El PP se hunde por abandonar el centro
Los populares siguen su tendencia a la baja en el 30,8% en estimación de voto El PSOE tampoco logra hacerse con la franja de voto que decide las elecciones
El PP sigue su tendencia a la baja en estimación de voto y solo le salva la menor caída del PSOE que a duras penas mantiene sus constantes vitales. El llamado bipartidismo continúa su hundimiento y su sangría de votos, en favor de otras opciones y, sobre todo, de la abstención ascendente que recoge el malestar y desencanto general. Según la encuesta de Metroscopia para EL PAÍS, el PP tendría un exiguo 30,8%, con tendencia a la baja —ha perdido 1,8 puntos en un mes y casi 14 desde las generales de 2011—, frente a un 31,7% del PSOE —1,8 puntos menos que en enero y tres más que en las generales.
Hay que hacer siempre la salvedad de que la mínima ventaja de 1,1 puntos en favor de los socialistas es en la práctica un empate técnico, susceptible de invertirse en función del margen de error. Y, sobre todo, que se trata de tendencias de trazo grueso que indican la bajada de los dos grandes partidos y, sobre todo, el enorme desgaste del Gobierno del PP.
Esas tendencias son especialmente reveladoras para las elecciones europeas de mayo porque, a falta de conocerse los candidatos respectivos, puede aventurarse que la suma del voto de PP y PSOE será menor que nunca y la ventaja del más votado será, en todo caso, mínima.
IU y UPyD siguen su tendencia al alza y la abstención sigue aumentando
La participación estimada es del 65%, seis puntos por debajo de la de las generales de 2011. Es decir, la confirmación de las tendencias depende en gran medida de si los dos grandes partidos son capaces de movilizar a los electores que se muestran dispuestos ahora a dar la espalda a las urnas.
Su movilización dependerá, por ejemplo, de si el PSOE consigue rentabilizar decisiones del Gobierno como la de la reforma de la ley del aborto para llevar a abstencionistas a votar y castigar así a Mariano Rajoy. O si el Gobierno es capaz de vender la futura supuesta bajada de impuestos, los datos macroeconómicos favorables o el mensaje apuntado por Dolores de Cospedal en la Convención: O el PP o la nada.
La clave del desgaste del PP está en que los ciudadanos no perciben mejoría alguna; en el porcentaje de ciudadanos que votaron a Rajoy creyendo que traía la solución a la crisis y ahora se sienten defraudados y, especialmente, en el sesgo ideológico de muchas de sus decisiones.
Según al interpretación de las llamadas “tripas” del sondeo, a la luz de los acontecimientos y las decisiones del Gobierno, resulta revelador el dato del abandono del centro del espectro ideológico por parte del PP. Son los votantes que apoyaron a Rajoy como mal menor en una situación de crisis y decadencia del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero y que, por tanto, pueden fluctuar entre los dos grandes partidos. O entre esas dos formaciones y la novedad de UPyD que aspira a restarle votos a ambos desde una posición equidistantemente crítica y, de hecho, logra hacerlo.
En ese centro ideológico se sitúa un 38% de los electores, frente al 31% que se adscribe al centro-izquierda y el 16% del centro-derecha. Según la encuesta, en el centro puro el PP solo tiene en este momento el 9,8% de los votos, mientras que el PSOE logra el 11,2%. El PP ha cedido el centro.
La clave del éxito de UPyD es que tiene el 8,6% de los votantes de centro, con capacidad para recoger de PP y PSOE. El partido de Rosa Díez tiene una estimación de voto global del 8,5%, casi el doble del 4,7% de las generales de 2011. Al PP le alejan del centro decisiones como el proyecto de ley del aborto o las anunciadas reformas legales vinculadas a derechos fundamentales, como la de Seguridad Ciudadana que establece sanciones administrativas sin intervención judicial para conductas que ahora son faltas analizadas por jueces o consideradas por estos como no punibles.
Por eso, y especialmente en lo que se refiere al aborto, el malestar es manifiesto en el seno del PP. En mayor grado esa contrariedad cala en barones regionales del PP que deben presentarse en 2015 a elecciones autonómicas y competir por el centro ideológico perdido. Tiene algo que ver con eso que la cara y la vanguardia de esa reforma, Alberto Ruiz-Gallardón, sea el ministro peor valorado, a pesar de que partía de buenas valoraciones.
En las europeas, ese 38% de electores de centro desnivelará el empate técnico con el que parten.
Y mientras descuida el voto del centro, susceptible de darle el triunfo en unas elecciones, el PP ni siquiera afianza el voto de la derecha más extrema porque, por primera vez, deberá competir en ese espectro con otra fuerza política, VOX. No hay previsión de resultados para este nuevo partido, pero cada voto que le quite al PP será un voto que antes nadie le disputaba al partido de Rajoy.
IU sigue siendo el otro beneficiario del desplome del bipartidismo con un 13,5% de los votos, casi el doble de su último resultado, lo que muestra que el PSOE tampoco aglutina o recupera a electores de su izquierda.
La encuesta muestra también que el mensaje de impostada unidad de la convención del PP no ha calado, porque el 69% lo pone en cuestión. Un 66% lamenta que no se hablara de problemas de los ciudadanos. La otra noticia pésima para el Gobierno es que el 73% no ve remedio inmediato a paro y las perspectivas de recuperación se ven lejanas, mientras el 75% dice que la reforma laboral ha traido más desempleo.
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