Castillejos, cuna de yihadistas
El 30% de los terroristas españoles que se han apuntado al Estado Islámico procede de un pueblo marroquí pegado a Ceuta que vive del contrabando
El pueblo de Castillejos, que en Marruecos se llama Fidneq, huele estos días a cordero degollado. Allí se celebra, como en todo Marruecos y en el mundo árabe, la Pascua del Sacrificio, la fiesta del cordero. Las familias se reúnen, sacrifican a la puerta de casa al animal y preparan todo tipo de platos con el mismo ingrediente. En el triángulo formado entre El Rincón, Tetuán y Castillejos algunas familias tienen poco que celebrar y no pueden reunirse todos. De los 51 terroristas españoles reclutados por la yihad que tiene controlados el Ministerio del Interior, 16 proceden de ese vértice, pegado a Ceuta, y de un estrato social bajo, que llegó en aluvión de otras partes del país y que se nutre de su actividad comercial y sobre todo del contrabando.
En cada una de las operaciones conjuntas contra células yihadistas que se producen cada vez más frecuentemente entre las policías de España y de Marruecos en el norte de este país siempre hay detenidos de Castillejos. También son recurrentes las poblaciones de Tánger, Tetuán y Nador. La explicación que ofrecen fuentes relacionadas con la lucha contra este tipo de terrorismo en la zona es sencilla: “Muchos jóvenes de barrios marginales de otras ciudades con poco bagaje cultural y frecuente relación con la delincuencia acuden a Castillejos o Nador atraídos por la posibilidad de empadronarse en esas localidades y conseguir así el pasaporte con la visa especial que se concede a sus habitantes para entrar más fácilmente en Ceuta y Melilla”.
Castillejos está efectivamente parasitada por Ceuta. A apenas dos kilómetros por la carretera de la costa. La ciudad ha duplicado en los últimos años su población y ahora cuenta con unos 85.000 habitantes, los mismos que la ciudad autónoma española. Se calcula que unos 45.000 vecinos de Castillejos hacen a diario ese recorrido, muchos andando, para atravesar como porteadores la frontera, para trabajar como empleadas domésticas, camareros o dependientes en Ceuta. En Castillejos no hay industria, ni agricultura. Vive de Ceuta y del contrabando.
En sus tiendas, con nombres españoles como Ropa Andalucía, Moda Joven o Moda Alegría, donde atiende Mohamed, hay el mismo catálogo de productos que en cualquier mercadillo, pero más baratos. Mohamed lo justifica porque sostiene que compran más género.
La ciudad está relativamente limpia, con casas encaladas de blanco y ventanas celestes, muchas obras en construcción y sin pintadas. En la atiborrada calle comercial y el mercado, donde apenas se ven turistas occidentales, los hombres marroquíes visten como quieren pero se ven cada vez más mujeres con velos islámicos, hiyab y hasta burkas.
La sensación que se transmite al pasear por sus calles de día es de tranquilidad, incluso en el barrio que se conoce de Kandahar. Es la zona más complicada y donde está ubicado el Liceo Abi Rabie Sabti, uno de los dos institutos de la ciudad pero el más marcado.
En este liceo estudió, por ejemplo, el muy mediático yihadista Kokito Castillejos, Abu Tasnim el Magrebí, también llamado Mohamed Hamuch, conocido por sus macabras y sangrientas ejecuciones publicitadas a través de Facebook. Es el mismo centro educativo que albergó en su día a otro joven marroquí reclutado por el Estado Islámico para luchar en Siria y que se presenta en su perfil de Facebook como Farouk El Andalousi.
El experto en terrorismo yihadista José María Gil Garré, que acaba de terminar un estudio con el seguimiento que ha efectuado durante dos años a numerosos perfiles de Facebook de estos terroristas, focaliza en ese liceo de Castillejos un núcleo de formación y reclutamiento a vigilar. Pero en el instituto citado no hay signos evidentes ni de yihadismo ni de salafismo ni de exaltación de la violencia.
