Un 45% de los españoles temen ser maltratados si son detenidos
Amnistía Internacional presenta su campaña contra las torturas de las fuerzas de seguridad
Ali Aarrass pasó 12 días siendo torturado por las fuerzas marroquíes. "Lo colgaron de los puños, luego de los pies, lo violaron con botellas de vidrio hasta que lo desgarraron", cuenta su hermana Farida Aarrass entre lágrimas. Este hombre de 52 años y con doble nacionalidad, belga y marroquí, aceptó que formaba parte de un grupo terrorista después de pasar tantos días incomunicado en el centro de detención de Témara, cerca de la capital de Marruecos. La ONG Amnistía Internacional ha comenzado una campaña contra la tortura, y según la encuesta que han realizado en 21 países, el 44% de las personas temen ser torturadas si son detenidas, 45% en España.
En al menos 141 países se han registrado torturas, según ha informado Eva Suárez-Llanos, directora adjunta de Amnistía Internacional en España, durante la presentación de la campaña "Stop Tortura", este martes en Madrid. "En la UE no son sistemáticos, ni frecuentes, pero cuando se producen quedan sin castigo", denuncia Suárez. Según la organización lo más reprochable del Gobierno de España es la falta compromiso. "No han escuchado a los organismos internacionales, no han aplicado mecanismos de investigación, y no se toman en serio que es un crimen de derecho internacional, que nunca prescribe", puntualiza.
Un ejemplo de esta crítica que le hace Amnistía Internacional a España, es la participación —o falta de implicación— del Gobierno en el caso de Ali Aarrass. El Consejo de Ministros español aprobó su extradición a Marruecos el 14 de diciembre de 2010, a pesar de las advertencias de la ONU y otras organizaciones sobre el posible riesgo de tortura. Farida Aarrass cuenta la historia de su hermano con voz firme, confiada en que su testimonio servirá de algo, con un velo en la cabeza y ojos expresivos, comienza desde el principio. Ali nació en Melilla el 4 marzo 1962. A los cinco años, (ella tenía dos) sus padres se divorciaron y los mandaron a un colegio de monjas.
El informe
La Convención de la ONU define a la tortura como: "La tortura se produce cuando una persona inflige a otra deliberadamente un dolor o sufrimientos severo con fines tales como obtener información o una confesión, o castigar, intimidar o coaccionar a alguien. El torturados debe ser un agente del Estado, o el acto debe contar al menos con un cierto grado de aprobación oficial".
El informe de 40 páginas que ha publicado la ONG Amnistía Internacional deja muy en claro que cualquier acto de tortura constituye un delito de derecho internacional. Esto significa que los gobiernos que han ratificado la Convención contra la Tortura, deben tipificar esta falta como delito, investigar todas las demandas y procesar a los responsables.
Cuando Ali cumplió 15 años lo enviaron a Bélgica junto a su madre que se había mudado a este país. A los dos años Farida los alcanzó. "Mi hermano se puso a trabajar de inmediato, pidió la nacionalidad belga y para ello se apuntó al servicio militar. No tiene antecedentes penales", cuenta la hermana con un castellano pausado, pero comprensible. En 2005, Ali regresó a Melilla con su esposa y su hija que ahora tiene nueve años, para pasar tiempo con su padre. En noviembre de 2006 lo detuvieron por orden del Gobierno de Marruecos, sin embargo, a los tres días es puesto en libertad bajo fianza. Por esta acusación le fue imposible regresar a Bélgica. La pesadilla comenzó.
El 28 de marzo de 2008 fue detenido en Melilla por segunda vez. "Pasó dos años y ocho meses de cárcel en cárcel. Estaba aislado y en condiciones inhumanas, solo pude hablar con él una vez, me contaba que sentía que perdía la voz porque no podía hablar con nadie. ¡Esto también es tortura. Tortura psicológica!", confiesa la hermana. Entonces el Consejo de Ministros español aprobó su extradición. Lo dejó en manos de una justicia vulgar parecida a la muerte.
"Desde que llegó a Marruecos lo comenzaron a golpear con palos, a torturar. Lo amenazaban con que traerían a su hija para violarla enfrente de él. Después de estos malos tratos lo obligaron a firmar un documento en árabe clásico del que entendía muy poco", explica Farida. El 24 de noviembre de 2011 fue condenado a 15 años de cárcel. Actualmente sigue en la prisión de Salé II.
El relator especial de la Comisión de la ONU de Derechos Humanos, Juan E. Méndez, visitó a Aarrass en febrero de 2011 y confirmó que había sido colgado de las muñecas, golpeado en las plantas de los pies, torturado con descargas eléctricas y quemaduras de cigarro. Después de esta visita, Ali fue golpeado otra vez, había hablado demasiado. El Gobierno marroquí ordenó un examen médico en donde se determinó que no presentaba señales de tortura. "Mi hermano asegura que no le importan las represalias, él seguirá denunciando", subraya Farida.
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