Tercera alcaldesa en un año

“Un médico de familia deriva casos a un cirujano. En ello estamos”. Vicent Serra, doctor comunitario, presidente del Consell de Ibiza y líder del PP en la isla, ironizaba así sobre la crisis de gobernabilidad provocada por las pugnas intestinas de su partido en el Ayuntamiento de Ibiza. La última de estas batallas forzó la semana pasada la dimisión de la alcaldesa de la capital, Pilar Marí, y obligó al partido a abrir un proceso de selección para encontrar un nuevo regidor que aguantase en el cargo 10 meses. Iba a ser el tercero en solo un año. Y el proceso pretendía acercarse a un casting explícito de un político sin pasado ni heridas por guerras internas. Finalmente, el viernes por la noche, se eligió a la candidata número 14 en la lista municipal, Virginia Marí; sin experiencia política pero con linaje conservador: su padre, Antoni Marí Calvet, fue presidente del Consell.

El seísmo ha sido de escala importante. En un año el PP ha derribado en Ibiza a dos alcaldesas, ha tenido dos fugas de ediles (tenía 11 y mantiene nueve) y ha depurado a casi la mitad de sus concejales en el Ayuntamiento. Ahora echa mano de la cola de su lista para ocupar todas esas vacantes. Si no se hubiera hallado un alcaldable adecuado, el PP estaba incluso dispuesto a dar paso a la izquierda. “No quiero gobernar a cualquier precio, prefiero perder la alcaldía, pero ganar la confianza de los ciudadanos”, insistió antes del nombramiento de la nueva alcaldesa José Ramón Bauzá, el líder regional y presidente balear, ante esta extraña situación.

Bauzá impuso el lunes la renuncia al acta de concejal de la alcaldesa dimisionaria, Pilar Marí, y de tres ediles fieles. Los cuatro habían maquinado una operación para echar atrás una decisión de la cúpula del partido sobre quién debía ser el nuevo alcalde.

“Perdón, perdón, perdón a la ciudadanía”, repitieron Bauzá, Serra y otros cargos a coro, ante el desconcierto social generado y la falta de liderazgo y autoridad exhibidos antes de que se produjera el nombramiento.

Pilar Marí, una política profesional desde la Transición, entró en la alcaldía de Ibiza de rebote, en julio de 2013, tras derribar el PP a su propia alcaldesa elegida con mayoría absoluta en 2011: la funcionaria Marienna Sánchez-Jáuregui. Esta, otra veterana del poder, fue sacrificada al verse envuelta en un caso de supuestas irregularidades por ayudas sin control a un grupo de comunicación local afín, Prensa Pitiusa.

“No me gusta este PP”, escribió Pilar Marí un mes antes de ser alcaldesa en el chat de Whatsapp trenzado por una parte de los concejales del grupo popular. “Vicent Serra [el líder insular] nos ha vuelto a traicionar y Bauzá nos da la espalda”, reiteró Marí. Estas frases han sido conocidas ahora y han quemado relaciones. La memoria de estas conversaciones privadas fue difundida por El periódico de Ibiza, que edita Prensa Pitiusa, y provocó la caída de la alcaldesa.

“La crisis es por los whatsapps. No hay un trasfondo político oculto, ni siquiera cuestiones sentimentales secretas o motivos económicos”, reconocía un cargo dirigente del PP. El incendio prendió en los rescoldos de las pugnas cainitas y viejas rencillas locales.

“No negamos que esto tiene efectos electorales negativos, en la capital y en el resto de las islas”, asumía Vicent Serra. Tras 12 años de alcaldías del PSOE, el PP ha estado a punto de devorar completamente su oportunidad para regentar el poder en Ibiza. “Es bochornoso. Un desconcierto lamentable”, ahonda el líder insular.

“No queremos llegar al poder por la puerta de atrás”, anunció la exalcaldesa del PSOE Lurdes Costa, que estuvo dispuesta a gobernar en minoría, con ocho concejales, frente a los nueve del PP; en estas filas de la derecha hay dos ediles de su aliado Partido Reformador. Otros dos concejales son de otras minorías: Eivissa pel Canvi (progresista) y Movimiento Epic (conservador).

Lurdes Costa lamentaba “el circo” de destituciones, maniobras y dimisiones forzadas en el PP, obra de políticos “incapaces, egoístas y egocéntricos”, según ella. Además, destacaba que con Virginia Marí entrará un equipo inexperto, en una ciudad con muchos problemas de calado. El responsable federal de Política Municipal del PSOE, Gaspar Zarrías, reclamó a Mariano Rajoy que se pusiera “fin al intolerable espectáculo” de su partido en Ibiza. A su vez, Francina Armengol, secretaria del PSOE de Baleares, se sirvió del mal ejemplo dado para clamar contra el proyecto del PP para que los alcaldes sean designados por elección directa. Armengol se jactó de los 12 años de alcaldías socialistas de pacto en Ibiza, un tiempo “estable y sin problemas”, en contraste con “el espectáculo del PP con mayoría absoluta”.

El escándalo en la alcaldía y el vacío de poder tiene su origen en la mala gestión de otros escándalos. El anterior presidente del PP de Ibiza, José Juan Cardona, cumple 16 años de cárcel por corrupción debido al caso Scala en el Gobierno de Jaume Matas. El inicial sacrificio público y la posterior sustitución de Cardona partió al PP insular. Además, el líder histórico de la derecha local, el potentado Abel Matutes, está retirado de la política y se dedica a sus negocios, como sus dos hijos que también fueron tentados por la política (Stella Matutes y Abel Matutes) y que ya no militan.