El liceo alberga ahora a 1.700 alumnos y 76 profesores, con unas instalaciones en las clases y en el patio exterior muy corrientes, en las que los chavales que acaban de comenzar el curso hace dos semanas apenas se detienen porque están deseando salir ya para empezar el puente festivo. El subdirector, Mohamed El Afaki, asegura que en el poco tiempo que lleva trabajando en este su nuevo destino no ha notado nada raro ni anormal y mantiene que a los chicos no se les enseña ningún tipo de doctrina a favor de la violencia. Eso sí, tienen dos clases a la semana de educación islámica, pero de la moderada imperante oficialmente en todo Marruecos. El jefe de Estudios, Yusef Ascato, si lamenta algo es que los estudiantes prefieran ahora el inglés frente al español como tercera lengua extranjera (tras el árabe y el francés) pero en el fondo lo entiende. Son reacios a dejar ver las clases por dentro y a que se pueda hablar con los jóvenes, “para no molestar”, y están contentos en Fnideq “porque es una ciudad en progreso”.
Anuar Haffa tiene 27 años, nació y vive en Fnideq, tiene una de esas visas especiales, estudió en ese mismo liceo, trabaja bien integrado en un restaurante de Ceuta, y sostiene que jamás le ofrecieron en su pueblo o en su escuela mensajes con contenidos violentos: “Eso no está en el islam”. Rafael Carrasco, el dueño del mesón El Refectorio, con varias generaciones de antepasados ceutís en su familia, representa a la media docena de residentes cristianos que se confiesan hartos de una relación de cohabitación con los musulmanes que ven casi imposible y en la que achacan todos los problemas a la manera en la que los marroquíes entienden y viven atados a su religión.
“Las captaciones no son tan evidentes, se producen sobre todo de dos maneras: a través de alguna asociación que monta reuniones con imanes que imparten las tesis del califato global, que juntan 80 o 90 chicos, y que tras la charla detectan a los dos o tres con más posibilidades para ser trabajados; y, especialmente, a través de las redes sociales”, explica un experto de Ceuta relacionado directamente con las fuerzas de seguridad. Esas congregaciones se efectúan en Ceuta sobre todo en el barrio sin ley de El Príncipe.
Objetivo: "Atacar España"
Facebook es el caladero en el que se ha sumergido durante los dos últimos años José María Gil Garre, quien ha trabajado como perito judicial, tiene buenos contactos con la policía española y marroquí y dirige el Departamento de Estudios sobre Terrorismo del Instituto de Seguridad Global. Está impactado y muy preocupado. “En las conversaciones que he registrado con algunos de estos chicos, por cierto cada vez más jóvenes, hay más alusiones directas a atacar a España, y ya no citas vagas a reconquistar Al Andalus en general, sino cada vez con objetivos más precisos y concretos”, apunta Gil Garre.
“Atacar España ocurrirá pronto. Ya lo verás cuando empiecen a estallar vuestros Ayuntamientos y comisarías. Vais a ver lo cerca que estamos de vosotros”, le comenta en español a través de una charla por Facebook un joven que dice llamarse Imad Jibar. En el rastreo que Gil Garre ha hecho de su perfil ha encontrado que el chico tendría conexiones con más gente de Ceuta y Castillejos, como el famoso Kokito, y que habría volcado a la red fotos de cabezas degolladas tomadas en Siria.
Cuando Gil Garre estableció a finales del pasado mes de agosto otra conversación por Facebook con otro joven yihadista de Castillejos, Abou Dhar, le quiso advertir de que si atacaban indiscriminadamente España podrían causar víctimas también entre ciudadanos musulmanes. El chico, de unos 20 años, replicó: “Somos conscientes de nuestros objetivos y conocemos muy bien el blanco que vamos a atacar. Los musulmanes no se ubican en las iglesias, atacaremos vuestras iglesias”.
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