Descendientes de moriscos reclaman un gesto a España
Una asociación andalusí pide un trato similar al que tendrán los sefardíes
Los sefardíes —descendientes de los judíos expulsados de España en 1492— van a obtener, cinco siglos después, una cierta reparación histórica por parte de España, que va a crear un mecanismo directo para concederles la nacionalidad española. ¿Por qué no reciben ese mismo reconocimiento los moriscos? Los descendientes de los musulmanes que también fueron expulsados —ellos en el siglo XVII— reclaman al Gobierno el mismo trato que va a dar a los sefardíes, o al menos un gesto en esa dirección. Se apellidan Loubaris (de Olivares), Bargachi (de Vargas) Buano (de Bueno), Sordo, Denia, Lucas... y son unas 600 familias en Tetuán, Rabat y Fez, las ciudades de Marruecos donde fueron acogidos tras su expulsión.
El Gobierno anunció el 7 de febrero una modificación del Código Civil para conceder la nacionalidad española a todos los sefardíes que lo pidan y puedan acreditar tal condición. “El Estado español debería reconocer el mismo derecho a los moriscos; de lo contrario, su decisión sería selectiva, por no decir racista”, afirma Bayib Loubaris, presidente de la Asociación Memoria de los Andalusíes (como en Marruecos se denominó a los descendientes de los cerca de 300.000 moriscos expulsados).
Loubaris, que aplaude el gesto hacia los sefardíes, precisa en cualquier caso que la exigencia de la nacionalidad no es la prioridad de la asociación, aunque algunos de sus miembros sí llegaron a mandar una carta al rey Juan Carlos para solicitarla.
Si bien los moriscos no conservaron (como sí hicieron los sefardíes) la lengua española —y esta es una de las razones que alega el Gobierno para hacer la distinción—, llevaron con ellos a Marruecos un estilo de vida que aún hoy es reconocible en la arquitectura (los tejados de tejas verdes), la vestimenta, la gastronomía o la música andalusí.
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