Los resultados dejarían un Congreso ingobernable en unas generales
El PP perdería 49 escaños y se quedaría con 137 y el PSOE, con solo 107
¿Votó usted este domingo? ¿Habría votado si hubieran sido unas elecciones generales? Para muchos ciudadanos, la respuesta a esa pregunta es no, y la segunda, sí. La enorme diferencia de participación entre unas elecciones europeas y unas parlamentarias es solo una, quizá la principal, salvedad a la hora de traducir los resultados de las elecciones europeas de este domingo a hipotéticos escaños en el Congreso de los Diputados. Por eso, todo lo que viene a continuación es solo una simulación, un ejercicio de política ficción. Con esas cautelas y algunas más, los cálculos efectuados por EL PAÍS muestran que las votaciones de este domingo darían, en caso de reproducirse en unas generales, un Congreso mucho más fragmentado que el actual, hasta el punto de resultar casi ingobernable, sin mayorías afines posibles. El PP sufriría un varapalo al perder casi medio centenar de diputados, el PSOE cedería algo más de terreno y las fuerzas minoritarias ganarían peso.
Cada elección es diferente de otra, con sus candidatos, su finalidad, sus temas de campaña, sus reglas, su contexto político y económico y su participación. En esta extrapolación, el cómputo se ha efectuado procesando los resultados del escrutinio de este domingo provincia por provincia y aplicando la ley D'Hondt, tal y como se hace en unas elecciones generales. Se ha respetado el número de diputados asignado a cada circunscripción en las últimas elecciones parlamentarias, las de 2011.
El resultado de la simulación da un giro radical en la hipotética composición del Congreso de los Diputados. Con los votos de este domingo, tanto el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy como el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba perderían diputados. En cambio, avanzarían los partidos políticos minoritarios, dando lugar a una Cámara Baja sin una mayoría parlamentaria clara, en el que sería difícil formar un Gobierno estable salvo en la improbable hipótesis de un acuerdo entre los dos grandes partidos.
El PP continuaría como la fuerza con mayor número de escaños, pero sería también el que más perdería. Pasaría de su cómoda mayoría absoluta de 186 diputados a ser la minoría mayoritaria, con 137 escaños. Una pérdida de 49 diputados con la que se quedaría a 39 de los 176 que marcan el listón de la mayoría absoluta. No alcanzaría esa cifra ni siquiera sumando los apoyos de UPyD, Ciudadanos, Vox, Coalición Canaria, PNV y CiU juntos. Todos ellos —casi imposibles de aunar en una misma coalición, por otra parte— se quedarían en 175 diputados.
Del otro lado, el PSOE perdería 3 de sus 110 diputados. Izquierda Unida daría un salto de 13 escaños hasta 24 y Podemos emergería como la gran estrella ascendente con 19. Los tres partidos de izquierda (de nuevo, difíciles de conjugar) sumarían 150 diputados y aun sumando los 2 de Compromís y los 15 de ERC e incluso los 8 de Bildu (de nuevo en otra hipótesis extrema), tampoco pasarían el listón de la mayoría absoluta.
El único Gobierno estable posible que aparecería en el horizonte tras unas elecciones generales con unos resultados como los de este domingo sería el de una gran coalición PP-PSOE, que sumaría 244 diputados, algo más de dos tercios del Congreso. Pero sería una coalición no solo de dos fuerzas rivales difíciles de conciliar, sino además, de los dos partidos más castigados, que más han empeorado sus resultados. La mera mención de la posibilidad de la gran coalición, por otra parte, ya ha generado reacciones en contra durante la reciente campaña electoral. Las cifras de estas elecciones pueden reavivar ese debate.
El PP sufriría las mayores pérdidas de diputados en Andalucía (12), Cataluña (7), Madrid (6), la Comunidad Valenciana (6) y Canarias (4). El PSOE, por su parte, se vería muy castigado en Cataluña, donde perdería 8 escaños, pero recuperaría 4 en Andalucía.
La proyección de los resultados muestra que los dos partidos nacionalistas más radicales, ERC y Bildu, superarían a los dos más moderados, CiU y PNV, por un diputado en cada caso. CiU, además, pasaría de ser la tercera fuerza política del Congreso por número de diputados a ser la séptima.
UPyD duplicaría su representación parlamentaria actual al ganar diputados en Zaragoza, Sevilla, Murcia, Málaga y Alicante y consolidar el de Valencia y los 4 de Madrid. Pero su avance se ve eclipsado por la irrupción de Podemos, que lograría representación en 15 provincias. En 13 de ellas alcanzaría un diputado, mientras que en Madrid tendría 4 y en Barcelona, 2.
Los partidos políticos con un electorado más movilizado salen beneficiados en las elecciones con baja participación. Eso obliga a relativizar cualquier análisis. Los comicios europeos, además, son con frecuencia utilizados por los electores para un voto de protesta, mientras que en las generales prima con frecuencia el voto útil, a partidos que pueden formar gobierno y que se ven menos penalizados por el sistema electoral. Con todo, la enorme dispersión y fragmentación del voto que se ha visto en estas elecciones europeas no tiene parangón con las anteriores y hay muchos signos de que la pérdida de peso de los grandes partidos no es de carácter meramente episódico.
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