Crece la presión en IU para que caigan responsables políticos de las tarjetas
La dirección afronta un clima de tensión que alcanza a Reneses, secretario de Organización
Izquierda Unida (IU) lleva más de una semana inmersa en un debate sobre las exigencias internas a cuenta del escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid. Pero la formación, dividida entre un sector prudente y quienes reclaman mayor contundencia, se ve obligada ahora a gestionar un clima de presión interna que alcanza a Miguel Reneses, actual secretario de Organización federal y diputado autonómico en la Asamblea de Madrid. Este dirigente negoció en 2009 con Esperanza Aguirre y un sector de CC OO hasta alcanzar un pacto de estabilidad para el control político de la entidad.
Las palabras pronunciadas a puerta cerrada por el joven diputado Alberto Garzón el pasado sábado en la reunión de la presidencia del partido marcaron un antes y un después. Garzón, uno de los dirigentes encargados de fijar la estrategia y los mensajes políticos, exigió depurar responsabilidades en la federación madrileña ante el propio Reneses. Ayer ese clima se extendió a las bases de la coalición. El coordinador del partido en Ciudad Real —una provincia especialmente simbólica por ser la del líder nacional, Cayo Lara— pidió públicamente la dimisión del secretario de Organización y número dos de facto de la organización.
“Nosotros somos de los que piensan que los responsables políticos, que esta semana se conocerán, tienen que dimitir [...], incluido Miguel Reneses”, señaló Jorge Fernández, que en su comparecencia apeló, entre otros, a la diputada autonómica Tania Sánchez, muy beligerante frente a estas conductas. Fernández defiende en conversación telefónica que si las bases piden responsabilidades al Partido Popular y a las otras formaciones políticas, también se tienen que exigir internamente.
Efectos en las urnas
Los tres militantes de IU que usaron las tarjetas b de Caja Madrid ya fueron expulsados del partido. Pero en la dirección federal cunde la inquietud por la repercusión del caso y su carga ante la opinión pública, con vistas a los próximos comicios municipales y autonómicos de 2015 y tras la estela del efecto Podemos, que ya es la tercera fuerza y se sitúa por encima de IU en todas las encuestas.
El propio Lara ha calificado en al menos dos ocasiones de “malditos” a los exafiliados implicados, entre los que se encuentra el antiguo vicepresidente de la entidad, José Antonio Moral Santín, que gastó con su tarjeta 456.522 euros entre 2003 y 2011.
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