Paso adelante con reservas
La clave del proceso que se abre va a estar en que los presos de forma individual cumplan los requisitos que marca la ley
Dos meses y medio después de que el colectivo de presos de ETA anunciara que asumía la legalidad penitenciara y su reinserción individual, de manera progresiva, los reclusos de la banda han materializado su primer paso con la petición de beneficios penitenciarios para enfermos graves y mayores de 70 años, previo rechazo de la violencia, reconocimiento del daño causado a las víctimas y el compromiso de indemnizarlas. Una medida que afecta en una primera etapa, a 18 etarras.
El comienzo del cumplimiento de ese compromiso es otro paso adelante en el cierre definitivo del ciclo terrorista, aunque su presentación en el diario Gara aparece nublada por rasgos propagandísticos habituales del mundo carcelario etarra. Unos rasgos propagandísticos que abona la sospecha de que la izquierda abertzale utiliza estos pasos como reclamo electoral, como ha apuntado este miércoles el lehendakari Urkullu.
Pero la clave del proceso que se abre va a estar en que los presos etarras de forma individual cumplan los requisitos que marca la ley: rechazo a la violencia, reconocimiento del daño injusto causado y pago de indemnizaciones. Y que lo asuman de manera sincera y coherente con su conducta. No basta con limitarse a realizar un juego formal estandarizado. Y por eso sobra el aparataje propagandístico. Es lo que le reclamaron todos los partidos vascos y el propio Gobierno vasco hace ya más de un año.
Es también la clave a la que debe acogerse la Administración penitenciaria para aceptar o no beneficios penitenciarios, teniendo en cuenta además que el terrorismo lleva ya desaparecido hace ya más de dos años.
El presidente Rajoy tiene razón cuando dice que los ciudadanos y el Estado no debemos nada a ETA. Es ETA quien debe a los ciudadanos el reconocimiento de la tragedia que ha causado con más de 800 asesinatos en su historia. Y eso es lo que debe quedar claro en el mensaje de los presos de ETA que aparece difuminado con el aparataje propagandístico.
Si los presos cumplen esos requisitos con claridad, la sociedad podrá pedir al presidente Rajoy que, en aras de la convivencia, muestre la grandeza y superioridad del Estado de derecho sobre los terroristas, haciendo oídos sordos a la venganza y aplicando la ley de modo adecuado al tiempo en que ha desaparecido el terrorismo. Pero para eso los presos de ETA deben dejar claro su reconocimiento del daño injusto causado a sus más de 800 víctimas.
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