La Reina visita en Guatemala un centro que ayuda a 10.000 maltratadas cada año
Más de 800 mujeres fueron asesinadas en 2013 en el país por sus parejas Doña Sofía apoya en público a la amenazada fiscal general, Claudia Paz
La Reina ha visitado este martes en Guatemala un lugar por el que pasan cada año 10.000 víctimas de violencia de género y sexual: un centro de atención integral, instalado en el Ministerio Público, el equivalente en España a la Fiscalía General del Estado, que el Gobierno, a través de la Agencia Española de Cooperación, ha ayudado a financiar. Doña Sofía ha escuchado, sobrecogida, las escandalosas cifras que le iba proporcionando su guía, la fiscal general del Estado, Claudia Paz: más de 800 muertas cada año; 10 de cada 100.000 habitantes en un país en el que viven 15,4 millones de personas. Guatemala es el tercer Estado del mundo con más feminicidios, solo por detrás de El Salvador y Jamaica.
"Los jueces no hacían caso a las mujeres que denunciaban a sus maridos", le ha explicado la fiscal guatemalteca a la Reina. Por eso, una de las primeras medidas, en las que ha colaborado España, ha sido la de formar en materia de violencia de género a 600 magistrados y 2.000 auxiliares judiciales. Lo primero es cambiar mentalidades. Y no es fácil. Los jueces y fiscales como Paz, referente en la lucha contra el crimen organizado y la impunidad -impulsó la causa contra Ríos Montt por genocidio-, reciben amenazas y son víctimas de agresivas campañas de desprestigio. A esta fiscal, que estudió en la Universidad de Salamanca, gracias, precisamente, a una beca de la Agencia Española de Cooperación, la han acusado hasta de haber formado parte de la guerrilla. El suicidio, el pasado 2 de marzo, del magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Guatemala, César Barrientos, causó una conmoción en el país. Según fuentes próximas al magistrado, estaba recibiendo fuertes presiones para encubrir casos de corrupción.
Una vez en el centro, la víctima realiza su denuncia, es examinada por un forense y recibe el asesoramiento psicológico, judicial y de trabajadores sociales. Al final del recorrido, que ha repetido la Reina, algunas de las víctimas salen con orden de alejamiento de sus maltratadores. Solo por la sala de violencia sexual, pasan cada día seis mujeres que han sido víctimas de una violación. "¿Y después qué hacen? ¿Dónde van?", ha preguntado doña Sofía. Después vuelven a casa, le han explicado. No tienen otra opción.
En su recorrido, la Reina ha conocido a Mirelle, que acompañada por su madre y su bebé de dos meses, se había atrevido, finalmente, a dar el paso y denunciar. Algunas se arrepienten a los pocos días y retiran la denuncia. En 2013, 3.525 mujeres siguieron adelante. Solo 912 de esos casos terminaron en sentencias condenatorias. La cifra de impunidad en violencia de género es todavía muy alta, aunque los cooperantes españoles aseguran que en los últimos cuatro años se han reducido un 45% el número de violaciones.
El centro lleva en funcionamiento desde 2010. De momento, solo en la capital, ciudad de Guatemala, hay un lugar como este. Las víctimas que viven en el campo lo tienen mucho más difícil, entre otras cosas porque en muchos casos no hablan el mismo idioma que jueces y fiscales. El Gobierno de España ha destinado 50.000 euros a un programa para formar intérpretes judiciales en las 22 lenguas mayas que se hablan en el país.
Claudia Paz, a la que su homólogo español, Eduardo Torres Dulce, condecoró recientemente con la orden de San Raimundo de Peñafort, destacó "la fuerte hermandad entre España y Guatemala en la lucha contra la violencia de género y la impunidad" y agradeció la presencia de doña Sofía, "una manifestación de su compromiso con los ciudadanos de este país y su sistema judicial". El presidente del país, Otto Pérez Molina, agradeció a la Reina el esfuerzo solidario que España está haciendo en cooperación y doña Sofía le respondió que valoraba especialmente el trabajo que se había hecho en materia de violencia de género.
Al final del recorrido por el centro, los cooperantes españoles le presentaron a Madison, una niña de siete años, que vive en uno de los barrios más peligrosos de Guatemala, a la que estaban intentando alejar de ese entorno violento gracias a su gran pasión: el baile. La niña se dedicaba a invertir sus escasos ahorros en un ciber café para ver vídeos de Shakira porque quería aprender a bailar como ella. También con dinero de la cooperación española, ahora aprende en una academia de baile, como pudo demostrar en directo a doña Sofía.
En su viaje a Guatemala para visitar los proyectos financiados con dinero de la cooperación española, la Reina también ha visitado una escuela taller que trata de enseñar a chavales de 13 a 18 años oficios que los aparten de las maras y bandas locales. Yaravi, profesora del taller de jardinería, celebra estos días un gran éxito: la contratación en prácticas en los servicios municipales de uno de sus alumnos. "Estuvo 13 veces en la cárcel. Estaba en las maras. Cuando llegó aquí aún tenía los tatuajes. Ya se los ha quitado, y ahora, con 19 años, tiene un trabajo. Estoy feliz por él".
La petición de la hermana Uti: "No más recortes"
La Reina terminó la jornada visitando Futuro Vivo, un colegio para 200 niños en situación de pobreza y marginación que lidera la hermana Uti, natural de El Oso (Ávila). "Llegué aquí hace 17 años. Venía de República Domininacana de otro proyecto con niños haitianos y dominicanos. He venido a Guatemala para que estos niños tengan vida. Para nosotras la pobreza es muerte e injusticia", ha explicado. La religiosa ha agradecido la ayuda que recibe de España "pese a la crisis", para mantener el colegio, y ha pedido que no haya "recortes". "Ha sido un orgullo la visita de la Reina, poder mostrarle lo que pueden hacer estos niños que han salido de un barranco", dijo poco después de que los alumnos dedicaran un pequeño concierto con violines incluidos a doña Sofía. La Reina saludó uno a uno casi a todos los niños de la escuela, algunos de ellos con impresionantes dramas detrás, como el de una pequeña que perdió a sus padres, narcotraficantes, en un ajuste de cuentas.
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