Vida temeraria y desaparición de El Nene
El cuerpo del narcotraficante más famoso del Estrecho no aparece tras una presunta emboscada en Marruecos sobre cuya veracidad la policía española tiene serias dudas
Mientras el mar no devuelva el cuerpo de Mohamed Taieb Ahmed, la leyenda de este narcotraficante, apodado El Nene por su precocidad en el delito, permanecerá viva durante años, quien sabe si durante décadas. Y si, finalmente, ha muerto, si la emboscada que parece sufrió el pasado domingo, cobra certeza, habrá tenido un final propio de una vida temeraria, permanentemente aliada con el riesgo. Ningún aspecto de su biografía es irrelevante desde que a los 14 años diera sus primeros pasos en el mundo del narcotráfico. El día 27 de agosto cumpliría (o cumplirá) 39 años.
Dos días después de su cumpleaños se estrenará en España El Niño, una película que parece inspirarse en su carrera, si bien la productora lo rechaza (el título no parece fortuito) y él mismo ha negado haber tenido algún grado de colaboración. Cierto o no, nadie supera su fama en el Estrecho, la principal ruta de hachís en el mundo. Cualquier referencia al narcotráfico en ese punto del mapa no escapa a este personaje.
¿Español, marroquí o ambas nacionalidades a la vez?
El Nene ha llegado a tener dos nombres (Mohamed Taieb Ahmed y Mohamed El Ouazzani) y disfrutado de dos nacionalidades a pesar de que no hay tratado de doble nacionalidad entre España y Marruecos. Ha actuado a ambos lados de la frontera y ha tenido una relativa habilidad para evitar los procesos judiciales, si bien, como afirma su hermano Laarby, ha estado cerca de 11 años en prisión.
El Registro Civil de Ceuta, en un hecho sin precedentes, abrió contra él un expediente para retirarle la nacionalidad española en 2003, expediente que finalizó en 2008, cinco años después, justo cuando acababa de regresar de Marruecos tras fugarse de la cárcel.
Nieto de un sargento de Regulares que combatió con Franco, su madre adoptó la nacionalidad española siendo una niña, razón por la que numerosas fuentes judiciales entienden que El Nene es español de origen y no puede ser desposeído de su nacionalidad, al igual que es español su hermano.
Su caso llegó hasta la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, tras los recursos efectuados por Ricardo Ossorio, su abogado durante años. La sala no entró en esta materia pero aceptó que El Nene fuera extraditado por no considerarlo español. La sentencia tuvo el voto particular de cuatro magistrados, de tal manera que su verdadera nacionalidad sigue siendo todavía motivo de debate jurídico.
Porque El Nene era un icono, un ídolo para la juventud musulmana de los barrios humildes de Ceuta durante los difíciles años ochenta, en los que la corrupción y el hachís campaban por sus respetos. En un mundo sin ley, El Nene se hizo un hueco siendo un adolescente, violando códigos del negocio y demostrando sobre todo una gran audacia en el pilotaje de las Phantom, las lanchas que hicieron furor en la zona.
El tráfico de hachís hacia Europa estaba monopolizado por los narcos españoles, quienes subcontrataban el transporte a los pilotos gibraltareños, gente como Alan Parker y Alberto Parodi, muy experimentados gracias al contrabando de tabaco, pilotos que sorteaban con facilidad las lanchas de la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera. Ese era el estado de la cuestión hasta que los narcos marroquíes decidieron formar a sus propios pilotos y hacerse con los beneficios del transporte. Y ahí apareció El Nene, capaz de hacer tres travesías en una sola noche o de navegar en las más adversas condiciones. El Nene trabajaba para uno de los principales capos de Ceuta hasta que decidió establecerse por su cuenta.
