznar o el que busca encuentra
José María Aznar, después de intentar ser, en 2008, el representante de la división de armamentos de la empresa española Einsa para los mercados de Libia y Argelia, operación que no salió adelante, suscribió en 2010 con Befesa, filial de la empresa industrial de tecnología Abengoa, un contrato para vender desaladoras al gobierno de Muamar al-Gadafi. Según el contrato de 8 de septiembre de 2010, publicado por eldiario.es, Aznar percibiría una comisión del 1% por todos los contratos hasta la cifra de 250 millones de euros y de un 0,5% a partir de dicha cantidad.
Befesa proyectaba una operación de venta de cuatro desaladoras por un total de 950 millones de euros, lo que representaría para la intermediación de Aznar 6 millones de euros.
Abengoa y su filial Befesa ya tenían amarrado el contrato en términos generales a través de un mou (memorándum of understanding) de julio de 2010 para tres desaladoras.
Sin embargo, el contrato de Aznar es de septiembre de 2010.
¿Es que ya había hecho gestiones el expresidente de Gobierno con Muamar al-Gadafi antes de esa fecha que el documento del 8 de septiembre de 2010 no menciona?
¿Es que ambas partes Befesa y Aznar acordaron omitir referencias a cualquier gestión directa con al-Gadafi que pudo realizar el expresidente para firmar el mou de julio de 2010?
¿O simplemente la contratación de Aznar fue planteada para la fase de desarrollo de las plantas propiamente dicha?
Aznar cobró un anticipo de 100.000 euros a la firma del citado contrato, pero a los siete meses de gestiones un hecho afectó el cumplimiento de la operación: la intervención militar de Francia, Estados Unidos y Reino Unido, en Libia, el 19 de marzo de 2011.
Aznar, que acompañó a George W. Bush y a Tony Blair en la promoción y respaldo a la guerra de marzo de 2003 en Irak, se opuso, en cambio, a la intervención militar contra Gadafi.
En esos precisos momentos, Gadafi era cliente de Aznar, quien negociaba en nombre de Befesa.
En efecto, el expresidente del Gobierno español habló sobre el tema en la Universidad de Columbia, Nueva York, el viernes día 15 de abril de 2011.
Según explicó, Gadafi apoya "los esfuerzos del mundo occidental contra el terrorismo después de haber financiado el terrorismo". Aznar dijo que Gadafi "era un desastre". Pero la invasión de Irak, en 2003, cambió las cosas: "Se puso a pensar: 'si hay cambio de régimen en Irak, a lo mejor habrá cambio de régimen aquí, lo que quiere decir que me cambiarán a mí. Y decidió eliminar y abandonar todos los programas de armas nucleares, biológicas y químicas. Y lo abandona completamente".
La intervención militar contra Gadafi, advirtió Aznar, "corre el riesgo de montar un buen lío".
Parte de ese lío, pues, fue que Aznar perdía el contrato de Befesa. Seis millones de euros, caso de concretarse, como parecía, la venta de las cuatro desaladoras, se le escapaban de las manos.
En su libro Retratos y Perfiles (Editorial Planeta, 2005), José María Aznar dedica seis páginas a la figura de Muammar al-Gadafi. Y en el album de fotos, que incluye a las personas retratadas literariamente, posan juntos durante la visita que el entonces presidente del Gobierno español realizó, en septiembre de 2003 a Trípoli.
El comentario que aparece debajo de la fotografía es el siguiente: "En el año 2001 Gadafi tuvo la ocasión de demostrar que, por muy ideologizado que estuviera su discurso y su regimen, y por mucho que le apasione el aparato escenográfico, sigue siendo un hombre pragmático. De ahí su condena rotunda de los ataques del 11 de septiembre. Estoy convencido de que Gadafi se dio cuenta aquel mismo día de que el mundo había cambiado y que también el tenía que cambiar".
Cuenta Aznar en su retrato de Gadafi que "entre el año 2000 y el 2003, y mientras se va desarrollando un proceso interno de reflexión en Libia, yo recibía periódicamente enviados especiales de Gadafi con los que trabajabamos en dos ámbitos, el de las relaciones bilaterales entre España y Libia y el de las relaciones del regimen libio con la Unión Europea y Estados Unidos".
