También hubo errores en EE UU al diagnosticar al fallecido de Liberia
Cuatro días antes de ser aislado, Duncan ya había ido al hospital con fiebre Tardaron tres días en trasladar a su prometida del apartamento


Antes de convertirse en “el barrio del ébola”, Vickery Meadow era conocido como “la pequeña ONU de Dallas” por las hasta 30 nacionalidades que conviven en un puñado de manzanas en esta ciudad de Texas. Luego llegó el 29 de septiembre. El vecino Hospital Presbiteriano anuncia que un hombre ingresado un día antes podría haber contraído ébola. El 30, las pruebas confirman los peores temores: Estados Unidos tiene el primer caso diagnosticado de la terrible enfermedad en su propio territorio.
Y todos los ojos de pronto se fijan en este barrio al que había llegado el enfermo, el liberiano Thomas Eric Duncan, a visitar a la mujer con quien quería contraer matrimonio. Un plan frustrado por su muerte, el 8 de octubre. África ya tiene más de 4.000 muertos por la epidemia, pero para muchos en EE UU solo ahora, de pronto, el ébola tiene una cara, la de Duncan.
Unos panfletos sobre el ébola y un bote gigante de gel bactericida es lo único que recuerda ya en los apartamentos The Ivy que allí comenzó la odisea de Duncan y de su comunidad. Allí convivió el fallecido algo más de una semana con su prometida, Louise Troh, un hijo de ésta y otros dos jóvenes, hasta que comenzó a sentirse mal. Fue ahí cuando empezaron a torcerse las cosas y se puso en evidencia que hasta un país avanzado como EE UU comete errores que pueden resultar fatales.
Cuatro días antes de ser ingresado y aislado, Duncan ya había acudido al hospital con fiebre y dolor abdominal. Su familia asegura que avisó de que había estado en África Occidental, pero esa información se perdió en algún eslabón burocrático. Error número uno.
Duncan fue devuelto a casa y pasaron casi tres días —multiplicando la posibilidad de contagio, segundo error— hasta que fue ingresado. Ya confirmado el diagnóstico, otro error: su prometida y los otros tres residentes tienen que permanecer en el apartamento contaminado casi tres días más antes de ser trasladados a otra vivienda a completar la cuarentena. Mientras, crece la histeria en el barrio y en el resto del país. La comunidad liberiana de Dallas denuncia la “estigmatización”: sus empleadores les mandan a casa sólo por su nacionalidad. O por su color. O por vivir en el barrio. También en las escuelas cunde el miedo. Hay cinco alumnos en cuarentena por haber estado en contacto con Duncan.
El mismo día en que murió Duncan, el presidente Obama anunció que cinco de los principales aeropuertos del país someterán a controles especiales a los viajeros llegados de las naciones africanas más afectadas. Insuficiente, clama Rick Perry. El gobernador de Texas y posible candidato presidencial republicano en 2016, exige controles especiales “por cualquier lugar por el que la gente entre al país”. Otros republicanos “presidenciables” —como Ted Cruz y Rand Paul— piden prohibir los viajes desde África Occidental.
Sobre la firma

Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.