Con 20 años ya era un padrino en Ceuta. Y su liderazgo no era discreto. En una ocasión regaló varias decenas del último modelo del Volkswagen Escarabajo entre sus amigos, hecho que no pasó desapercibido en una capital pequeña. Tampoco lo era su comportamiento violento con los agentes del orden a quienes atropelló y golpeó en público; en una ocasión llegó a ponerle un cuchillo en el cuello a un guardia civil durante un control. Fue detenido 17 veces por el Cuerpo Nacional de Policía y 15 por la Guardia Civil, imputado y condenado en varias causas por tráfico de drogas, tenencia de armas e incluso intento de asesinato. Sin embargo, se enorgulleció de que nunca le cogieron un gramo de droga.
Ingresó por primera vez en prisión en el año 2000 por una causa menor, pero en el otoño de 2001, cumplida parte de su pena, obtuvo el tercer grado gracias a la presentación de un contrato de trabajo como gerente de una empresa de compraventa de automóviles (Niegler) que había creado él mismo a través de un testaferro.
Fue detenido 17 veces
Se refugió en Marruecos, en una lujosa residencia en Marina Smir, desde donde dirigió su negocio. Su leyenda había alcanzado tal magnitud que se llegó a publicar que 1 de cada 10 kilos de hachís que cruzaba el Estrecho pertenecía a su organización. Allí adquirió la nacionalidad marroquí bajo el nombre de Mohamed el Ouazzani para evitar una extradición a España.
En el verano de 2003 se produjo un incidente oscuro. Una noche, a la salida de una discoteca en Emarrach, hubo un tiroteo entre bandas rivales que afectó a unos guardaespaldas del rey Mohamed VI. Consecuencia de este incidente, llegó la orden del rey de detener a los implicados, entre quienes estaba El Nene, que fue condenado a ocho años.
Con el tiempo se supo que su estancia en la prisión (Salé), era algo más que confortable. El periodista Alí Lmrabet (detenido por sus críticas a Mohamed VI y luego indultado) describió en un artículo cómo le conoció en la cárcel: “Vivía como un pachá, trataba a los guardias como criados y cada día se hacía servir del exterior platos combinados de todo tipo, postres refinados y el café que uniformados funcionarios de prisiones traían corriendo por los pasillos de la cárcel antes de que se enfriara (...) De vez en cuando solía salir discretamente a la calle”. Trasladado a Kenitra siguió viviendo entre favores, hasta que el 7 de diciembre de 2008, durante un permiso, decidió no volver.
Ha sido un ídolo
Regresó a Ceuta sabedor de que sus causas en España habían prescrito. El mismo día en el que se divulgó su fuga de la cárcel marroquí, estaba en Málaga sacándose el carné de conducir, naturalmente sin examinarse. La decisión no era estúpida: acostumbrado a campar por sus respetos al volante de sus deportivos, la ley había cambiado y conducir sin carné era delito.
Su forma de proceder había sido una provocación para las autoridades españolas y marroquíes, de tal manera que el 24 de abril de ese año fue detenido por una orden de Interpol. Parecía el final: estuvo en la cárcel en Madrid y fue extraditado a Marruecos, luego de despojarle de su nacionalidad española. Hubo varias manifestaciones en Ceuta exigiendo su libertad. Sin embargo, cuando todo el mundo le auguraba una muy larga estancia entre rejas en Marruecos, regresó dos años después por Ceuta. Nadie sabe muy bien cómo se las apañó.
Sus últimos tiempos en España fueron más discretos. Abrió una cafetería en Ceuta y dejó atrás algunos signos de ostentación, como si hubiera madurado. Algunas preocupaciones rondaban su cabeza durante la última semana antes de desaparecer. Hablaba de trasladarse a Marruecos para criar a su hija de 40 días. Su hermano Laarby afirma que recibió un aviso, “duerme con un ojo abierto”, que era toda una señal.
El domingo, su embarcación estaba fondeada en el mar junto a otras dos mientras disfrutaba de una jornada con amigos. Un par de lanchas se acercaron al lugar. De una salieron varios disparos y los agredidos se lanzaron al mar. Nadie ha vuelto a ver a El Nene desde ese momento, una versión sobre la que la policía española no está muy convencida y, dados sus antecedentes, no es extraño que cunda el rumor de que él mismo ha decidido ser el guionista de su propio final.
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