Aznar parece ser contundente: "A Gadafi le planteé con toda claridad la necesidad de terminar los programas de armamento nuclear".
Tras la invasión de Irak, recuerda Aznar, "los contactos entre el Gobierno español y Libia se intensificaron". En diciembre de 2003, Libia reconoció que poseía armas químicas y biológicas, evoca el expresidente del Gobierno español, aunque fía al futuro si la destrucción de ese arsenal tendría lugar o se trataba de un giro "meramente oportunista".
Ya en los últimos párrafos de su descripción, Aznar señala, sobre sus vivencias con Gadafi, esto: "Yo no comparto casi ninguna de sus ideas, pero tuve la impresión de estar ante un dirigente que había comprendido cuál era el rumbo que había tomado el mundo".
Gadafi obsequió a Aznar con un caballo. "Me explicó que el caballo se llamaba Rayo del Líder, con mayúsculas...A los tres días de volver a Madrid, anunciaron la llegada de un vuelo fletado desde Trípoli para traer el famoso caballo, que ahora se encuentra en una dependencia de la Guardia Civil. Le agradecí el gesto, pero lo que me importa de verdad es que continúe la linea ya iniciada". (En la foto que abre esta entrada aparecen los dos dirigentes junto a Rayo del Líder)
No es que Aznar dijera a lo Rick Blaine (interpretado por Humphrey Bogart) al capitán Louis Renault (Claude Rains) al final de Casablanca:
-Louis, creo que este es el comienzo de una hermosa amistad.
Pero, si seguimos los pasos siguientes... Se non è vero, è ben trovato.
En diciembre de 2007, Gadafi realiza una visita oficial al jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. Se traslada el dictador libio a Sevilla con un séquito de 350 personas. Ha reservado 80 habitaciones para 150 personas en el hotel-hacienda La Boticaria, en Alcalá de Guadaira (foto). Las otras 200 personas de la delegación se alojan en varios hoteles de la capital andaluza: Barceló Renacimiento, Alfonso XIII y Tryp Macarena.
Gadafi tiene prevista una reunión y cena con Rodríguez Zapatero el domingo 16 diciembre de 2007, el inicio de su visita oficial.
Pero el mismo día de su llegada, el sábado 15 de diciembre, Gadafi tendrá un encuentro privado.
Ha invitado a cenar a José María Aznar y a su esposa. Ana Botella, a Sevilla.
El propietario de La Boticaria, José Antonio Sáenz, explica: "Gadafi y Aznar cenarán esta misma noche cordero, aunque el animal será sacrificado y cocinado según el estilo musulmán por los sirvientes del líder libio, que ha instalado también una barbacoa en la conocida jaima levantada en el interior de los jardines de la hacienda".
Ahora, retrospectivamente, se puede saber que Aznar no daba puntada sin hilo.
¿Por qué?
Según los emails intercambiados por el entonces presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, con la empresa Einsa, publicados por el diario Infolibre, Aznar hacía gestiones, en 2008, para representar a la división de armamentos de Einsa en dos mercados de gran interés para la citada compañía: Argelia y Libia.
Dos países en los que según escribía el consejero delegado de Einsa, Pedro Rodríguez Pla, a Aznar, el 3 de octubre de 2008, "está todo por hacer".
El círculo era completo: Aznar había nombrado en 1996 a su amiguito del alma en la presidencia de Caja Madrid; Blesa era consejero de Einsa (1991-1997); Einsa obtuvo decenas de contratos con el Gobierno Aznar. Y, ya fuera del Gobierno, en 2008, Blesa, presidente de Caja Madrid, gestiona para Aznar la representación de Einsa para Argelia y Libia.
¿Cuando comenzó a tener contactos Aznar con Einsa?
Al parecer, en 2006. Es decir, antes de su encuentro privado de diciembre de 2007 con Gadafi en Sevilla.
En un comunicado, Aznar ha señalado que no concluyó ningún contrato o encargo de Einsa, que recibiera retribución o participara en comercio de material de armamento.
Aznar, pues, es transparente.
Claro, se le había olvidado añadir: he sustituido de ramo, en lugar de armamentos vendo desaladoras.
La trama Blesa-Einsa-Aznar-Gadafi, sabemos ahora, fue sustituída por otra mucho más prometedora: la de Aznar-Abengoa-Gadafi.
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